31/01/23.- La memoria y la infancia están conectadas como los elementos que nos rodean. El aire y el agua, tierra y fuego… ¿Hombre, máquina y espectro?

Ciertos recuerdos de la niñez se asocian con los artefactos y aquellas cosas que definen un hábitat. Ya sean juguetes u otros objetos, uno puede revivir las acciones pasadas bajo la mirada de ese acompañante no humano ni animal.

También intervienen los amigos, la familia, la escuela, las vacaciones y una recurrente pasión por lo desconocido:

"Llegamos de noche. No podía saber cómo era ese lugar porque había pocas luces. Mi papá bajó la maleta y yo mi morral, donde tengo lo más preciado: la videoconsola, mi cámara fotográfica, un juego de cartas, mi camisa de la Vinotinto y una libreta donde anoto todas las cosas que me parecen curiosas".

Para muchos de los que nacimos antes de la masificación de los juegos de video y las computadoras, nos parece familiar la máquina de escribir. De esta manera, Jorgelina Rodríguez puso título a un divertido relato infantil.

Esta publicación, editada por Monte Ávila Editores se engalana con ilustraciones de Kevin Nava, y nos sumerje en la historia de Adrián, un chico curioso, amistoso y de suma imaginación:

"Miré por la ventana, cantaban los grillos. La noche era oscura de verdad. No pude percibir si se veían las estrellas porque había una tela metálica que impedía que entraran los mosquitos. Algunos que se atrevieron a hacerlo quedaron despachurrados".

Su orientación a lo misterioso, lo lleva a una insvestigación que lo enfrenta al más allá. Creyéndose un aprendiz de Sherlock Holmes, se dispone y se adentra a las aventuras de un detective que busca seres de ultratumba:

"El caso me llegó de repente. Una tarde, cuando comenzó a oscurecer, la pelota se fue hacia la zona del río. Quise ir a buscarla pero mis amigos me lo impidieron.

—Es peligroso —dijo Dulce.

—Hay un fantasma —me aseguró Napo.

—Sí, alguien que se ahogó en el río y aparece en las noches —completó Catire.

—Por eso nunca vamos para allá cuando oscurece —aclaró Teo.

—No vayas —insistió Dulce. Al día siguiente nos acercamos.

No pudimos encontrar la pelota.

Y nos preguntamos… ¿qué tiene que ver una máquina de escribir con un espanto? Invitamos a los adultos junto a sus hijos o hermanitos a leer este interesante libro donde la realidad y la fantasía viajan de la mano.

Ricardo Romero Romero |@ItacaNaufrago | artedeleer@yahoo.com

Jorgelina Rodríguez (Valencia-Venezuela)

Licenciada en Comunicación Social, mención Audiovisual por la Universidad Católica Andrés Bello. Magíster en Dirección de Comunicación por la Universidad Autónoma de Barcelona y magíster en Guion de Cine por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Con el manuscrito que dio a luz este libro, se hizo merecedora del premio al Concurso de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores en el año 2012.

Kevin Nava (Valencia- Venezuela)

Licenciado en Artes, mención Diseño Gráfico de la Universidad Arturo Michelena. Artista plástico e ilustrador, para su técnica de dibujo utiliza tinta china, acuarelas, vectorización y dibujo digital con herramientas electrónicas. (Tomado de la edición de Monte Ávila).

Rodríguez, J. (2019). La máquina de escribir. MonteÁvila Editores Venezolana