Vitrina de nimiedades | Reír para trabajar

El desafío del mundo laboral parece no tener resolución, pero con un toque de humor...

21/01/23.- ... se espera sobrevivir.

Aunque Juan Gabriel y Shakira hacen pensar lo contrario, el amor no lo mueve todo. En redes sociales, por lo menos, no. Si hay una fuente inagotable de ideas para “crear contenido” en ese mundo es el trabajo. Uno de los procesos fundamentales de la vida actual es una cantera inagotable de chistes, memes y afines. Pero, como no todo es risa, también es territorio de disputas virales que casi siempre encuentran su desenlace en el plano real.

Para no amargarnos como si estuviéramos de guardia un 1 de enero, bien podemos reírnos con quienes hacen chistes sobre esa sensación de desesperanza y desasosiego que nos embarga cuando llegan las 6:00 de la tarde de cualquier domingo. Hay un día siguiente, un lunes, una piedra puesta en el calendario para darnos contra ella, malvado tropezón recreado con gritos, explosiones de odio, pataletas y episodios de angustia que muchos viven internamente.

Tuiteros, tiktokers e instagramers también sacan provecho de otro conflicto inspirador: la sobrevivencia diaria en una oficina, un desafío muy serio, tanto que pueden provocar explosivas carcajadas (claro, si nosotros no somos los protagonistas de ese martirio). Parece chiste, pero puede ser una anécdota colectiva ver pasar las horas, pensar: “Me tengo que ir de acá”, respirar, terminar el trabajo, estar a nada de imprimir la carta de renuncia y, al final, salir para… Sí, volver al día siguiente. Le pasó a una amiga muchas veces, tanto, que su vida parecía contada por Les Luthiers.

Pero no siempre las situaciones laborales pueden sobrellevarse a punta de chistes, aunque algunas parezcan broma. No necesitamos detenernos en los eventos de las últimas semanas, tampoco en episodios más recientes, para saber todo el peso simbólico que representa la clase trabajadora, identificar a quiénes quieren pescar en el río revuelto del descontento legítimo para obtener ganancias políticas y comprender que el escenario actual exige nuevas acciones y narrativas distintas. Mientras tanto, no faltará quien lleve esta carga bromeando para no cejar.

Por suerte, las bromas no son exclusividad de este lado del Caribe. No somos los únicos en usar memes y videos como vía de escape a los problemas que acarrea el trabajo en el mundo: las dificultades para mantener un sistema de protección social óptimo, la presión de la productividad a toda hora, el temor a ser reemplazados por un algoritmo o un bot, entre otros ingratos asuntos.

El gran desafío del trabajo parece no tener resolución, pero sigue teniendo ese toque de humor que bien describió Aníbal Nazoa en Las artes y los oficios, un fabuloso encargo editorial escrito por un “sin oficio”. No tenemos idea sobre cómo habría retratado los trabajos de hoy, pero seguro habría concluido lo mismo: son oficios y profesiones que el hombre ha inventado “para dar cumplimiento a la bíblica maldición según la cual ha de ganar el pan con el sudor de su frente”. Seguimos en las mismas, Aníbal; pero no abandonamos el camino: reímos para poder trabajar.

Rosa E. Pellegrino

 


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