Su concepción de la historia

“Tenemos que liberar la historia, tenemos que liberar a los muertos” 
Hugo Chávez

 

03/03/23.- Una consideración preliminar para la comprensión de la concepción de la historia en Chávez es la ruptura paradigmática, metodológica y teórica que hace con los discursos historiográficos de las élites; lo que lo condujo a la resignificación de procesos históricos, desde el punto de vista del nosotros como pueblo. 

Con Chávez en la primera magistratura del país, el discurso oficial cambió de lugar de enunciación, abandonando las visiones que conducen a los pueblos a la aceptación de la condición de dominación, y construyendo un discurso historiográfico donde el sujeto pueblo es el protagonista en su proceso de liberación. 

Nuestra generación fue testigo de cómo el Comandante Chávez puso a dialogar al discurso oficial con el imaginario popular, contradiciendo muchas de las premisas de la historiografía oficial, consideradas como verdades indiscutibles. Cuando desde la presidencia se decretó al 12 de octubre como Día de la Resistencia Indígena, en las misiones educativas, asambleas y otros espacios de organización y formación popular era común escuchar encendidos debates sobre el mal llamado descubrimiento y las nefastas consecuencias del régimen colonial.

La historia pasó a ser un tema de debate público y hoy se discute en todo el país, sobre una visión distinta que pretende acercarnos y redescubrir a Guaicaipuro, Bolívar, Manuela Sáenz, Rodríguez, Miranda, Sucre, Zamora, Cipriano Castro, entre tantos otros.

La figura del Comandante Chávez insurge en la escena pública cuando las élites mundiales pretendían imponer el discurso del “fin de la historia”. El curso de los acontecimientos en Latinoamérica la convirtieron en la antítesis de los postulados de Fukuyama, demostrando la idea-fuerza de Bolívar como símbolo que se transformó en idea movilizadora de pueblos. 

Invito a los historiadores e historiadoras a construir una historiografía insurgente, donde aprendamos a mirarnos con nuestros propios ojos y valorarnos bajo nuestros propios parámetros, reconociendo desde una visión de complejidad y totalidad, las contradicciones, relaciones y tensiones, que nos conduzcan a descolonizar el pensamiento. 

Anabel Díaz Aché / CIUDAD CCS

 


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