Se marchó la energía inagotable de Rummie Quintero

"Ser mujeres va mucho más allá de lo biológico y más allá de la capacidad de parir. Es una construcción social y una forma de ser” – Rummie Quintero

04/02/23.- “Rummie Quintero es nuestra lideresa por excelencia, la fundadora del Movimiento Divas de Venezuela, siempre estuvo en la lucha por los derechos de la población sexogénerodiversa, con sus aportes académicos, con sus vivencias, con su genialidad y con ese gran carisma que la caracterizaba”, dice Héctor Álvarez, coordinador de Cátedras y Contenidos de la Dirección de Formación de la Escuela Feminista del Sur “Argelia Laya” (Femsur).

“Nos acompañó en la creación de la Cátedra de Sexogénerodiversidad, en la instauración del Mes del Orgullo y la Rebeldía Sexogénerodiversa, en la primera edición del cine foro, en 2021, y en todas las luchas históricas por los derechos de las mujeres trans y de toda la comunidad sexogénerodiversa en Venezuela, además de ser referente en otras latitudes latinoamericanas”, añade.

Impactado, igual que todos sus allegados, por el prematuro fallecimiento de Quintero, el profesor Álvarez la describe como “artista, catedrática, pueblo-mujer, compañera, amiga, solidaria, coherente, clara y con un ímpetu que jamás podremos olvidar”, y afirma que han sido muchos los aportes que dejó ella no solo en el campo de la sexogénerodiversidad, sino también en el activismo feminista y afrodescendiente, y en la defensa de los derechos humanos de todos los sectores excluidos.

El caudal de energía de Quintero era inagotable: fundadora del movimiento Divas de Venezuela, dirigente de la Alianza Sexogénerodiversa Revolucionaria, activista de la Red Nacional Araña Feminista, de la Mesa de Feminismo y Sexogénerodiversidad del Consejo de Movimientos Sociales del ALBA-TCP, participante en el programa Entrompe de Falopio (Ávila TV), ancla de su propio programa en Youtube (En espiral), coreógrafa, entrenadora personal, estudiante de Psicología en la Universidad Bolivariana de Venezuela y pieza infaltable en cualquier manifestación o actividad del movimiento LGBTIQ. En todos y cada uno de esos ámbitos están ya echando de menos su vigor y entusiasmo.

En 2017 fue candidata a la Asamblea Nacional Constituyente en momentos en que la ultraderecha arremetía con todas sus fuerzas contra la estabilidad política y, más aún, contra la convivencia entre compatriotas. “En Venezuela está en peligro la paz –dijo entonces-. Para superar esta hecatombe necesitamos mucha conciencia. Y las comunidades sexogénerodiversas, afrodescendientes, de personas adultas mayores y con discapacidad estamos dispuestas a unirnos a la defensa de la patria, ello a pesar de que todavía no tenemos la igualdad plena y de que estamos avanzando en ello muy poco a poco para mi gusto”.

Revolucionaria a carta cabal, fue siempre muy crítica de los resabios homofóbicos, lesbofóbicos y transfóbicos que surgen en el proceso bolivariano, como productos de la dominación cultural histórica.

“El patriarcado ha utilizado muchas herramientas para dividir, sectorizar, separar y excluir. Debemos tener una visión holística de lo que significa el ser humano y lo que implica la igualdad y la equidad –expresaba en sus conferencias y conversatorios-. La descolonización no es solo económica, sino que pasa también por el aspecto religioso. Las religiones, tanto la católica como muchas otras, han ejercido una dominación genocida, tal vez la peor de toda la historia de la humanidad”.

Más allá de su lucha específica, Rummie Quintero tenía una posición política de vanguardia. Era partidaria radical del socialismo y de avanzar hacia el Estado comunal. “Vivir en comuna es casi genético porque nos unimos en nuestros orígenes para resistir los embates de la naturaleza. Nuestros ancestros se dieron cuenta de que podían sobrevivir mejor organizándose y sembrando los alimentos. Nosotros debemos rescatar el amor por la madre tierra”, expresaba.

También se adentraba en terrenos espinosos, como el de la lucha contra la corrupción y la ineficiencia de los organismos públicos. Sostenía que los venezolanos y las venezolanas tenemos formación ética, pero nos han introyectado el virus de la corrupción para degradarnos y llevarnos a la crisis que vivimos. “Necesitamos recuperar la honestidad, el respeto por el otro y la otra, el amor que nos tenemos como hermanos y hermanas. La ética, la verdad, la justicia se construyen desde la práctica unipersonal, para luego llevarlas hasta lo colectivo”.

Tampoco estaba conforme con el desempeño de los medios de comunicación públicos respecto a la diversidad sexual y de género. “El Estado venezolano debe, a través de sus medios de comunicación, generar conciencia sobre la comunidad sexogénerodiversa, en lugar de emitir mensajes de discriminación y ridiculización. Tanto los medios tradicionales como los no tradicionales, públicos y privados, han sido grandes maestros de la discriminación de esta comunidad y han incurrido en la invisibilización de los crímenes y abusos que se comenten contra ella”, denunció en una marcha convocada por el movimiento LGBTIQ.

Pese a las críticas, siempre acotaba que “en el proceso revolucionario hemos visto una ventana muy amplia para la reivindicación de nuestros derechos, a pesar de que apenas se han dado unos pequeños pasos, casi infantiles, desde las instituciones del Estado”.

Firme en sus convicciones, no rehuía el debate sobre ningún tema y siempre iba a la profundidad sociológica en sus análisis. “Ser mujeres va mucho más allá de lo biológico y más allá de la capacidad de parir. Es una construcción social y una forma de ser”, decía cuando le solicitaban explicaciones sobre su condición de mujer trans. Para ella era una cuestión de soberanía porque  “la autonomía de los pueblos parte de la autonomía corporal de cada uno”.

La máxima dignidad

El periodista Carlos Ascanio, activista LGBTIQ, expresó: “Se apagó una de las voces más importantes de la comunidad sexgénerodiversa, y se fue sin lograr su sueño de igualdad; se fue siendo una extraña porque nunca tuvo la identidad que ansiaba. Se negó a recibir su título de técnico superior del Programa de Psicología de la UBV porque no quisieron otorgárselo con el nombre de Rummie, sino con el de Rigoberto Quintero”, relató el comunicador.

“Se ha marchado una gran líder, una mujer completa, un ícono y un ejemplo de lucha a seguir. Recuerdo cuando era chamo, no sabía qué era homofobia, transfobia y nada de esos términos… de vaina sabía que era yo homosexual. Recuerdo que le tenía miedo a las trans, era transfóbico sin saberlo. Y ese miedo lo perdí cuando conocí a Rummie, la primera mujer  trans con la que compartí. Desde ese día entendí que esta sociedad es una mierda: te hace odiar a las personas solo por ser diferentes. Cuando Rummie me abrazó y me dio un beso en la mejilla, le gané al odio y gané una gran amiga, una maestra y una compañera”.

El historiador Luis Pellicer también opinó: “Rummie representa la máxima dignidad de los excluidos y las excluidas, la solidaridad en serio y la firmeza en sus convicciones y su lucha por los derechos humanos. Ella es un coñazo a la cara de la hipocresía y  todas las opresiones”.

CLODOVALDO HERNÁNDEZ /CIUDAD CCS

 

 


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