Un libro de amor

La grandeza más grande de Chávez, el amor.

04/03/23.- Nadie amó los libros como los amaba Chávez. Tanto que quería contagiarnos de ese amor. Compartirnos cada palabra leída, el sentimiento, el estremecimiento que produce una frase bien bordada, la iluminación que dejan las ideas, la deliciosa soledad y el silencio de la lectura en voz bajita. A él, para él, yo escribiría un libro de amor.

Un libro que hablara sobre la grandeza más grande del que ya era considerado el Hombre del Siglo, aun cuando el siglo apenas despuntaba. La grandeza más grande de ese que nace cada cien años, cuando despiertan los pueblos, y que volvió a nacer aquí, con el país en sus manos, un continente sobre sus hombros y todos los excluidos del mundo en el alma. La grandeza más grande del estratega, el visionario que parecía venir tantas veces del futuro, tantas del pasado, cargando una hoja de ruta en una mano y en la otra, nuestra independencia inconclusa como tarea pendiente; recogiendo los pedazos de nuestra historia mutilada y dándole forma, sentido, fuerza, y entonces fuimos otra vez lo que nacimos para ser…  el arquitecto de la nueva política, la nueva diplomacia, del nuevo mundo que estamos pariendo.

Un libro que cuente a Chávez, el héroe de las mil virtudes que en la inmensidad épica de historia viva que él lideró, en lugar de volar y hacerse inalcanzable, se aferró a lo humano y mantuvo pegados al suelo los pies del Arañerito que fue. Y así nos comandó, a pecho abierto, repartiendo generoso carcajadas con ojos chinos de picardía, sin temer a la fragilidad de una lágrima ni al temblor de una arrechera. Chávez humano siempre, borrando la distancia que la presidencia imponía con ternura de galletas masticadas por un niñito, con la añoranza en un suspiro por su vida sencilla que ya no sería más, con las canciones desafinadas más bonitas y sentidas, con historias de cuartel… Chávez y el café en tacita de peltre, los zapatos sobaos y ojos profundos que lo miraban todo desde el corazón.

Chávez a quien nada humano le pareció insignificante o pequeño jamás. Esa es su grandeza más grande, la que le permitió ser todas las otras cosas grandes que es Chávez, el amor.

Carola Chávez


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