Punto de quiebre │ Venezolano feminicida preso en Argentina
“Créeme, me duele más que a ti", dijo el criminal a su paisana y esposa, antes de matarla
07/03/23.- Mayerling Mariana, de veinticinco años de edad, y José Antonio, de veintiocho, se reunieron una tarde y planificaron, aprovechando la ola (moda), emigrar del país, aunque, a decir verdad, tan mal no les estaba yendo en Venezuela. Decidieron que el destino sería Argentina, pero estaban claros de que se les iba a hacer sumamente difícil llegar a un país extraño a establecerse a tratar de salir adelante, sobre todo porque tenían un niño pequeñito. La solución acordada fue que él se fuera primero y una vez que lograra establecerse y resolver aspectos puntuales como trabajo y vivienda, ella se iría con el niño.
Todo ocurrió según lo acordado. José Antonio se fue adelante y se estableció en el barrio Las Flores, de Buenos Aires. Había logrado conseguir trabajo en una barbería de Recoleta y, además, había realizado varios contactos para conseguirle un trabajo a Mayerling Mariana.
Los primeros meses todo marchó de acuerdo con los planes y se podría decir que estaban bien y que habían logrado sobreponerse a las dificultades propias de su condición de migrantes. Poco después una hermana de él, de nombre Sasha, también emigró para Argentina.
Pero no todo fue color de rosas. Una vecina les cuidaba el niño. Mayerling consiguió trabajo en un spa (centro estético). Allí comenzaron los problemas, porque José Antonio se transformó en un hombre sumamente celoso y, para colmo de males, se hizo adicto a la cocaína, la cual había consumido siempre, pero nunca en cantidades tan grandes. Se convirtió en un hombre tosco y agresivo y las relaciones entre la pareja se tornaron violentas. Incluso llegó al extremo de golpear a su mujer.
Mayerling era una persona muy cerrada y a casi nadie contaba el calvario que llevaba por dentro. A las pocas amigas del trabajo, a quienes narró su drama, le aconsejaron que lo dejara, que lo denunciara y tratara de rehacer su vida, porque podría ser peligroso. Pero la joven venezolana solía decirles que le daba miedo “porque él era capaz de todo”. Además, no quería que su hijo se criara sin padre.
El ocho de abril de 2021, José Antonio golpeó salvajemente a Mayerling Mariana y le dejó un ojo morado. Poco después comenzaron a chatear y ella le dijo que le había dejado un ojo sumamente hinchado y amoratado. “Me duele más a mí que a ti, créeme”, le respondió él.
Diez días después, la escena violenta se repitió. La criatura de apenas tres años de edad presenció la discusión, los golpes y nada pudo hacer cuando su mami era apuñalada de manera brutal por su papá. Luego se supo que la mujer había fallecido a causa de las múltiples cuchilladas, una de las cuales le perforó un pulmón.
José Antonio arrojó el cadáver en una cama, lo tapó con unas sábanas y luego le arrojó un colchón encima. Llamó a su hermana y salió con su hijo cargado al pasillo.
Cuando llegué, mi hermano tenía al niño cargado y me dijo que no quería entrar al apartamento. Mi sobrinito me dijo que su papá había discutido con su mamá y que luego él le puso un cuchillo y ella se agarró la panza y se cayó al suelo.
Esto dijo la hermana del feminicida, tras ser interrogada por los uniformados.
“Cerrado por femicidio”, publicó el centro estético donde trabajaba Mayerling Mariana, en una foto en su cuenta de Instagram. Expresaron:
Hoy, con todo el dolor del mundo, nos toca contar esta historia bien de cerca. Hoy, para nosotras, algo terrible deja de ser algo que solo vemos en la tele. El equipo de Ámbar Spa está destrozado, con el alma y el corazón partido en mil pedazos.
José Antonio Rangel Moyeton, quien ahora cuenta con treinta años de edad, deberá pasar el resto de sus días en una prisión argentina, pues fue procesado por el delito de “homicidio doblemente agravado”, al haber sido cometido contra una persona con la que mantenía una relación de pareja y por haber mediado violencia de género. Fue condenado a cadena perpetua, que es la pena máxima que se aplica en el país sureño.
Wilmer Poleo Zerpa