Cine para llevar | La inmortalidad y el cine

La magia del cine y la televisión no termina con la muerte

"Mueren los actores, pero su obra permanece". Esta es una frase que hemos escuchado muchas veces e incluso repetimos, y aunque es verdad, cobra un sentido absoluto y real cuando ocurre la desaparición física de cualquiera de tus actores favoritos.
 
La magia del cine y la televisión no termina con la muerte, por el contrario, ayuda a consolidarla.  
A diferencia del resto de los mortales, que podemos tener o no registros audiovisuales de nuestra vida (fotos, videos), los actores se mantienen muy vivos en las ficciones que representaron. Es fascinante como su imagen, su cuerpo y su voz.permanecen intactos en las películas, series y producciones que realizaron. Pasa algo similar con los cantantes, nunca se van definitivamente porque si quieres volver a escucharlos basta con regresar a cualquiera de sus grabaciones en  audio o video.
 
Supongo que esto no sirve de alivio para los familiares directos, parejas, hijos, padres, hermanos, de los intérpretes desaparecidos, pero para su público supone un gran consuelo el saber que pueden encontrarlos en el lugar donde durante toda la vida lo hicieron: en la pantalla. 
 
Esto lo sabemos o al menos lo intuimos cuando nuestros actores favoritos están con vida, sin embargo, es un conocimiento que no se afianza hasta que dejan de estarlo. 
 
Las celebridades, actores incluidos, debido a su estatus y a todo lo que engloba su oficio, generan durante años una apariencia de inmortalidad que cuando se viene abajo, debido a cualquier deceso inesperado, causa gran conmoción.  
 
Todos moriremos: ricos, pobres, famosos, actores o plomeros. Eso lo sabemos, pero la mayoría del tiempo no lo tenemos presente.
 
Cuando volvemos a ver alguna producción con un actor o actriz que ha dejado de formar parte de este mundo, es inevitable pensar que aunque parece muy vivo, risueño, juvenil o hermoso en pantalla, ya dejó de ser cualquier cosa porque simplemente ya no está.
 
Sin embargo, es precisamente en ese instante que se agradece la posibilidad que ofrece el cine: crea mundos paralelos donde todo es posible, sus personajes son eternos y las circunstancias vuelven a suceder una y otra vez mientras observas la historia.  
 
 
El cine ofrece la inmortalidad no solamente para los actores o actrices que encarnan la trama, también para el espectador, porque nos permite sentir que una parte de nosotros (esa época de nuestra vida cuando presenciamos por primera vez esa ficción, ese que fuimos en ese momento, aquello que vivimos ese año) también vuelve cuando ponemos la mirada otra vez sobre esa obra.
 
El cine y la televisión proponen la inmortalidad de sus integrantes y de todos aquellos que hacemos de este entretenimiento parte importante de la existencia. El séptimo arte y las ficciones televisadas son muchas veces una forma de compañía, un relato que avanza en paralelo con el nuestro, por lo que sus intérpretes terminan siendo amigos imaginarios, personajes de ficción que pueden sentirse tan vivos (e incluso a veces más) que todas aquellas personas que nos rodean.
 
La inmortalidad si existe, la muerte termina con la vida, pero solamente en la realidad; en la pantalla, grande o chica, todos vuelven, gracias a Dios.
 
 
Luisa Ugueto Liendo | @luisauguetol

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