Psicosoma | Tsunami erótico

Nos venden el cuento chino de la felicidad compulsiva,

Frente al tsunami erótico de la adultez y la vejez, no hay vuelta atrás, se desea el penúltimo trago con mucha sed y se ama cual adolescente. No importan las teorías apocalípticas, evolucionistas, de la nanotecnología, inteligencia artificial… solo es vencer la muerte en brazos del amor; no hay ningún misterio metafísico en el cuido corporal, en las arrugas, estrías, pérdida de masa muscular, flacidez, solo cuenta ese secuestro, leer juntos los gestos, su perfil repitiendo palabras, un cuento, poema o un discurso ante el cambio global, las injusticias…  

Es ciero, que los humanos casi nunca estamos satisfechos y queremos o sentimos ese anhelo de evitar la vejez y vencer las enfermedades y muerte. Mejor es estar vivos o vivas y, ya en los albores del tercer milenio el sistema capitalista con sus revolucionarios investigaciones avanzan en la biotecnología, ingeniería genética, bioquímica-genes, neuronas y hormonas.

Nos venden el cuento chino de la felicidad compulsiva, como una adicción que produce placer y cada organismo está diseñado para generarlo, pero el sistema normatiza al controlar mercados de drogas permitidas y asistir  con el consumismo, cronicidad infinita con placeres dosificados, de un cine continuado…

La pareja de anciana y anciano equilibran con la sabidurá de la vida, menjurjes, alimentación natural, en compañía, con satisfacción al merendar en calma y relajación, con risas a las bromas. Es el viaje inevitable,  proceso de todos los días por décadas, de ser la primera persona de ver el rostro al despertar que nos hace felices, el preludio del juego, la seducción colorida, el flriteo, besos robados o piquitos como los niños son toda expresión de corporalidad alerta, del deseo, sexo y supervivencia; el cerebro produce sensaciones de alerta y excitación, que impulsan cascadas eróticas, se alborotan los neurotransmisores, hormonas y redes neuronales, la ciencia dice que la felicidad está en función del sistema bioquímico .

Epicuro mantiene que la búsqueda de la felicidad, del irrefrenable placer nos convertía en más infelices y Buda afirmaba que la búsqueda de sensaciones placenteras es la base del sufrimiento, que esas sensaciones son vibraciones efímeras que condicionan a sentir mas ansias de satisfacción. Aconsejaba entrenar al cerebro para reducir las sensaciones placenteras y no permitir que nos controlen, direccionar la mente para aprender a observar atentamente cómo surgen y pasan  constantemente dichas sensaciones.

Para la nueva élite inmortal, endiosada, la economía capitalista siembra que la felicidad es solo placer y mientras más consumo de energetizantes, azúcares, almidones y atracones de pizza o noches locas les es incomprensible cortar los vértigos, aceleración, descargas.Desacelerar, jugar con las sensaciones placenteras, procesos cognitivos, emocionales, con  una mente siempre joven, libre, que todavía conecta con hombres y mujeres antiguos que, tenían conflictos como nosotros, porque  las estructuras profundas de la psique siguen siendo iguales, y la vejez ayudaría en ese viaje.

Ana Anka


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