Punto de quiebre | Compraventa de una casa termina en un asesinato
Los sucesos ocurrieron en el estado Lara
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Hernán Gregorio Martínez tenía 57 años de edad. Aquella tarde fue a ver una casa que le estaba vendiendo Rafael Simón Piña, de setenta y dos años de edad y a quien conocía desde hace varios años. Tanto él como su esposa estaban encantados con el inmueble, pues aparte de estar en buenas condiciones, estaba ubicado en una zona de fácil acceso.
Varios amigos lo habían alertado de que tuviera cuidado con Rafael Simón por aquello de que “la plata no tiene amigos”, pero él, que tenía fama de ser un zorro viejo y que incluso había estado detenido en varias ocasiones, hizo caso omiso de las advertencias e incluso decía entre risas “que no se equivoque porque el que lo puede joder soy yo”.
La negociación se llevó a cabo a finales del año pasado, pero la entrega de la casa no se había hecho efectiva porque Hernán Gregorio no tenía a plata completa.
“Tú me haces entrega de la casa y en menos de una semana, ya tienes tu plata lista”, solía decir Hernán Gregorio a Rafael Simón, pero éste le contestaba: “Tranquilo, que yo no estoy apurado, cuando tengas la plata completa vienes y en menos de una semana yo te entrego la casa, pues ya yo tengo todo recogido, tengo para dónde irme”.
Pero el tiempo pasaba y Hernán Gregorio nada que conseguía el resto de la plata, que estaba por el oren de los cuatro mil dólares. Siempre salía con un cuento distinto, que si se me cayó un negocio, que si la plata me la tienen represada en el banco, que si logro vender una mercancía voy a conseguir la plata, que un amigo me ofreció prestarme la plata, pero necesita que le ponga la casa como garantía, que si un primo me va a hacer una transferencia desde un banco en Miami, pero necesita todos tus datos completos y además que debía tener una cuenta en dólares acá en Venezuela... Pero al mismo tiempo insistía en la necesidad de que Rafael le hiciera entrega de su casa y también le esgrimía un sinfín de razones, que si estoy viviendo arrimado, que si me están pidiendo desalojo donde estoy viviendo, que no tengo a dónde irme; que así, sin casa, se me hace difícil pensar en la forma de conseguir el resto de la plata. En fin, pasaron varias semanas sin que los dos hombres lograran ponerse de acuerdo.
Terminó el año 2022 y comenzó el 2023, pero no había señales de que los dos hombres pudieran alcanzar el cierre de la negociación y el asunto se complicaba ahora porque Rafael le indicó que no podía devolverle la plata que le había dado inicialmente (para amarar el negocio) porque pensando que la negociación iba en serio, él ya había gastado parte del dinero y otra parte la había invertido en la compra de unos materiales para montar un negocio.
Lo cierto es que las cosas se complicaron y las conversaciones entre los dos hombres ahora eran agrias e insultantes, e incluso cayeron en el plano de las amenazas.
La noche del tercer miércoles de enero Rafael Piña llamó por teléfono a Hernán y le dijo que debían cerrar ese ciclo y finiquitar el negocio, por lo que le propuso verse entre las calles 19 y 20 de la Carrera 27 de Barquisimeto, estado Lara.
Cuando Hernán llegó hasta el sector, Rafael, que estaba a bordo de un carro Ford Focus, comenzó a pedirle el restante del dinero y este a exigirle que le hiciera entrega de la casa, por lo que se originó una fuerte discusión entre ambos e incluso se dieron varios empujones.
“No tengo más nada que hablar contigo, si no me haces entrega de la casa te voy a mandar a joder”, le dijo Hernán quien decidió retirarse del sitio y caminó hacia su camioneta Toyota 4 Runner, pero cuando estaba a punto de montarse, Rafael sacó un revólver y le disparó en varias ocasiones.
Hernán recibió los impactos de bala en la espalda, en el hombro y en el cachete, cayendo al piso, mientras que el homicida aceleró el carro y huyó con rumbo desconocido.
Hernán era conocido de la zona, por eso cuando las personas salieron a ver qué había pasado y lograron reconocerlo, de inmediato llamaron a una ambulancia y a su esposa para contarle lo que había ocurrido, pero luego decidieron montarlo en la camioneta de un vecino para llevarlo a hospital Central Antonio María Pineda, pero ya era tarde. Pocos minutos después de ser ingresado murió.
La policía logró ubicar el automóvil y al victimario en la avenida Bracamonte, parroquia Santa Rosa, municipio Iribarren, cuando se encontraba junto a Elio Jesús López Aponte (61), quien lo intentó ayudar a huir de la entidad a bordo de un Empire Horse 150.
Se determinó que Rafael Simón presentaba registros policiales por lesiones graves, hurto genérico común, apropiación indebida y homicidio intencional.
Wilmer Poleo Zerpa