"Rusia propuso alternativas pacíficas, pero no obtuvo respuesta"
Sergio Rodríguez Gelfestein analiza conflicto entre Occidente y Rusia en Ucrania. Parte I
23/02/23.- El 24 de febrero de 2022 el presidente de Rusia, Vladimir Putin, inició la operación especial de desmilitarización y desnazificación en Ucrania, como respuesta a las constantes amenazas militares de OTAN muy cerca de la frontera rusa, así como la incursión del “neonazismo “y los asesinatos y violaciones de derechos humanos que se estaban presentando en la zona del Donbás.
Recordemos que en 2014 el gobierno constitucional de Ucrania, presidido por Víktor Yanukóvich, anunció el aplazamiento de la firma del Acuerdo de Asociación con la UE, asentando su decisión en la necesidad de desarrollar las relaciones económicas y comerciales con las exrepúblicas soviéticas y, de forma particular con Rusia.
La reacción de los partidarios de la eurointegración fue convertir el Maidán, plaza principal de Kiev, en el epicentro de la confrontación entre las fuerzas radicales y los policías, que causó decenas de víctimas mortales. A partir de allí se desencadenó la persecución y asesinato de simpatizantes del gobierno de Yanukóvich, y más adelante, en su destitución.
Todo ello resultó en la autodeterminación de dos repúblicas populares, Lugansk y Donetsk, pese a la negativa de Kiev, la Unión Europea y EEUU. Del mismo modo, la reunificación de la Península de Crimea a la Federación rusa condujo a sanciones por parte de Occidente a Rusia, al acusarla de “anexarse” dichos territorios.
Con la llegada del presidente Volodimir Zelenski, los ataques y amenazas de la OTAN al gobierno de Putin se intensificaron. Ha sido violada una serie de acuerdos y compromisos que hace décadas fueron firmados entre Rusia y la OTAN, y que hoy día han llevado a un conflicto militar que afecta a miles de civiles.
Pese a los intentos del Kremlin por consolidar medios pacíficos para la resolución de la problemática que se vive en Europa, Occidente parece que busca escalar en el conflicto con fines que están a la vista de todos.
En este contexto, Ciudad CCS entrevistó al periodista y analista internacional Sergio Rodríguez Gelfenstein, para que nos hiciera un análisis y nos diera una perspectiva de esta historia.
— “Rusia no inició las hostilidades en Ucrania, solo pretende acabar con ellas”, dijo recientemente el presidente de Rusia cuando declaró a los medios que las hostilidades las iniciaron los nacionalistas y sus aliados en Kiev en 2014. ¿Hubo un objetivo específico contra el Kremlin tras el golpe de Estado al expresidente ucraniano Víktor Yanukóvich?
—Si hay que marcar un inicio del conflicto en Ucrania, efectivamente la fecha es 2014 y es muy importante definir cuándo comenzó el conflicto, porque asumir que empezó el 24 de febrero de 2022 cambia toda la perspectiva del asunto.
Efectivamente, había en Ucrania un presidente constitucional que era Víctor Yanukóvich y que se proponía tener una buena relación con Rusia, establecer mecanismos de cooperación económica y comercial, lo cual atentaba contra los planes de expansión de la OTAN. Por eso, desde la llegada de Yanukovich al poder, se comenzó por parte de la CIA y los órganos de inteligencia, o incluso el Departamento de Estado a conspirar, a generar condiciones para producir un derrocamiento violento, utilizando el instrumento de las revoluciones de colores que llevó al golpe de Estado que derrocó a Yanukóvich para instaurar un gobierno proclive a Occidente y `particularmente a Estados Unidos con la amenaza entonces, del ingreso de Ucrania a la OTAN con la amenaza también de militarizar mucho el país, lo cual significaba una amenaza para Rusia.
Pero esto no fue el detonante de la situación. Todavía podía haber un gobierno de ese tipo que se planteara incluso tener una buena relación con Rusia, lo que no fue el caso. No fue así, pero el hecho es que comenzó una persecución contra las minorías y no solamente contra la minoría rusa, que es mayoría en lo que era el este de Ucrania y en la península de Crimea. Y por eso Crimea realizó un referéndum en el cual la gran mayoría de la población votó a favor de su incorporación a Rusia, lo que se hizo en el marco constitucional porque al ser Crimea una república inserta tenía una constitución propia que permitía un referéndum de ese tipo.
