Retina | Esa risa no es de locos
Lo cómico abre puertas a mundos separados
13/02/23.- Cuentan que Tales de Mileto, que dedicaba mucho tiempo a mirar las estrellas, un día se cayó en una zanja y que esto provocó sonoras carcajadas a su humilde criada. Son muchos los filósofos que citan esta anécdota para ilustrar aspectos de las dificultades de la condición humana. Por muy elevado que uno viva, no puede olvidar que se vive en el suelo.
Escribo estas líneas porque acabo de leer Risa redentora: la dimensión cómica de la experiencia humana, un muy inteligente, serio e interesante ensayo, escrito por el profesor austriaco - estadounidense Peter Berger, que aborda el tema de la risa desde diversos campos del conocimiento social y científico, para postular que el humor abre puertas a una forma de conocimiento distinta y que permite un instante de superación de la condición humana, cosa que también se logra con las experiencias estéticas, religiosas y sexuales. Está afirmación tiene como base la convicción de que los seres humanos vivimos en una tensión permanente, por el hecho de diferenciarnos de otros animales, porque no sólo somos un cuerpo, sino que también tenemos un cuerpo. Es decir, nuestra racionalidad nos permit%e distanciarnos del cuerpo y administrarlo.
Lo cómico abre puertas a mundos separados en los que la realidad ordinaria adquiere otras posibilidades. A veces un mundo en donde las limitaciones de la condición humana son superadas. En ocasiones se presenta como un instante de revelación, pues permite presentar aspectos de la realidad que existen, pero que requieren de la separación de otras formas de comprensión que los mantiene ocultos.
Sostiene Berger que el humor es, en primer lugar, una separación de “la dimensión trágica de la experiencia humana”. Explica que podría pensarse en el humor “humor negro” como excepción, pero señala que “en este caso las realidades dolorosas que le sirven de tema quedan algo neutralizadas cuando se traducen a términos cómicos”. El humor, a su juicio, requiere, y se produce, como una suspensión de los hechos trágicos. Pone como ejemplo de esta afirmación a la figura del payaso. “Éste es apaleado, derribado, pisoteado y atormentado en general, pero, sin embargo, se supone que en realidad no siente dolor. De hecho, la actuación risueña del payaso en medio de todas estas tribulaciones sólo es posible gracias a esta supuesta ausencia de dolor. En cuanto se abandona este supuesto, la comedia se convierte en tragedia”.
Uno de los chistes citados por Berger en Risa redentora es la de dos madres que conversan y una de ellas expresa preocupación porque su hijo ha comenzado a verse con un psiquiatra. El doctor le ha dicho que probablemente padece de algún grado de complejo de Edipo. La madre que escuchaba responde que eso no es tan importante, que lo más importante es que el muchacho quiera a su madre.
Nos dice Berger que el ser humano es “un ser consciente, suspendido en una posición ridícula entre los microbios y las estrellas”.
Freddy Fernández
@filoyborde