Psicosoma | En busca de la felicidad

21/02/23.- Ese sueño y deseo del ser humano de una vida feliz nos mantiene en continuos vaivenes, y resulta ser que está frente a nuestras narices: en cuidar las relaciones sociales, ahora refrendado por la investigación del desarrollo adulto realizada por Robert Waldinger y Marc Schulz —de Harvard—, en el libro The good life. A propósito: recuerdo a las tatarabuelas que nunca permitían el ir a dormir sin desear las buenas noches, y menos si los hermanitos se peleaban. Ellas con cuentos en torno al conflicto reforzaban el respeto y amor, tanto a la familia como a la comunidad, los hábitos de higiene, el cuidar a la naturaleza, la Pachamama; digo esto porque los autores señalan que se deben mantener buenas relaciones y estrechas con la familia, la satisfacción con los amigos, vecinos, en el trabajo y la comunidad.

Este estudio se inicia después de la Gran Depresión en 1938 —ya mi padre contaba diez años, y siempre insistió hasta sus noventa y dos años en el amor familiar, entre hijas e hijos y hacia el servicio comunitario. Veía por la construcción de casas, tuberías de agua, postes de luz, equipos deportivos, juegos tradicionales y fiestas del Kontor, los Danzantes de Tijeras en la capital, y en paralelo en sus pueblos originarios construía escuelas y participaba en frentes comunales en defensa de la tierra, liderados por el equipo deportivo La Juventud de Pampachiri—  con setecientos hombres jóvenes, unos estudiantes de la Harvard y otros de barrios pobres de Boston, a quienes se les hizo un estudio longitudinal controlado en las áreas física, mental y emocional a lo largo de sus vidas.

Estos investigadores insisten en la presencia física, con atención en las relaciones, el estar conectados unos a otros, en sentir y pensar que somos personas importantes y saber escuchar a tiempo. Al estar recluidos por el Covid, le dimos más valor al tiempo presencial, a las amistades, los familiares y en especial a los que comparten la convivencia —muchas personas solas en habitaciones contaron su sufrimiento—. El psiquiatra Waldinger manifiesta que las  energías desplegadas con gusto no le agotan, y al contrario le retroalimentan con más vitalidad porque se siente en conexión con las personas con quienes trabaja, y añade que no encuentra satisfacción en las redes sociales o la televisión porque necesita de la interacción humana. 

Recomienda articular relaciones con presencia física y mejor con aquellas con quienes se tienen conflictos. El psiquiatra estadounidense aclara que "los conflictos realmente minan nuestra energía, quiebran nuestra salud". Este director es el cuarto del estudio sobre desarrollo adulto, que comenzó hace más de siete décadas y es el más prolongado sobre la felicidad —sigue en proceso y hace una década incluyó a las esposas—. El estudio sobre desarrollo adulto  de la segunda generación actualmente cuenta con más de mil hombres y mujeres, hijos de los participantes originales. 

Nos enfatiza la calidad de nuestras relaciones:

Lo que encontramos es que en el caso de las personas mas satisfechas en sus relaciones, más conectadas a otros, su cuerpo y su cerebro se mantienen saludables por más tiempo, y una relación de buena calidad significa una relación en la que te sientes seguro, en la que puedes ser tú mismo; claro que ninguna relación es ideal, pero esas son cualidades que hacen que la gente florezca.

Hacer cosas que tengan significado y algo novedoso nos suma. Las personas más satisfechas en sus relaciones a los cincuenta años eran las más sanas a los ochenta y tenían menos adicciones.  

 

Rosa Anca


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