Estoy almado | Compradores en crisis
Comprar en crisis es una habilidad que no todos tienen
04/02/23.- Hacer mercado, o comprar los productos básicos al menudeo, es sinónimo de tener una habilidad especial, que requiere de experticia y suspicacia, sobre todo cuando la especulación cabalga al ritmo del aumento de los dos dólares (oficial y paralelo).
No tienes escapatoria: si has pasado mucho tiempo sin comprar, o tienes poca noción de los precios, serás una presa fácil para pagar el precio más caro de un producto o servicio.
Luego, te puedes sentir estafado cuando compruebas que el producto valía hasta tres veces menos del precio que pagaste. Pero no siempre es así, a veces la diferencia especulativa de precios no es mucha, pero no faltará quien te haga sentir como un perdedor: “Te jodieron con ese precio”, te dicen.
Quien te dice algo así, generalmente, hace un seguimiento estricto de precios de productos esenciales; están al día de los precios especulativos, sin enloquecerse o confundirse en el proceso. Ciertamente tienen una habilidad para reconocer cuál puede ser un “buen precio” de un producto o servicio, en medio de un ambiente tramposo donde cualquiera fija el precio que le da la gana.
Estas personas son como expertas en precios especulativos, a los que puedes consultar cuando necesitas comprar algún rubro de primera necesidad.
Si no conoces a una en tu entorno, entonces la conseja popular es que no te embarques con el primer negocio que te topes en el camino. Este acto se le conoce como ruleteo, y aplica esencialmente a los novatos en el asunto. Debes considerar que cuando practicas el ruleteo en procura de estirar los churupos, te puedes ahorrar algo de dinero, pero siempre invertirás mucho tiempo en comparar precios y calidad de los productos.
Claro, cuando el dinero es insuficiente no hay ruleteo de precios que valga. En ese caso, la táctica es, si se puede, llevar un poquito de la mayoría de los productos necesitados. Si tienes para pagar cuatro rollos de papel higiénico, llevas dos; si tenías planificado comprar un pote grande de margarina, llevas uno más pequeño, y así.
Tampoco es que este sea un método salvador; es apenas una táctica dilatoria que, a ratos, te puede ayudar a pensar que el dinero sí te puede alcanzar. Cuando te das cuenta que no es así, entonces empiezas a descartar productos. Y eso sí que puede ser un dilema cuando son muchas las personas bajo un mismo techo que necesitan cualquiera de los productos que descartes. Son momentos en el que el concepto de prioridad se difumina fácilmente. Quizás la vía más rápida es comprar los productos que procuren beneficiar a la mayoría dentro del hogar o al menos a los más vulnerables.
Sea cual sea la decisión, lo importante es que no quede la sospecha dentro del hogar de que hiciste una mala compra o no revisaste bien los precios. Para despejar dudas, muchos aplican la táctica de haber conseguido una rebaja inexistente en uno o más artículos. No importa si el ahorro es de dos bolívares, con eso es suficiente.
Quien no resalte el supuesto ahorro obtenido no quedará bien parado cuando le pregunten “¿Cómo te fue, te alcanzó?”. Por eso es que aquellos que “logran” alguna rebaja y luego llevan apenas el 60% de la lista de productos solicitados, son considerados buenos compradores en crisis.
Manuel Palma