Ahora los pueblos | Perú en su laberinto

Este año celebraremos el Bicentenario de la entrada triunfal de Bolívar en Lima

… hay allí [en el Perú] tantos partidos, tantos enredos, está aquello

en tal estado de horrible anarquía, que me espanto, me horrorizo,

al considerarme metido en aquellos laberintos. (1) 

Simón Bolívar

16/02/23.- Este año celebraremos el Bicentenario de la Entrada Triunfal de Bolívar a Lima, en septiembre de 1823. “Cuando Bolívar hizo su ingreso al Perú, este ya era un país dividido, no solo por las facciones que respaldaban a cada uno de sus dos presidentes—electo y depuesto—, sino porque también estaba territorialmente fracturado. El general venezolano se encontró con un Perú donde el norte era patriota y el sur realista. Si bien la independencia se había declarado en la capital en julio de 1821, esta división espacial lo que demostraba era que Lima no era el Perú…” (2). A su regreso, el Libertador encontrará que Perú va saliendo poco a poco de su laberinto. Aunque ningún indicio pareciera soportar esta afirmación, basta con fijar la mirada en el sujeto histórico correcto, entonces, encontraremos al Perú profundo, ese que tiene una deuda histórica consigo mismo.  

Si analizamos el ciclo de doscientos años que cierra en 2024, percibiremos este levantamiento popular como la antesala de la "batalla silenciosa" conocida como la batalla de Junín que se desarrolla el 6 de agosto de 1824. Es una acción que da un giro crucial al enfrentamiento con el ejército realista, porque logra desplazarlo de la Sierra Central peruana, causándole daños considerables.  La victoria se sellará el 9 de diciembre de ese año con la batalla de Ayacucho, donde el "conde de los Andes", el virrey de la Serna fue herido y tomado prisionero. La estrategia trazada por Sucre concretó la derrota y salida definitiva del Imperio español de Suramérica.

La delirante derecha peruana parece no haber percibido que el país es ingobernable, que los movimientos de campesinos, indígenas, estudiantes, mineros, mujeres, trabajadores y trabajadoras procedentes de regiones como Puno, Cuzco, Tacna, Huancavelica, Apurímac y Arequipa llegaron a Lima y no están dispuestos a irse hasta que no logren sus objetivos, que no son otros que saldar la inmensa deuda histórica en educación, salud, empleo y derecho a la participación. En pocas palabras, el derecho a tener patria y disfrutar de sus riquezas de forma soberana.

Algunos analistas sostienen que el pueblo peruano ha llegado tarde a los nuevos ciclos del progresismo en el continente, pero basta una revisión al pasado reciente y percibir la corriente histórica de los acontecimientos de 1968, cuando el comando conjunto de la Fuerza Armada constituyó un gobierno revolucionario cívico-militar y nombró al general Juan Francisco Velasco Alvarado como presidente. Este rigió durante siete años durante los cuales impulsó políticas progresistas a favor del pueblo peruano y nacionalizó sectores clave de la economía. Decretó el 9 de octubre como Día de la Dignidad Nacional, e inspirado en el ejemplo de Túpac Amaru II declaró la Reforma Agraria, bajo la consigna de "el patrón no comerá aprovechándose de tu pobreza". Creó el Ministerio de Alimentación, realizó importantes inversiones en educación, previó la educación bilingüe con las lenguas originarias y reconoció el quechua como una lengua oficial de la república. En 1974 otorgó a las comunidades originarias la jurisdicción colectiva de sus territorios. Estableció relaciones diplomáticas con la Unión Soviética, Cuba y China.

Estados Unidos hostigó al gobierno revolucionario, ejerciendo presiones comerciales, económicas y diplomáticas. Además, las cadenas de distribución fueron objeto de sabotaje, se desató la especulación y el contrabando con fines políticos, aunado a la terrible arremetida mediática que obligó a las autoridades a tomar las sedes de los principales diarios nacionales.  El 29 de agosto de 1975, en un golpe de Estado coordinado por el aprismo, el presidente Velasco, quien ya presentaba fuertes problemas de salud, fue depuesto por el general Morales Bermúdez.

Inconclusos quedaron los cambios iniciados por el gobierno revolucionario liderado por el general Juan Francisco Velasco Alvarado. Sin embargo, su ejemplo marcó en medio de la operación Cóndor en el continente una corriente de  pensamiento nacionalista y progresista en las Fuerzas Armadas latinoamericanas, que sería reivindicada veinticuatro años después por el comandante Hugo Chávez.

 

Fuentes consultadas:

  • Simón Bolívar, en carta a Francisco José de Paula Santander, 30 de julio de 1823, citada por Scarlett O’Phelan Godoy, en: “Bolívar en los laberintos políticos del Perú, 1823-1826”. Publicado en Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia, Nº 53 (enero-junio, 2021). Disponible en: https://repositorio.uasb.edu.ec/bistream/10644/8364/1/07-ES-OPhelan.pdf

 


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