Ahora los pueblos | Balance y perspectivas económicas en Latinoamérica

Nos enfrentamos a un complejo panorama económico internacional

29/12/22.- Nos enfrentamos a un complejo panorama económico internacional, el crecimiento del producto interno bruto, la actividad económica y del comercio mundial, han cerrado a la baja, como consecuencia de la guerra en Ucrania. “Se prevé que 2022 cerrará con un crecimiento del 3,1 %, cuando antes de la guerra se proyectaba una tasa del 4,4 %. Para 2023, se espera que se acentúe la desaceleración y que el PIB global crezca un 2,6 %. Las economías avanzadas crecerían un 0,6 %, mientras que las emergentes y en desarrollo lo harían un 3,7 %” (1).

El asedio a la Federación Rusa, por parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), provocó el estallido de la guerra el pasado febrero. El alza de los precios de los alimentos y la energía se manifestaron como efectos inmediatos, profundizando las tendencias inflacionarias que se vienen enfrentando desde 2021. Los índices de inflación de los precios al productor y al consumidor aumentaron de manera generalizada durante 2022.

Se espera que para 2023 continúe la tendencia a la baja de los precios de las materias primas en general, de los alimentos y la energía en particular, que se han ajustado en los últimos meses del año 2022. “En concreto, se estima que los bienes energéticos se situarán en 2023 más de 40 % por encima del nivel observado en 2021 y los alimentos, en 11 % por encima. En el caso de los metales básicos y los minerales, sí se espera una reducción de precios de 17 % con respecto a los vigentes en 2021" (2). Asimismo, en los últimos meses han disminuido las dificultades de las cadenas mundiales de suministro, otro factor inflacionario desde la pandemia.   

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estima que, para el cierre del año, la región presente una recuperación de los mercados laborales, “la tasa de desocupación se redujo del máximo alcanzado en el tercer trimestre de 2020 (11,5 %) al 7,0 % registrado en el segundo trimestre de 2022 … Más de la mitad de los puestos de trabajo que se crearon fueron en los sectores de comercio, restaurantes, hoteles, servicios comunales, sociales y personales, mientras que la industria manufacturera contribuyó con un 17,4 %.” (3).  

Sin embargo, se han profundizado las brechas entre hombres y mujeres en la tasa de participación laboral y la tasa de desocupación, así como, el aumento de la informalidad. “Al cierre del primer semestre de 2022, la tasa de informalidad regional promedio alcanzó un 48,8 %, 0,3 puntos porcentuales por encima de la observada en 2021… Por su parte, los salarios reales han tendido a caer, la mediana regional del salario real promedio experimentó una disminución del 0,6 % en el segundo trimestre de 2022" (4).

El consumo público ha registrado una desaceleración y la inversión privada contribuyó positivamente al crecimiento del PIB durante el 2022. El valor de las exportaciones de bienes bajó en 20 % para el 2022, en comparación al crecimiento del 28 % registrado en 2021. Para el último trimestre, se espera una contracción del consumo privado, “…debido a la profundización de los efectos de la inflación sobre la capacidad de compra de los hogares, el agotamiento de sus excedentes de ahorro y el aumento del costo del crédito...” (5).

El nivel de endeudamiento de los gobiernos de América Latina para septiembre de 2022, fue de 51,2 % del PIB. “…las necesidades de financiamiento externo para 2023 se ubicarán en torno a los 571.000 millones de dólares para la región en su conjunto. Estas necesidades surgen porque ese año los países deberán enfrentar el pago de compromisos de deuda externa por valor de aproximadamente 462.000 millones de dólares, así como financiar un déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos que se estima en unos 109.000 millones de dólares" (6). La región enfrenta condiciones desfavorables para el refinanciamiento de la deuda pública. El aumento de las tasas de interés y las depreciaciones de la moneda dificultan a los gobiernos el financiamiento de su deuda en 2023. 

América Latina sufre profundas brechas estructurales de desarrollo, la desigualdad, pobreza, informalidad y sistemas de protección social, salud y educación débiles, limitan su potencial económico y social. El lento crecimiento, los bajos niveles de inversión y productividad, no permiten el impulso de un crecimiento sostenido e inclusivo. Al tiempo que, el cambio climático plantea una amenaza real en la región, por su elevada vulnerabilidad.

Es importante adoptar una perspectiva estratégica del gasto público, priorizando las inversiones en programas y proyectos con altos rendimientos económicos, sociales y ambientales que generen empleo de calidad y promuevan la igualdad de género y la transformación de la estructura productiva. Para promover cambios estructurales en el estilo de desarrollo, es necesario fortalecer la sostenibilidad fiscal, la cual debe priorizar la movilización de recursos internos, en particular de ingresos públicos, que históricamente han sido insuficientes para atender las demandas sociales.  

La Cepal propone una serie de posibles motores del desarrollo para la región: transición energética, electromovilidad, economía circular, bioeconomía, industria manufacturera de la salud, transformación digital, economía del cuidado y turismo sostenible. Destaca, en particular, el potencial de desarrollo que presentan las inversiones relacionadas con la adaptación al cambio climático y su mitigación. Las inversiones en estas áreas generarán grandes beneficios económicos, impulsando la generación de bienestar social a largo plazo.

Anabel Díaz Aché


Fuentes consultadas: 
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), División de Desarrollo Económico. Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe, 2022. Publicación de las Naciones Unidas Disponible en: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/48574/4/S2201169_es.pdf
  


Noticias Relacionadas