Hablemos de eso | CLAP

Son millones de bolsas, alrededor de seis millones

Desde hace unos meses la bolsa del CLAP trae café y a veces azúcar, aceite, leche. Con toda seguridad harina amarilla, arroz y -un poco disminuida desde el inicio de la crisis internacional del trigo- pasta. Llama la atención la inclusión de una bolsita de mayonesa. Algún cabeza e ñame decía en el Metro con cara analítica que nos están obligando a comer puro carbohidrato, como si fuera obligado retirar la bolsa y comerse lo que trae: ojo, viene la policía del CLAP a ver si te comiste las arepas de harina amarilla con mayonesa.

Le pregunto a Carlos, el más escuálido y simpático de mis amigos que si le gusta la mayonesa. Me dice que solo si es de la buena. Pregunto cuál es la buena y contesta, con un poquito de duda por mi posible trampa creo yo, que Kraft o Mavesa... Parece que hay otra que también me dice que es buena y más barata. Pienso que hay gente que cree que la mayonesa hecha en casa es una imitación de la industrial, que es la original, la de verdad, la buena. Que se olvidaron que la mayonesa industrial imita la mayonesa hecha en casa. Que creen que la arepa de maíz pilado o pelado es para sustituir la de harina y que ya no saben que es al revés, que para imponerse la harina de maíz industrial hubo una guerra sostenida para sustituir a la arepa auténtica de maíz pilado, hervido y molido en casa.

Si uno se toma el trabajo de ver las marcas de la harina que viene en la bolsa va a encontrar varias y puede ver dónde está hecha: en Portuguesa, Barinas, Guárico. Si revisa los empaques de arroz y café, va a encontrar también un montón de marcas nuevas. Si revisa el aceite y la mayonesa va a encontrar marcas brasileñas y colombianas. Si ve unas laticas que traen mortadela una marca turca, como en el caso de la pasta (esta sí ha tenido que viajar bastante). En las sardinas, las marcas también son variadas y están hechas (envasadas, por supuesto) en la República Bolivariana de Venezuela. Algunas marcas son Farallón o El Norteño de Guatapanare, municipio Bermúdez, Carúpano, estado Sucre. Antes la harina venía de México o Brasil, si usted duda de la recuperación de la producción nacional y de su diversificacion, puede constatarla, así, tan fácil, en la bolsa del CLAP.

La red de distribución uno no la podría creer y es tan cotidiana que parece que nadie saca la cuenta. En decenas de miles de lugares del país llega la bolsa (son más de cuarenta mil CLAP), centenares de miles de personas cargan las bolsas y las reparten hasta tarde, muchas veces hasta la madrugada. Son millones de bolsas, alrededor de seis millones. Y llegan, con accidentes y a veces retardadas, pero llegan, la mayoría de las oportunidades, bien.

¿Cuánto cuesta ese gigantesco operativo? Si estuviera en manos privadas costaría miles de millones, tal vez más que la comida misma. Uno puede preguntarse si es que hay una empresa o un grupo de empresas que sería capaz de llevarlo a cabo. La cantidad de trabajo voluntario involucrado es gigantesca. Si uno quiere saber cuál es el ejército que ha derrotado el bloqueo y la disposición a hacernos sufrir de la potencia imperial del Norte, vea a su vecina, está ahí, por ejemplo, entre ese montononón de gente que hace posible los CLAP.

Siempre habrá quien los desprecie. Un profesor amigo escribía en estos días que le echaba un poquito de harina amarilla a las arepas para no olvidar el CLAP. Antes no podía haber comprado harina blanca.

 

 

Humberto González Silva 


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