Micromentarios | Sukiyaki

Breve relato de una inolvidable canción japonesa

21/02/23.- Me gustan las historias que empiezan en una dirección y, a lo largo de su desarrollo, cambian varias veces de rumbo hasta llegar a un final imprevisto. Si tuviera que definir mi trabajo literario mediante palabras, me gustaría que la primera y larga frase de este artículo se tomara como tal.

El 12 de agosto de 1985 ocurrió en Japón el segundo mayor accidente de aviación, con mayor cantidad de víctimas de la historia. También el más letal que involucró a un único avión. Lo padeció el vuelo 123 de Japan Airlines, cuya ruta debió transcurrir entre las ciudades de Tokio y Osaka.

En él fallecieron 520 personas, entre pasajeros y tripulantes. Increíblemente, sobrevivieron cuatro mujeres, tres de las cuales se atrincheraron en la cola del fuselaje. La otra fue una niña que, increíblemente, salió despedida hacia un árbol y cayó ilesa sobre una rama.

Entre los 520 accidentados mortales se hallaba un célebre cantante japonés de 43 años Kyü Sakamoto, intérprete de la única canción japonesa que ha alcanzado el tope de las más vendidas en Estados Unidos y el resto del mundo. Dicha canción se titulaba Sukiyaki. De ella se adquirieron más de trece millones de copias.

Sukiyaki permaneció tres meses en el primer lugar de ventas en Japón, en 1961, aunque con otro nombre: Camino mirando arriba. Su poético inicio decía: "Camino mientras miro arriba. / De esta manera mis lágrimas no caerán / recordando los días de primavera / en esta noche solitaria".

Un año después, el ejecutivo británico Louis Benjamin la escuchó durante un viaje que hizo a Japón. Le gustó tanto que, a su regreso al Reino Unido, decidió grabarla  instrumentalmente en su disquera Pye Records, con el grupo Kenny Ball y sus Jazzmen. Fue Benjamin quien le cambió el nombre. En 1963, el sello Capitol Records la lanzó en Estados Unidos e Inglaterra con Sakamoto, su intérprete original, aunque conservando el título que le dio Benjamin.

Sukiyaki debutó en el puesto 58 de ventas, y, en pocas semanas, alcanzó el número uno. Quienes no la conozcan y deseen oírla, la conseguirán en Youtube. Es muy hermosa, aunque a estas alturas suena almibarada. Su belleza refleja el espíritu poético que le infundieron sus compositores Rokusuke Ei y Hachidai Nakamura.

Dicho espíritu fue irrespetado por Louis Benjamin y por quienes la promovieron más tarde, al conferirle y conservar el título por el que fue conocida en Occidente. Sukiyaki no es una palabra de tintes maravillosos, ni llena de colorido, sino el prosaico nombre de un plato japonés, confeccionado con tiras de carne, vegetales y otros ingredientes, que se cocina a fuego lento en la mesa de los comensales.

Durante su viaje por Japón, Benjamin lo comió y le gustó bastante. Cuando hizo grabar la canción, pensó que el título poético no era atractivo y la rebautizó Sukiyaki, irrespetando no solo a la música sino a la cultura japonesa.

El resultado comercial de este irrespeto fue, para su fortuna, mucho mayor del que pudo haber soñado.

 

Armando José Sequera


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