Araña feminista │ ¿Qué recuerdo de Chávez a diez años de su siembra?

08/03/23.- Chávez, la primera vez que escuché una versión distinta a la del “Encuentro de dos mundos”, indignado renombró el acontecimiento trágico: “Fue una invasión”, “Fue genocidio”, “Resistencia indígena”. Con sus Aló, Presidente aprendimos que todxs somos comunicadorxs alternativxs. Las radios, los medios de comunicación (alternativos) escritos y las televisoras comunitarias nacen y se legalizan, en nuestro país, con Chávez; porque él sabía que solo el pueblo salva al pueblo y la información es más poderosa cuando es colectiva y no hegemónica. Y el Colegio de Periodistas chilló y sigue chillando por ello.

Con él escuché por primera vez que el racismo es estructural, que nuestra sociedad es racista, que crecimos con un imaginario atravesado por el racismo. De ahí que tantos y tanto lo odiaran. Con sus reflexiones y acentos comprendí, además, que al no tener recursos materiales se nos obliga a sentirnos inferiores, porque existen otrxs que tienen mucho y miran a unx por encima de los hombros para sentirse poderosxs.

Fue la primera vez que un Presidente, no borracho, echaba chistes en vivo, cantaba, conversaba tanto en radio como en televisión. Que un Presidente nos educaba con sus clases de historia, de geografía, sus reflexiones existencialistas, sus clases de matemática, geometría, hasta de estadística nos explicaba. Recomendaba libros, y no por recomendarlos, él se los leía, los analizaba y luego nos invitaba a leerlos. También solicitaba que se distribuyeran de forma gratuita, porque él quería que todxs leyéramos. Con él nacieron las Librerías del Sur de forma masiva.

Hablaba inglés y cuando no podía pronunciar una palabra se reía de sí mismo, no le paraba pelota; le sudaba que lxs defensorxs de la buena pronunciación gringa se retorcieran.

Puso en marcha la Misión Robinson, y miles de voluntarixs (me incluyo) de todo el país se movilizaron a las comunidades olvidadas para enseñar a personas de más de setenta años a tomar un lápiz y escribir su nombre por primera vez. Misión Rivas para quienes no tuvieron la oportunidad de estudiar el bachillerato. Misión Sucre, porque soñaba con que todo el pueblx viviera la experiencia de la universidad y se profesionalizara; en cada municipio, una aldea universitaria. Misión Sonrisa, porque comprendía cómo afecta a eso llamado autoestima la falta de piezas dentales. Misión Milagro para que quien lo necesitara accediera a la salud oftalmológica.

Estas son unas pocas de las tantas misiones sociales que creó. Tuvo que crear muchas misiones para saldar la deuda histórica que el Estado tenía con el pueblo, porque entendió que la estructura de gobierno tradicional, la burocracia y demás vicios de los Estados modernos no le iban a permitir avanzar como él sabía que el pueblo más vulnerable lo necesitaba.

Fue la primera vez que escuché a un hombre negro, con poder en televisión, en Venezuela, siendo además Presidente de la República, hablar de reivindicaciones sociales. Reclamó el derecho al trabajo y todas las leyes que se sancionaron a partir de la Constituyente de 1999 eran cada vez más de avanzada; algunas muy profundas para la época.

Se crearon diversos canales del Estado para promover las producciones nacionales independientes, creadas por lxs productorxs independientxs del país y se otorgaron medios materiales para ello. Además, inyectó recursos a la cinematografía nacional, financió el cine comunitario como plan de acción para las comunidades. Más de cuarenta festivales y muestras de cine (o una cifra aproximada) nacieron en todo el territorio nacional, muchos de ellos en las regiones del país, un hecho inédito. Las producciones cinematográficas aumentaron exponencialmente y este hecho es innegable. Creó la Villa del Cine y soñó con convertirla en una de las más grandes productoras estatales de la región. Cuestionó las novelas televisivas, esas que nos lavaban el cerebro a las mujeres y signaban nuestro destino como pendejas o malvadas. Denunció el contenido de las parrillas de las televisoras tradicionales que él consideraba clasistas, machistas y racistas. Incluso el propio Miss Venezuela y todos esos reinados cosificadores de las niñas y mujeres estaban perdiendo fuerza culturalmente. Las feministas se manifestaron una y otra vez y Chávez las leyó. No recuerdo al gobierno de Chávez promover reinados de bellezas.

Con Chávez la mayoría del pueblo venezolano pudo entrar y conocer un museo sin sentirse fuera de lugar. Cientos de musicxs, cantautorxs por primera vez pudieron grabar un disco de forma gratuita con el diseño de su portada incluida. Escritorxs de todas las edades, y de todas las regiones del país, lograron publicar sus obras gracias a las fundaciones que el Estado creó y financió. A los hogares llegaron computadoras e Internet a precios subsidiados porque el acceso a la tecnología se convirtió en un derecho humano en nuestro país.

Chávez el descolonizador: En plena sesión de la ONU llamó a Bush “el Diablo” cuando pronunció su célebre frase: “¡Aquí huele a azufre!” y al Rey de España le exigió que nos devolviera todo el oro que nos habían robado durante siglos, y este, creyéndose monarca de estos lares, a Chávez mandó a callar. Pero Chávez se las cantó con dignidad, y eso lo celebramos en toda Nuestra América, porque se tenía que decir y se dijo.

Chávez, el primer Presidente negro de nuestro país. El primero que le cantaba a la patria a todo pulmón, y esto conmueve, aunque estemos en proceso de descolonización y nos revisemos el concepto de patria.

