Arrimando la brasa | Las muchas vidas de Campo Carabobo

02/03/23.- Rodrigo Benavides es un distinguido fotógrafo venezolano, que ha llevado a cabo todo un reportaje fotográfico de imágenes tomadas en el Campo Carabobo, acerca de lo cual ha desarrollado un interesante trabajo relativo, no solo a lo que ese espacio territorial significa para los venezolanos, sino que ha introducido en su propuesta lo que ese lugar es hoy con población circundante de varias generaciones y lo que el mismo puede significar, dada su referencia histórica, la existencia en el entorno de habitantes de diferentes grupos generacionales, y cómo un hecho de trascendencia histórica de tanta categoría es significativo a través del tiempo y puede producir una obra creativa desde lenguajes totalmente disímiles.

La exposición de Benavides juega con el territorio tal y como reproduce su imagen en el hoy de 2023, pero suma a ello la sugerencia de su propio imaginario como artista de la fotografía, con resultados muy interesantes. Aún no se conforma con esto, sino que realiza un conversatorio con un colectivo de ponentes quienes expresamos nuestros puntos de vista al respecto.

La exposición fotográfica de Benavides continúa en el Museo de Arte Valencia (MUVA), antiguo Ateneo, y sigue siendo polémica por lo interesante de su planteamiento.

Tuvimos la oportunidad de escuchar al fotógrafo expresando sus posturas, al lado del realizador cinematográfico Luis Alberto Lamata, quien creó una excelente serie televisiva sobre ese importante tiempo histórico que constituyó, culminando con la batalla de Carabobo, para la televisión venezolana.

Nos resulta por demás interesante esta propuesta, que de algún modo sugiere la realización de obra creadora y miradas desde diferentes enfoques y lenguajes, alrededor de un territorio, un paisaje rural existente que, a partir de una hazaña como aquella, abre dimensiones diversas, disímiles, a mentes innovadoras que trabajan con diversidad de lenguajes, produciendo obras artísticas de comunicación al alcance de públicos mayoritarios, dándonos a conocer lo que un fenómeno de orden histórico puede hacer nacer al ser recibido por el espectador, y a su vez responder, en términos de crecimiento, con imágenes nuevas que ya contienen en su haber esa semilla del pasado.

Hoy contemplamos, desde las ventanas del edificio donde vivimos, el desfile de los niños, de las escuelas cercanas, alusivo a la fecha histórica en conmemoración, y pensamos en la misma circunstancia posible: ellos desde sus formas expresivas de hoy, su entorno cotidiano del 2023, recreando sucesos de la historia patria de siglos atrás, y la instancia que señala sus propios aportes al paisaje de ese pasado de la historia territorial.

La posibilidad de multiplicación de estas instancias es definitivamente infinita.

 

Laura Antillano


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