Eso fue el origen para que se iniciara la justificación de la conflictividad de parte de Occidente y las sanciones de Occidente hacia Rusia, aduciendo que la incorporación de Crimea era ilegal y que, por tanto, iba a ser objeto de sanciones.
Comenzó una persecución a los hablantes de ruso, se les impedía hablar en su idioma, profesar su religión y ante eso las provincias de Donetsk y Lugansk resistieron. Comenzó una guerra de resistencia frente a los ataques de las fuerzas armadas ucranianas que además fueron penetradas. No solamente las Fuerzas armadas, todo el aparato del Estado ucraniano fue penetrado por organizaciones nazi fascistas que comenzaron a repetir las acciones que se habían desarrollado por parte de Hitler durante la invasión que realizaron a la Unión Soviética a partir de 1941.
Y ante esta situación, después de muchos intentos por parte por parte de Rusia de buscar una salida negociada de la creación del Cuarteto de Normandía, se produjeron los acuerdos y las negociaciones que hubo en Minsk, en las cuales las provincias del Este no se planteaban salirse de Ucrania, sino que querían tener un estatuto de autonomía que les permitiera mantener su idioma y su religión. Y como hemos visto recientemente, la participación de Occidente, incluidas Alemania y Francia y del propio gobierno ucraniano, solamente perseguía ganar tiempo para rearmarse e iniciar, ampliar o intensificar el proceso de expansión de la OTAN hacia el Este.
Entonces, si buscamos un objetivo específico era generar condiciones para la expansión de la OTAN hacia el Este. Y para eso Occidente apoyó la nazificación de Ucrania para transformarla en un ariete de Occidente de la OTAN contra Rusia.
—¿Qué acuerdos se violaron cuando a inicios del 2022 Occidente decidió la expansión de la OTAN a las aproximaciones de la frontera rusa?
—Desde la propia desaparición de la Unión Soviética y cuando Rusia asumió las responsabilidades que tenía y se independizaron, por así decirlo, de la Unión Soviética, las 15 repúblicas que formaban parte, entre ellas Rusia, Bielorrusia y Ucrania, se establecieron una serie de acuerdos y compromisos que están escritos, en los cuales la OTAN se comprometía a no expandirse hacia el Este; sin embargo, en todos estos años la OTAN ha incorporado a países que antes pertenecieron al campo socialista como Checoslovaquia, que hoy son dos países: República Checa y Eslovaquia; algunos países como Yugoslavia, Bulgaria, Hungría, Polonia y también países que pertenecieron a la Unión Soviética como Lituania, Letonia, Estonia y otros que se fueron incorporando a la OTAN. Así incumplieron los compromisos que habían hecho con el presidente Yeltsin y altas autoridades de Estados Unidos y de Europa. Y estos acuerdos fueron violados no ahora en el 2022, vienen siendo violados desde hace más de 20 años, cuando inició esa expansión que, incluso, se negoció antes de la caída de la Unión Soviética, cuando se estaba negociando la situación que se estaba generando en Europa con la partición de Alemania.
Entonces, esto no ocurrió a partir del año 2022, sino que ocurrió desde hace 30 años atrás y uno puede en el mapa ir viendo cómo se fueron incorporando nuevos territorios a la OTAN y acercando las fronteras de la OTAN al corazón de Rusia, lo cual no puede ser permitido por ninguna potencia seria.
—¿Por qué la Operación Especial de Desmilitarización y Desnazificación no es una invasión?
—Invasión es un término genérico que tiene muchas interpretaciones. Desde el punto de vista militar, una de las definiciones de una invasión tiene que ver no con el carácter de la operación, sino que con la cantidad de fuerzas que participan. Pero hay una serie de estatutos que plantean que una invasión per se es una acción agresiva.
Por supuesto, y desde ese punto de vista es que se utiliza el lenguaje o la definición de que la operación militar rusa en Ucrania es una invasión. Pero eso es muy engañoso, porque a casi todas las invasiones que ha producido Estados Unidos y la OTAN en diferentes partes del mundo se les llama intervenciones, incluso en algunos casos intervenciones humanitarias. No se les llama invasiones. Entonces, ahí hay una utilización interesada del término.
Ahora, en la operación especial de desmilitarización y desnazificación, se establecen los objetivos que se planteó Rusia con esta operación. Es decir, las características típicas de una invasión tienen que ver con el intento de derrocar el gobierno, lo cual no es un objetivo de Rusia; intentan ocupar territorio, tampoco es un objetivo de Rusia.