Chávez, con el paso de los años, hemos comprendido que tuvo desaciertos, si lo leemos desde este punto actual de la historia, pero en su momento fue el primero que habló, desde su investidura como Presidente venezolano, de colonialismo, de imperialismo y denunció al capitalismo salvaje. Junto a Fidel embochinchó a otrxs y crearon alianzas y organismos internacionales entre iguales con todos los países de América latina y el Caribe. Es que antes de Chávez, los Presidentes no eran más que títeres que unx veía en cadenas nacionales cuando los organismos de seguridad masacraban al pueblo o en los actos cívicos inaugurando los desfiles.

Chávez empezó un proceso de autodeconstrucción que por su muerte prematura no pudo continuar; segura estoy que hoy día habría revisado su lectura de muchos filósofos misóginos, colonialistas y burgueses y los habría interpelado. Porque así era él, si se mandaba una cagada lo decía en cámara y rectificaba.

Cuando nos encontrábamos en problemas, como país, nos explicaba el obstáculo, sus causas, las consecuencias y sus propuestas para resolverlo. Tenía el plan A, el B y el C. No se la pasaba diciendo: “Todo está bien, aquí no pasa nada”. Con sus extensos Aló, Presidente nos educaba, nos hacía reír, nos cantaba, chismeaba y gente nueva nos presentaba. ¿Se imaginan a Chávez con un podcast? Seguro tendría uno y sería un éxito, el más escuchado, el top de cualquier ranking.

Fue el primero que se declaró feminista públicamente —antes que él lo hizo el Presidente de Burkina Faso, Thomas Sankara— y no porque se creyera muy deconstruido; nada más lejos de la realidad. Primero sabía escuchar a su pueblo. Él sabía que nosotras, la mayoría, las empobrecidas y ninguneadas por la historia, por la economía, por la educación, por la cultura y por la política éramos quienes realmente queríamos y necesitábamos una revolución. Citó a Argelia Laya y se nombró a sí mismo feminista en un momento histórico en que el feminismo no era marketing político.

Con Chávez por primera vez en la historia una mujer asumía la presidencia de la Asamblea Nacional (incluyo al antiguo Congreso de la República), fueron ministras, cientos de mujeres ingresaron a la academia militar, y no para estudiar enfermería, como antes, cuando solo podían graduarse de suboficiales en enfermería. Otros cientos de mujeres se alistaron para ser policías. Recuerdo que de pequeña solo vi a una mujer vestida de policía en mi vida y la tenían como secretaria en un comando.

En nuestra Constitución, esa que Chávez debatió con todo el pueblo, que fue una construcción colectiva, se incluye por primera vez el lenguaje no sexista. A pesar de ello todavía se insiste en economizar el lenguaje en el genérico masculino y muchos camaradas se ríen cuando escuchan términos como “médica”, “fiscala”, por citar dos ejemplos. Él sabía lo importante que era ubicar a todos los machirulos que lo rodeaban y que cuestionaban el hecho de tantas mujeres juntas en altos cargos del poder. Eran los mismos que se negaban a aprobar el proyecto de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (2007). Que además le cuestionarían, especulo aquí, sus momentos públicos de ternura, la forma como rompía los protocolos y se salía de cualquier guion.

Fue el primer Presidente en nuestra historia política en hablar del derecho de la Tierra, del derecho a la tierra, del derecho a una vivienda digna, del derecho a todos los servicios básicos, del derecho a vivir bien, de cómo debían ser las aulas para que la educación fuera menos adoctrinadora y castradora.

Demostraba mucha valentía el hecho de que si él prometía algo, lo cumplía. Potenció todo: salud, educación, cultura, deporte, alimentación. Los informes y estadísticas de los organismos internacionales de la época así lo demuestran.

Con Chávez nació la llamada Generación de Oro. Con él dejamos de ser famosxs en el mundo por nuestra cerveza y por nuestras misses. Además, Chávez era un rockstar, que se dio el lujo de recibir a directores de cine, actores, actrices, modelos, músicxs, etc., y de tomarse la foto. ¿Quién iba a decir que un Sean Penn asistiría al sepelio de un Presidente venezolano?

Lamento que Chávez no haya tenido más años de vida para escuchar nuestros debates sobre la descolonización, para escuchar a las feministas interseccionales, para escuchar nuestras demandas sobre los derechos sexuales y reproductivos. Esto último le habría chocado mucho, sí, pero segura estoy de que habría comprendido por qué para el feminismo la despenalización voluntaria del embarazo es un tema también de clase, que en la práctica sigue ilegalizada por motivos misóginos y por desigualdad socioeconómica. Se alarmaría con la cantidad de mujeres que mueren en abortos clandestinos porque se les acabaron las alternativas. Se alarmaría con el creciente, y cada vez más en aumento, número de adolescentes y mujeres muy jóvenes embarazadas.

Las iglesias hoy no estarían haciendo lo que les da gana en las comunidades, lavando el cerebro de las mujeres para que acepten la sumisión y callen la violencia en contra de ellas. Chávez era cristiano, sí, pero no tenía pelos en la lengua para cantársela a cualquier religioso.

Fue el primer Presidente en divorciarse durante su mandato y en negarse a volver a casarse. Sabía que la familia nuclear patriarcal es una institución del poder para el poder.

¿Qué diría Chávez de las comunas hoy?

Me quedo corta al nombrar a Chávez con sus aciertos y desaciertos. Quizá a muchxs no les agrade esto que escribo, ¿qué les puedo decir? ¡Esto es lo que hay!

A diez años de tu siembra, ¡haces falta, Chávez!

 

Gabriela Barradas


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