04/02/23.- Hoy no voy a comentar un tema de actualidad, sino que voy a contar parte de un hecho que fue noticia el día 2 de febrero de 1943, hace más de 80 años: el fin de La batalla de Stalingrado (hoy Volgrado).

La batalla de Stalingrado que realmente comenzó el 17 de julio de 1942 contra la gran fuerza del nazifascismo de Adolfo Hitler, en el punto de inflexión del Volga, y que concluyó el 2 de febrero de 1943 con el más grande desastre militar sufrido por la Wehrmacht de la Alemania de entonces y sus aliados del eje (Hungría, Rumania, Italia, Croacia, etc.), marcó el comienzo del fin del nazifascismo y dio paso a la incansable contraofensiva soviética que no se detuvo hasta que el pendón rojo de la hoz y el martillo se izó triunfal en lo Alto del Reichstad (Parlamento) de Berlín.

Todavía en nuestros tiempos se escribe sobre esa batalla, sin lugar a dudas una de la más valiosas de la Segunda Guerra Mundial. Documentada en libros, películas, documentales, artículos, comentarios, crónicas, reportajes, entrevistas y testimonios diversos, de esta guerra conocemos muchos históricos momentos de los 125 días de combate calle por calle, casa por casa, escalera por escalera, que se libraron en la imbatible ciudad del Volga.

No hay que olvidar la hazaña muy conocida del sargento soviético Yákov Pavlov y sus hombres, que se apoderaron de un edificio de apartamentos de Stalingrado casi demolido a la orillas del Volga dentro de las posiciones nazis y resistieron 58 días los frenéticos bombardeos y tiroteos de las fuerzas hitlerianas. En la epopeya de Stalingrado, aparte de la heroicidad de los soldados soviéticos, de la técnica militar de sus jefes, un elemento que no puede ignorarse es el respaldo del pueblo, de los obreros, de los campesinos, en los centros de producción, para sostener a los combatientes con las armas, municiones, equipos y alimentos que necesitaban.

La prensa de Occidente ha mentido descaradamente sobre el éxito que el ejército soviético obtuvo en enfrentamientos con las huestes alemanas, falseando la realidad. La fábula con argumentaciones: La victoria alcanzada por los soldados del ejército rojo en la batalla de Stalingrado se debió a su superioridad numérica, a la ayuda de Estados Unidos (EEUU) y sus aliados, a los errores tácticos de Hitler.

Nada más falso, no hubo tal superioridad numérica soviética; los nazifascistas tenían un millón 11 mil 500 soldados; los soviéticos un millón 3 mil soldados; como se nota, no hubo tal superioridad numérica. En cuanto a la ayuda enviada desde EE. UU. y sus aliados, 3.023 tanques y 2.501 aviones; el 12% no llegó, los submarinos alemanes hundieron las embarcaciones. En esa época la industria soviética fabricó 24.446 tanques y 25.436 aviones. En resumen Stalingrado fue una demostración total de la superioridad del socialismo sobre el capitalismo en esa época.

J.J. Álvarez