Esta operación se está realizando por decisión de los ciudadanos de estas regiones que votaron en referéndum con una participación multitudinaria y decidieron que querían formar parte de Rusia. En ese sentido, la operación militar de especial de desmilitarización y desnazificación persigue claramente esos objetivos. No persigue los objetivos de una invasión típica que se propone esos dos objetivos derrocar a un gobierno establecido y ocupar territorios que no le corresponden.
Ya veremos si el propio desarrollo de los acontecimientos, la participación directa de los países de la OTAN u otras condicionantes cambian el objetivo de la operación militar rusa en Ucrania. Pero hasta ahora los objetivos de desmilitarización y desnazificación se mantienen.
—¿Qué exigía el Kremlin en sus propuestas de garantías de seguridad y por qué Occidente se negó a reconocerlas? ¿Sería este uno de los detonantes para el inicio de la operación militar de Rusia en Ucrania?
—Rusia publicó en los principales diarios de Estados Unidos un artículo firmado por el presidente Putin, en el que se da a conocer públicamente cuáles habían sido los ofrecimientos y la propuesta que hizo Rusia a Estados Unidos y Europa, y eso ni siquiera tuvo respuesta, ni siquiera un acuso de recibo.
Básicamente lo que se exigía era que Ucrania no entrara a la OTAN, que no se estacionaran tropas de la OTAN en Ucrania y que no se instalaran misiles en Ucrania. Unos días antes del inicio de la operación militar especial rusa, altos voceros o incluso el presidente Zelenski, anunciaron que iban a solicitar la instalación de armamento nuclear en Ucrania lo que, desde todo punto de vista, es inaceptable.
Ya sabemos lo que pasó en 1962 en Cuba cuando en la cercanía de Estados Unidos, la Unión Soviética estableció misiles, lo cual no fue permitido por Estados Unidos. Fue un conflicto muy grande que casi lleva a la Tercera Guerra Mundial.
Hoy es una situación muy similar a esa, y el Kremlin entonces exige básicamente eso, que no hubiera tropas de la OTAN en Ucrania, que Ucrania no entrara a la OTAN y que no se instalaran misiles y armamento nuclear en Ucrania.
Efectivamente, los anuncios hechos por altos jerarcas ucranianos en el sentido de su solicitud de ingreso a la OTAN y la instalación de armamento nuclear de la OTAN en Ucrania, fue el detonante fundamental para el inicio de la operación militar de Rusia en Ucrania en febrero el año pasado.
—Algunas fuentes señalan que Rusia tuvo alternativas pacíficas para resolver el conflicto, ¿hay algo de real en esto?
—Esta pregunta de alguna manera la contesté anteriormente. Claro que hubo alternativas pacíficas y Rusia las propuso. Las negociaciones de Minsk, eran eso; era una alternativa pacífica a la resolución del conflicto que, como ya hoy se sabe, Alemania, Francia, es decir, Occidente lo utilizaron solamente para ganar tiempo, para armar al ejército ucraniano.
Otra otras alternativas pacíficas fueron todas las propuestas de negociación que Rusia envió a Estados Unidos y que no tuvieron respuesta. Claro que hubo alternativas, el problema es que no hubo respuesta de ellas por parte de Washington y en el caso de los acuerdos de Minsk era una negociación que hubiera evitado esta guerra. Ya hoy es público que ni Alemania ni Francia ni Ucrania las tomaron realmente en serio.
—Aunque algunos voceros de la Unión Europa y desde EEUU se ha dicho que ellos no tienen ningún vínculo con la guerra, siguen enviando armas y tanques de guerra a Ucrania, ¿es esta una guerra de Occidente contra Rusia?
—Desde que comenzó esta última fase del conflicto hace ya casi un año, Rusia estableció algunas líneas rojas y la OTAN también estableció las suyas. Ellos mismos se comprometieron a no participar directamente en el conflicto, lo cual ha demostrado una total falsedad. Hay miles de soldados mercenarios de la OTAN, oficiales de la OTAN, participando directamente como combatientes. Toda la inteligencia que utiliza la fuerza armada ucraniana proviene de la OTAN, de sus satélites, de sus de sus órganos de inteligencia, de sus instalaciones de radioescucha, etc.
También se está entregando armamento y ese armamento en el corto plazo no puede ser operado por los ucranianos, porque requiere un tiempo de preparación y entrenamiento. Lo que significa que, si ese armamento se entrega en un primer momento, necesariamente va a tener que ser operado por oficiales y soldados de la OTAN.
