26/02/23.- A ver, a ver, a algunos no les parecería una batalla en toda la regla, porque los tiros, que sí los hubo, no fueron en el frente principal. "Más de sesenta sujetos armados atacaron con granadas el puesto fronterizo La Mulata", recuerda Telesur, un puesto de la Guardia Nacional en la frontera. Adentro, los nuestros no se amedrentaron y resistieron.

En el frente principal se alinearon los dos ejércitos a ambos lados de la frontera. Del lado colombiano estaban Iván Duque, entonces presidente de Colombia; Mario Abdo Benítez, de Paraguay, y Sebastián Piñera, presidente de Chile; nadie les preguntó quién les había dado vela en este entierro. Todos hacían el mandado por encargo.

En el concierto, el día anterior, estaban muchos artistas de la industria cultural. El 23 de febrero los protagonistas no tenían tanto glamour: como mostró una televisora colombiana, preparaban bombas molotov; otros se ubicaban bajo el puente y amenazaban con "quebrar a esos malditos".

DW anunciaba que esperaban movilizar (¿desplazando sin diálogo?, ¿no se llama esto "a la fuerza"?) cien millones de dólares en ayuda humanitaria. Nadie preguntó después qué pasó con esa cantidad de “ayuda”, ¿la mandaron para otro lado?

Caritas y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) estaban brindando asistencia humanitaria en Venezuela, con la colaboración del gobierno nacional y sin obstáculos. Pero esto era otra cosa. La Resolución 46/182 de la ONU de 1991 establece como principios de la ayuda humanitaria: el consentimiento de los Estados afectados, el respeto por la integridad territorial, una estricta neutralidad y que la asistencia a las partes debe llegar sin discriminación política. En otro artículo de la agencia alemana DW, de febrero de 2019, se apuntaba a que, según el CICR, Caritas y la ONU, ninguno de estos supuestos se cumplía en el caso de esta "ayuda" que pretendía entrar "sí o sí" a Venezuela.

Andrei Gómez, de la ONG colombiana Rodeemos el Diálogo (ReD) y también investigador del American Institute of University College de Londres, señalaba además que:

El mecanismo internacional de operación es la Usaid, a través de una movilización de soldados de USA, y esto parcializa el apoyo hacia un solo lado… Podría resultar en un incidente, podría escalar la tensión y justificarse una intervención de EE. UU. si una agencia de ellos fuera atacada. Esa alianza entre USA y Colombia puede provocar un conflicto fronterizo bilateral.

Por ahí iba el plan y la preparación de la escena.

La Fuerza Armada Nacional Bolivariana y el bravo pueblo venezolano los frenó, con paciencia, patriotismo, valentía y piedras. El único incidente, el incendio de un camión, como quedó comprobado, lo provocaron ellos. Fue una confrontación real, histórica y decisiva esa batalla de los Puentes del 23 de febrero de 2019.

Humberto González Silva