Historia viva | Bolívar enero 1823
Estaría comiendo hallacas de cochino y gallinas muy probablemente
04/01/23.- La dinámica de la guerra no daba tiempo para lo que hoy conocemos como fiestas navideñas, hubo una suspensión de hostilidades, pero para la personalidad de Bolívar no había descanso, porque aunque su brazo repuso la espada en la vaina, su mente se ocupó intensamente en la Campaña del Sur y, por supuesto, en los asuntos del nuevo y gigantesco Estado-nación que estaba insurgiendo, el Congreso, la Constitución. Había trabajo por hacer.
Nos queda recrear los episodios más significativos. Luego de que el Libertador inició la Campaña del Sur, muchos pidieron licencia para pasar unos días con sus familias. Los soldados más desafortunados que tenían sus seres queridos a distancias insalvables quedarían en el cuerpo de tropa que acompañó a un Bolívar con el rostro de triunfo en una sonrisa satisfecha después de aquel Delirio en el Chimborazo.
Ello no significó que no hubo tiempo para ir a las iglesias, a las misas de gallo, quién sabe si a escuchar villancicos, luego brindar con una copa de sangría o vino como gesto de alegría ante los éxitos alcanzados en 1822 junto a su estado mayor, cerca o lejos con Sucre , Briceño Méndez, Oleary y sus soldados.
Quizás a comer hallacas, quién sabe si sentarse a ver la estrella de Belén en el hermoso cielo refulgente desde los cielos del Sur, donde los olores de las flores de medianoche aromatizaban el ambiente y quizás una compañía amorosa que haría las veladas más placenteras, pues, al fin y al cabo, Bolívar era un hombre de fibra apasionada y romántico.
El Libertador dio cuenta de su angustia por el abastecimiento, especialmente de carne para las tropas patriotas, como lo hizo en comunicaciones urgentes a Francisco de Paula Santander desde donde quiera que se encontrara, mientras que el vicepresidente se quejaba de tales solicitudes.
Lo que quiere decir que para finales de diciembre y principio del año 1823, estarían comiendo hallacas de cochino y gallinas muy probablemente. Como guerrero, junto a sus tropas, estaría ocupado en asuntos regulares de supervisión, los pertrechos del parque militar, atención a los heridos, en fin recuperación de un ejército que se preparaba para crear un Gobierno republicano de gigantescas dimensiones.
¿Cuál era la percepción del pueblo ante la presencia del presidente Simón Bolívar en el Sur?
Podemos pensar en un escenario de alegría al estar en paz y las fiestas navideñas, en el entendido de que siendo un pueblo creyente cristiano, estaría en las procesiones desde Caracas, la iglesia de la Villa del Rosario, Bogotá, Quito y en la misma Lima, por cuyos predios cercanos se encontraba el Libertador.
El Libertador era un huésped especial en las pequeñas villas campesinas enclavadas en los valles del Perú, que a la postre constituían un escenario ideal para pasar unos días navideños, con su frescura decembrina, sus mujeres encantadoras de tes mayólica, muy parecidas a María la Virgen que por esos días junto a José estaría resguardando al Mesías de los órdenes de Herodes.
Solo podemos imaginar a Bolívar asistir a misas provincianas junto a su Estado Mayor y presenciar con alegría las muestras de cariño del pueblo peruano ante su presencia mas no de la oligarquía. Aquella escena recreada del ritual en la Procesión de las Posadas como lo hacían en Colombia en Cucutilla cuando un anciano de nombre don Pablo Rubio, probablemente nacido en 1870, recordaba para 1965 la memoria de un villancico que se cantaba en aquella procesión:
Mi amada compañera desfallece. Venimos afrontando la jornada.
En nuestras almas el contento crece. ¿Podréis administrarnos la posada?
Haced la caridad, haced la indulgencia, que de Dios recibiréis la recompensa.
No hay caridad, no hay indulgencia. De dar posada hoy no es día.
Apartaos y dejad la concurrencia, que ambiciones trae la porfía.
Bolívar a principios de 1823 fue llamado por los peruanos para completar la campaña militar, a fin de terminar con los focos realistas que aún se resistían en aquellas regiones, así envió a Sucre al frente de las divisiones colombianas, venezolanas y quiteñas para preparar su llegada a Lima.
Y como en el pasado a la oligarquía limeña la presencia de Bolívar la incomodaba, como lo señala Gustavo Pereira, “terratenientes, prelados, comerciantes y funcionarios de toda laya, beneficiarios causahabientes del sistema colonial no se andaban por las ramas y acuden a todos los medios para impedir los avances del procesos independentista”, hoy por hoy a la oligarquía peruana le sigue incomoda do, ya que tiene como escenario caliente a ese país.
Aldemaro Barrios
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