13/01/23.- En nuestra primera juventud era indiferente decir que veíamos películas vaqueras o de vaqueros que con el tiempo se convirtieron en western que incluía el género cinematográfico del viejo oeste norteamericano, que muy pronto se hizo Wéstern porque la Real Academia Española reseñó como un anglicismo adaptado al español derivado del inglés west ('oeste'), y también se convirtió en spaguetti western, si era de factura italiana, chorizo western si era producción española, e imagino que salchicha western cuando fueron alemanes, que también hay.

Pero más allá de esas nomenclaturas, lo básico de estas películas que se parecen casi todas, es el retrato del oeste norteamericano con la presencia de buenos y malos, héroes y villanos, sombrero tejano o mexicanos según sea el caso, revólveres casi siempre Colt 38, aunque también otros calibres y marcas, por lo general en cananas, los infaltables chalecos, caballos y espuelas, desiertos, ciudades-calle, pueblos, “saloon”, puertas batientes, cabareteras bailando can can, ranchos, minas de oro y plata, diligencias, salteadores de caminos, indios, fuertes militares, pueblos fantasmas, guerra de secesión, la llegada del ferrocarril... y toda la parafernalia del lejano oeste.

Otro elemento fundamental de las películas de vaqueros son las caravanas de colonos, esencia clave de estas historias que resumen el poblamiento de esa región, mediante el despojo de tierras a los indios que, a su vez, oponen lógica resistencia sin mucho éxito, debido a las masacres cometidas por los “carapálidas” y soldados de caballería. El caldo de cultivo es, por supuesto, el racismo exacerbado contra los genuinos pobladores, junto al odio implacable entre ambos sectores enfrentados.

El amor tampoco faltará en este coctel cinematográfico y un dato curioso del cual nos ocuparemos más adelante, las películas de mujeres vaqueras que son un vacilón. Y aunque nadie lo crea, curas “empistolados” como Guy Madison en Reverendo Colt y Leslie Caron como la monja Mary, que maneja el revólver a la perfección en la película Madron.  

Hasta aquí esta panorámica sucinta que iremos ampliando en las próximas entregas...

Humberto Márquez