Crónicas y delirios | Sátiras y escarnios a gobiernos en Venezuela

Sátiras, pullas, mofas...

06/01/23.- En distintas épocas del acontecer venezolano, gobiernos de turno han sufrido las sátiras, pullas, mofas y escarnios de estudiantes, escritores, periodistas y humoristas, como una manera de expresar críticas e inconformidades. Hoy, mediante esta crónica memoriosa evocamos algunos episodios con destino a los lectores jóvenes (materia quizás de “periódicos de ayer” para los más vetustos). 

La Delpiniada fue una parodia bufa que tuvo lugar en el Teatro Caracas (marzo de 1885), organizada por estudiantes y escritores, con el fin de burlarse de la extravagante grandilocuencia de Antonio Guzmán Blanco, y que tuvo como personaje central al poeta ingenuo Francisco Delpino y Lamas, denominado “El chirulí del Guaire” o “El arrendajo de San Juan”, cuya testa ungieron con una corona de laureles, llenándolo a la vez de falsos e ilusorios honores.

Delpino y Lamas, obrero en una sombrerería de la ciudad, era famoso por los versos chuscos y disparatados que dedicaba a la mulata Ninfa Flora, y por otros confusos poemas que denominó Metamorfosis. De los más celebrados humorísticamente es su poema Impronta:
Pájaro que vas volando
parado en tu rama verde;
pasó cazador, matote;
¡más te valiera estar duerme!

O como Mis ratos en el baño:
Cuando por tu vergel vaya un canario
y entre flores te cante divino,
no lo espantes, que es mi humilde emisario,
tu cantor, Francisco Antonio Delpino.

La Velada Literaria resultó apoteósica en su farsa, y Joaquín Crespo, presidente guzmancista, no perdonó la humorada, apresando al poeta Delpino y a su corte de guasones.

Una parodia análoga ocurrió el año 1901 como crítica al caudillaje de coroneles y generales sin título que dominaba en el gobierno de Cipriano Castro, cuando fue homenajeado el quincallero ambulante Alfonso Sacre, de origen  libanés, quien por sus humos de falso general fue también coronado y vitoreado en lo que se llamó La sacrada. Los estudiantes de la Universidad Central, a guisa de protesta contra el caudillismo militar, escogieron a este pintoresco personaje como picaresco símbolo de la descomposición política; y crearon la Sociedad Glorias del general Alfonso Sacre para zaherir a Cipriano Castro y su régimen, con el respaldo del periódico satírico La Linterna Mágica, de Maximiliano Lores y Luis Muñoz Tébar.

Como era época de carnaval, una manifestación de 60 coches atravesó Caracas para escoltar a Sacre, que saludaba al público agitando un pañuelo blanco a la manera del propio Presidente cuando paseaba en su yegua. Por mala suerte, la comparsa de Sacre se topó con la comitiva oficial, y Castro, al sentirse objeto del sarcasmo, dispuso tomar represalias deteniendo y expulsando de la UCV a los 24 estudiantes involucrados, además de clausurar la universidad. No obstante, tiempo más tarde, por mediación del rector Santos Dominici, el general Castro acordó abrir de nuevo la Casa de Estudios y autorizó la reinscripción de los alumnos sancionados.

Nuestro gran humorista, caricaturista y poeta Leoncio Martínez, Leo, publicó en su célebre periódico Fantoches una caricatura alusiva al dictador Juan Vicente Gómez, que contenía las imágenes de una persona con atuendo de turco y la de un hombre muy obeso al lado. La leyenda agregaba su evidente y valiente mensaje: “¡Hasta cuándo gomes!”, le decía el turco al personaje obeso. Leo fue apresado de inmediato por la policía para purgar otro de sus frecuentes carcelazos.

El poeta Francisco Pimentel, otra de nuestras luminarias del humor, fue detenido tantas veces por el régimen gomecista, que cuando los esbirros, en interrogatorio, le preguntaban su profesión, él respondía: “preso político”.

El año 1950 una Junta Militar, integrada por el general Carlos Delgado Chalbaud, quien la presidía, y los tenientes coroneles Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Llovera Páez, como ministros de Defensa y de Relaciones Interiores, gobernaba Venezuela luego de haber derrocado al escritor Rómulo Gallegos en el golpe de Estado de 1948. 

Pese a las medidas represivas existentes, los grupos opositores prosiguieron la lucha en la clandestinidad, y la gente por lo bajo hacía chistes acerca de los miembros de la Junta Militar, llamándolos Los Tres Cochinitos, igual que la manteca del mismo nombre, cuyo eslogan con pegajoso fondo musical colmaba las emisoras radiales: “Manteca Los Tres Cochinitos, más pura, más fresca, purita manteca criolla para freír y amasar…”.

Lo asentado viene a cuento porque el 20 de abril de 1950 apareció en el matutino El Nacional la noticia con el título de “En Ciudad Universitaria fue plantado primer pilote para el Estadio Olímpico”, y dentro de la reseña se afirmaba “estuvieron presentes los tres cochinitos de la junta”. Esa misma noche el gobierno suspendió la edición del diario y detuvo al periodista que escribió la noticia, al jefe de taller y a Miguel Otero Silva, copropietario del periódico.   

Como a la semana de investigaciones no había pistas sobre el autor del hecho, el coronel Llovera Páez le dijo con ironía a Otero Silva: “Quizás el responsable fue uno de esos duendes que hay en las imprentas, pero la próxima vez que suceda algo similar clausuro el periódico y te meto preso indefinidamente”.

Aquiles y Aníbal Nazoa fundaron durante el gobierno represivo de Rómulo Betancourt el órgano humorístico El Fósforo, cuyo lema era “Un periódico que se llama así porque en cualquier momento lo raspan”. ¡Tenían razón los visionarios Nazoa porque en el sexto número efectivamente lo cerraron!

La Pava Macha, tabloide de humor concebido por Kotepa Delgado, fue memorable por los ingeniosos y certeros dardos contra el presidente Betancourt, a quien zaherían en caricaturas y fotomontajes: Rómulo encaramado en un caballo blanco en la Plaza Bolívar, Rómulo en traje de cosmonauta, pero con el nombre de “plomonauta” (por su acción represiva); o las menciones a Carlos Andrés Pérez como doctor “Horroris Causa”, o sus celebradas manchetas sobre el acontecer político nacional. La chistosa virulencia de La Pava acarreo algunas citaciones a la policía, pero el asunto no pasó de ahí.

Se nos acabó el límite de las cuartillas y nos quedaron muchos temas en el tintero virtual de la computadora, ¡otra vez será!

Igor Delgado Senior

 

 

 


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