Psicosoma | Efectos del cambio climático
14/02/23.- En la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático-COP27 no se tomó como prioridad los efectos negativos del cambio climático en la salud, cuando tenemos en puertas el resurgimiento de nuevas subvariantes del ómicron, plagas, mosquitos, virus que han creado ansiedad y pánico en muchos habitantes, una especie de paranoia, trastornos obsesivos compulsivos, angustia y miedo por contaminación o envenenamiento por el agua y aire que respiramos, sin decir de la alimentación rica en antibióticos y hormonas. Estamos sujetos a los combustibles fósiles y los países industrializados del primer mundo no quieren percibir la relación causal de emergencia entre clima-salud, pues las enfermedades que azotan a los países son obvias; prefieren seguir contaminando con una actitud negadora atrapados en el sistema consumista capitalista, que ya es es insostenible, son agentes productores masivos de contaminación.
Las altas temperaturas, olas de calor, frentes fríos e inundaciones han provocado la sobreproducción de mosquitos, portadores del dengue, cólera, malaria y zika en zonas ajenas a su reproducción. El zika amenazará a otros 1.300 millones de personas de aquí al 2050 y el dengue a un 60% de la población mundial antes del 2080, e igualmente las migraciones afectadas por el clima y la reducción de los hábitat animales aumentan el riesgo de que los virus y las bacterias salten de los animales a seres humanos.Tenemos caldos de cultivos en diferentes nichos biológicos y son probables otras pandemias más virulentas, que sorprendan sin prevención a la OMS o instituciones epidemiológicas.
La prioridad es cumplir el objetivo establecido en el acuerdo climático de París de 2015, de limitar el calentamiento global a 1,5°C por encima de los niveles preindustriales y, en cambio, parece que vamos en ascenso de la temperatura a 2,8°C para finales del siglo. Un ejemplo trágico son los habitantes de la India, porque tienen el perfil del fumador crónico, con obstrucción pulmonar, el clásico EPOC –enfermedad progresiva con dificultad para respirar que necesitan oxigenoterapia– con casi 1,7 millones de habitantes que mueren todos los años por enfermedad pulmonar por contaminación ambiental.
Muchas de las emisiones de los países desarrollados afectan con inundaciones de los océanos, ciclones, tifones en Pakistán, Mozambique y sufren enfermedades dérmicas, cólera, desnutrición y hambrunas, como en América Central, los huracanes, incendios en la Amazonia y en Chile, es cierto que responden a posteriori a las tragedias de los desastres naturales, pero es urgente y necesario trabajar en la prevención inmediata con decisiones serias y responsables de esos países del G8 y se lleve a la palestra el rescate de la tierra, gea, pacha, en todos los escenarios con una educación sostenida que incentive la conciencia al cuido ambiental, no es es que se pretenda un orientador o un policía por cada individuo para que puedan internalizar responsabilidaes con su hábitat, es un cambio de pensamiento; casi como el temor que generó al principio la pandemia, el miedo nos hizo reflexionar al enclaustrarnos y se pudo cambiar conductas, pero la "nueva normalidad" del vivir como si fuera el último día, sin importar las consecuencias, habla de nuestra naturaleza predadora.
Realmente los gobiernos no apoyan con urgencia la conexión de clima y salud, y todo habla, grita en la naturaleza y en nosotros, cual animalitos sensibles e instintivos nos encuevamos. Existen diversos datos clínicos, epidemiológicos y genómicos de los sistemas de salud que se deberían cohesionar con diversos datos no sanitarios, como por ejemplo los patrones climáticos, el control de las aguas residuales, el comportamiento de los consumidores, los de las redes…
Rosa Anca