Retina | Con la tristeza

Siento que la tristeza viene siendo acorralada como si se tratara de un delito contagioso

20/02/23.- Es pobre el caudal creativo, y quién sabe si hasta estético, que tiene la felicidad. Es escaso hasta casi los límites de de la inexistencia. De hecho, en este momento no recuerdo nada de la literatura o de las canciones que la trabaje y la presente. La infelicidad, en contraste, ha logrado alcanzar algunas cuotas de notoriedad en la narrativa y en la música.

Es diferente lo que pasa con la alegría, que tiene una fuerza enorme, que se puede expresar con gran intensidad, pero que requiere de brevedad, como bien se corresponde con esta sensación en nuestras vidas que, aunque es siempre momentánea, agradecemos y recordamos por mayor tiempo.

Lo que parece aportar más a la belleza y a la creatividad es la tristeza. Su aporte es tan nutriente que artistas, de todas las artes y de todos los géneros, logran tocarnos con un bocado triste, usando para ello muy pocos elementos.

Alí Primera nos hizo repensar nuestra realidad con el uso de evocaciones tristes que nos empujaban a la empatía y la solidaridad. “Qué triste se oye la lluvia en las casas de cartón”, al igual que “le canta a la tristeza / que en el caney se metió / Nunca la puede sacar/ porque la lleva por dentro” y “la tristeza de los siglos en los ojos del buey. Llegó con la tristeza, incluso, a llamarnos a la lucha: “Que no pisen tu corazón”.

Hablo de la tristeza y no de la depresión, menos de la depresión clínica, ni de la melancolía. De lo que trato de hablar es de la sensación de abandono, soledad, pérdida y derrota que a veces nos agarra por el cuello y nos pone humedad en los ojos. Con esos elementos se ha hecho de lo mejor de la literatura, del cancionero universal y del cine.

“¿Hay algo más triste en el mundo que un tren inmóvil en la lluvia?”, escribió Pablo Neruda en el Libro de las preguntas. Jorge Luis Borges nos dispara con “Estoy solo y no hay nadie en el espejo”.

Escribo todo esto porque siento que la tristeza viene siendo acorralada como si se tratara de un delito contagioso y, aunque aprendí de Juan Carlos Onetti que la tristeza es algo que uno no debe compartir, siempre he visto este sentimiento como una las formas que enriquecen la experiencia de la vida.

Cuando me ocurre, no la espanto. Prefiero mirarla bien, interrogarla, interrogarme. Intento saber qué propuestas está presentando, de qué está hecha, hacía qué cosas puedo proyectar ese sentimiento.

 

Freddy Fernández

@filoyborde

 

 

 


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