Comentarios noticiables │ EE. UU. desempolva la utopía Dropshot

Un plan contra la Unión Soviética

18/02/23.- Estados Unidos (EE. UU.) pareciera estar actualmente desempolvando parte de la contingencia del plan Dropshot, elaborado en 1949, cuatro años después del fin de la II Guerra Mundial, con el único fin de borrar del mapa político al gobierno socialista de la Unión Soviética (URSS). El general Curtis Le May, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de EE. UU. durante la presidencia de John F. Kennedy, sostuvo enfáticamente en su libro Norteamérica en peligro publicado en 1968, que "Podríamos destruir por completo a Rusia soviética sin lastimarnos siquiera las manos", refiriéndose a la última mitad de los años cuarenta.

Los altos dirigentes de la Casa Blanca se ocuparon de tejer todas las estrategias respecto a la URSS, sujetándose a que tenían la bomba atómica y nacía la era termonuclear. En esa dirección aconsejaron a los militares para que adoptaran el Dropshot como el plan que gravitaba entre dos potencias, la URSS y EE. UU. Por desgracia, EE. UU. solo tenía como alternativa el uso del arma atómica, tal cual como lo hicieron, sin necesidad militar alguna, contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, causando más de 300.000 muertes y la irradiación mortal de 200.000 personas en ambas ciudades, en donde la tierra brotó en llamas y desde sus entrañas emergieron temperaturas de hasta 15.000.000 de grados por fracciones de segundo.

Contra el territorio de la URSS, el plan Dropshot, diseñado en EE. UU., proyectaba arrojar con un golpe de sorpresa 750 bombas atómicas (50 de ellas nucleares) en dos horas, con el objeto de tratar de evitar excesivas pérdidas en sus Fuerzas Aéreas. Los objetivos del plan Dropshot estaban dirigidos a 118 ciudades y 645 aeródromos de la patria soviética. Al percatarse EE. UU. de que la URSS había probado la explosión de su bomba atómica el 29 de agosto de 1949, decidió congelar la probabilidad de una guerra capaz de generar una radiactividad inicial (especialmente mortífera) que con seguridad cubriría también zonas densamente pobladas del territorio norteamericano.

Recientemente EE. UU., el Pentágono y la OTAN, manejando la contingencia del Dropshot, como lo viejo en lo nuevo, en el contexto del conflicto ruso ucraniano, tratan de ocultar la implicación del gobierno norteamericano en el sabotaje del gasoducto Nord Stream 1 y 2, un hecho previamente pronosticado por el presidente Joe Biden, cuando reveló: "Hay que destruir el gasoducto Nord Stream que conecta a Rusia con Alemania". Cabe preguntar, ¿cuál sería la razón que impulsó a Biden a alegar lo que dijo? Esa afirmación simboliza en líneas generales la del periodista norteamericano Seymour Hersh, quien reiteró con firmeza que EE. UU. está detrás de la explosión del Nord Stream.

Así, EE. UU. en su reiterada práctica de la guerra desempolva el antiguo plan Dropshot.

 

J. J. Álvarez


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