Entonces, que se diga que Europa y Estados Unidos no tienen ningún vínculo con la guerra es totalmente falso y efectivamente, todo esto está conduciendo a que ya varios analistas militares ya hablen de una Tercera Guerra Mundial en desarrollo, porque ya no es estrictamente un conflicto entre Ucrania y Rusia, sino que hay una incorporación total de fuerzas militares tanto del punto de vista del armamento, de la inteligencia, de la conducción del mando de las tropas en el terreno por parte de oficiales de la OTAN.
—La guerra no solo se ha dado en espacios militares, Rusia ha sido víctima de sanciones por parte de Occidente desde que la Península de Crimea decidió a través del voto popular anexarse a la Federación rusa, ¿cuál es el saldo de estas sanciones tanto para Rusia como para la coalición europea contraria?
—Sí claro, hay que recordar que la definición de guerra es la continuación de la política por otros medios, a saber, por medios violentos. El conflicto militar es solamente un componente de la guerra. La guerra se desarrolla simultáneamente en otras áreas: en la política, en la diplomacia, la economía, las finanzas, en la ciencia, etc.
Las sanciones que Occidente ha impuesto a Rusia son parte de esa guerra. Pero, Rusia se preparó durante 8 años antes de tomar esta decisión. Trató de evitar por todas las formas posibles que se llegara a esta situación, sin embargo, se daba cuenta que Occidente hacía caso omiso de todas las propuestas y en ese sentido, se comenzó a preparar.
Y la preparación de Rusia para la guerra no solo se dio en términos de la preparación militar, en la preparación de las fuerzas, de los medios de combate, de la industria de la defensa para sostener una guerra larga; sino que también hubo una preparación en términos financieros, económicos, en términos de ser capaces de dar respuesta a la agresión económica, en términos comerciales, diplomáticos, del desarrollo científico.
Toda esa preparación versus la improvisación que hemos visto por parte de la OTAN y de Europa, sobre todo de Europa, ha mostrado que las sanciones de la Unión Europea y de Estados Unidos contra Rusia se han revertido, y hoy cuando analizamos los índices en cuanto a inflación, a la devaluación de la moneda y a los índices macroeconómicos, vemos que Rusia ha resistido en gran medida la agresión de Occidente.
Rusia cerró el año 2022 con una caída del PIB del 2.5 % que es mucho más baja de la que auguraban los organismos internacionales y curiosamente la que auguraba los propios órganos económicos de Rusia.
De manera que se puede concluir que Rusia fue capaz de resistir económicamente las agresiones de las sanciones económicas de Occidente, cuando lo observamos en términos de ingreso petrolero, ingreso gasífero, del aumento de las reservas internacionales, del control de la inflación, la revaluación del rublo frente a las monedas occidentales. Y una economía que sigue funcionando y que sigue produciendo.
No ha habido grandes contratiempos en el funcionamiento económico del país, ni federal, ni tampoco para los ciudadanos.
En ese sentido, se ha visto que el potencial de Rusia para resistir la agresión ha sido muy importante, aunque por supuesto, hay afectaciones, hay limitaciones, que están enfrentando y que están resolviendo, en la medida también en que en el mundo se va tomando conciencia de la verdadera causa de esta situación creada en Ucrania y buena parte del planeta no se ha plegado a las sanciones de Occidente contra Rusia.
—¿Qué saldo ha dejado el conflicto para las poblaciones civiles?
—En todas las guerras la población civil que está inerme siempre es la principal afectada. Porque no tiene posibilidad de defenderse, porque hay una pérdida de vidas y porque sus propiedades, sus casas, sus lugares de trabajo o estudio, son destruidos. Se altera completamente la vida de la población; hay que evacuar a gigantescas cantidades de ciudadanos algunos voluntariamente, otros en salvaguarda de su vida son retirados de la zona de las operaciones militares.
Estamos hablando ya de miles de muertos tanto en Ucrania como en Rusia, porque el armamento que está entregando la OTAN a Ucrania, básicamente, se está utilizando contra objetivos civiles en Rusia, violando todas las normas internacionales y todos los acuerdos para la regulación de la guerra, que establece claramente que no se pueden hacer operaciones contra la población civil.
Hay varios miles de muertos ya dentro de la población civil lo cual, como dije antes, viola la guerra, pero también es un saldo sumamente lamentable frente al cual la comunidad internacional se ha mantenido ajena y la ONU totalmente en silencio, avalando de alguna manera los desmanes que la fuerza armada ucraniana están haciendo contra la población civil.
SARAH ESPINOZA / CIUDAD CCS