Un sueño: comuna despatriarcal o nada

03/03/23.- “Sin feminismo no hay socialismo” es una frase que quedó grabada en muchas mujeres hijas de Chávez. Entender un proceso revolucionario con miras al socialismo es mirar la igualdad social y de género no solo como un panfleto, sino como un sueño que se traduce en la dignificación de la vida de las y los comunes.

Chávez dio a la mujer el lugar que siempre ha merecido en la historia, la asumió como principal sujeta de transformación en un proceso que busca la justicia e igualdad social. No solo como cuidadora sino también paridora del hacer de lo nuevo, de reinventar las formas de hacer y de resistir a un atroz bloqueo que esclaviza y complejiza su cotidianidad.

“Sin la verdadera liberación de la mujer, sería imposible la liberación de los pueblos y soy un convencido de que un auténtico socialista debe ser también un auténtico feminista”, no hablaba paja, y es que sería contradictorio que en la lucha revolucionaria no esté transversalizada la perspectiva de género, incluso como una forma auténtica de pensar, hacer y generar relaciones políticas.

Precisamente por atender el llamado del “Comuna o Nada”, en la Unión Comunera reconocemos como fundamental incorporar la noción del feminismo comunal, como categoría que logre explicar la posición política e ideológica del movimiento comunero, que desde su posición de clase y desde su construcción territorial afirma su tajante rechazo hacia todas las formas de discriminación y opresión que viven las mujeres que representan no un sector social, sino la mitad de la humanidad.

Seguimos el legado que se sembró un día como hoy pero en el año 2013, donde tomamos las riendas para llevar a cabo lo que llamamos La Ruta de las Flores, una iniciativa que nace con y para el pueblo llano que sueña con un territorio libre de violencia, y es cuando nos pensamos e imaginamos ¿cómo sería vivir en una comuna despatriarcal? ¿Será que podemos liderar procesos transformadores con nuestras propias voces? ¿Podemos transitar por el barrio y territorios en general a la hora que sea sin sentirnos en riesgo? ¿Podemos decidir si ser madres o no, comprendiendo que necesitamos métodos seguros para evitar embarazos no deseados? ¿Podrían las niñeces ser felices y aprender de inclusión, respeto, igualdad y educación sexual? ¿La educación sexual puede ser democratizada sin privilegios?

Seguimos tu camino, Comandante. Las mujeres volvemos una y otra vez a ti para seguir caminando la utopía, “hasta que todo sea como lo soñamos”.

Niedlinger Briceño Perdomo / CIUDAD CCS


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