Vitrina de nimiedades | Te felicito, qué bien monetizas

Con una canción de despecho también ganan aquellos que viven del meme y de TikTok

Lo de Shakira ya salía en la Biblia.

Eclesiástico 13-15.

Trino de @diostuitero

14/01/23.- Inspirarse en el despecho no es algo nuevo bajo el sol. Ese estado de ánimo es la chispa que ha incendiado campos enteros, en todos los sentidos que pueda tomar ese término. Así que la última canción de Shakira no es novedad por el Pique-te que trae, sino por el inusual debate en torno a la forma en que nosotras, las mujeres, supuestamente debemos vivir el fin de una relación. En este marketing del dolor, paradójicamente, no se nos permite sentirnos mal.

Si hay dudas, basta leer la letra de la canción y detenerse en esta frase que aspira a pasar a la historia: "Las mujeres no lloran, las mujeres facturan". Resume todas las delicias y peligros del mundo digital: es viral, polémica, engañosa y monetizable. No sólo ganará dinero Shakira, sino aquellos que viven del meme y de los retos de TikTok. Porque sí, hay quienes se lucran con eso.

Ganarán también las plataformas que abrirán el debate sobre el yugo que aún se nos impone sobre el manejo de nuestros sentimientos. Si hay un tema fecundo en el mundo online es precisamente ese: qué hacer con nuestras emociones. Hasta en las letras de las canciones más de uno busca una luz para lidiar con su pesar.

Por eso, no es gratuito que desde ya se prediga que la "facturación del despecho" se convertirá en una filosofía de vida, como ocurre con cualquier moda. No sabemos si caerá en el foso del olvido, pero por ahora hace pensar a unos cuantos que pueden ser inmunes al sufrimiento común. Vaya forma de posicionar una idea.

Impresiona la cantidad de elucubraciones y justificaciones dadas a la letra, que no refleja nada distinto a una ruptura común. Salvo honrosas excepciones, casi nadie habla lindo de un ex. Podríamos diseñar un shakirómetro para medir la intensidad de ese odio, que se replica en miles de historias de quienes terminaron una relación y se lanzaron misiles por redes sociales, mensajes personales y allegados. La diferencia es que muy pocos generan dividendos con eso.

Aunque disguste, detrás del revuelo la realidad se impone: antes de facturar, Shakira ya había llorado a través de otras canciones como "Monotonía", otro éxito viral. Pero, por ahora, preferimos creer que el mito de la mujer frágil se derrumba, para dar paso a aquella que sepulta el llanto y gana dinero. Sufrir está permitido mientras se convierta en ganancia, caerse es válido mientras se levantan las cuentas bancarias.

No es nada nuevo: ya teníamos el influjo cultural de la mujer que cobra venganza de quien le engaña, la marca de la lapidaria frase "Ella nunca será como yo", el golpe de la deshonrosa sentencia "Nunca fuiste suficiente para mí" y la inquina hacia la "quita maridos" o las amantes. Con esas ideas muchas producciones dramáticas latinoamericanas también hicieron dinero.

Desde ese imaginario, nos sentimos capaces de juzgar qué hacer cuando se fracasa, sin admitir que en semejante circunstancia lloraremos, la pasaremos mal y, a lo mejor, no lo superaremos del todo. No importa si eres artista, influencer o simple mortal.

Triunfar sobre un ex casi nunca cura despechos, pero cada quien vive su desengaño como quiere. Mientras lo asimilamos, a Shakira solo sale decirle, como en otra de sus canciones: te felicito, qué bien monetizas.

Rosa E. Pellegrino 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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