Homenaje a Chávez a 10 años de su partida

El pueblo fue y será Chávez para ser libre y soberano

El pueblo le rinde honores y lo mantiene presente.

 

¿Porque seguimos recordando a Chávez? Es un hecho lógico y natural para quienes hemos vivido lo suficiente para saber que un siglo a veces no alcanza, para presenciar el espectáculo de la virtud triunfante de un líder humano.

Sabemos que la memoria de cada uno de ellos y ellas debe ser guardada con veneración, porque son la sangre y la inspiración de las naciones. Bienes sin los cuales se sucumbe fácilmente cayendo en la mediocridad, que conduce al servilismo y la total desaparición.

A quienes no tienen edad para tal sabiduría, me permitiría advertirles que el estado actual de la mayoría de nuestras repúblicas, es consecuencia directa de generaciones completas de líderes mediocres que traicionaron el legado de los libertadores y también de ciudadanos pasivos, quienes no supieron reclamar lo suyo.

Es un honor y un deber expresar nuestros pensamientos y sentimientos en esta fecha, en memoria del Comandante inmenso.

Primero, y antes que nada, el reconocimiento al pueblo venezolano y a su dirigencia por la heroica resistencia con la que han defendido victoriosamente la soberanía de la patria de Bolívar y Chávez. Hugo fue Chávez por y para el pueblo, el pueblo fue y será Chávez para ser libre y soberano.

Siempre lo admiré y defendí

Con el levantamiento del 4 de Febrero de 1992, se percibió el tamaño de aquella indignación y determinación que expresaba aquel joven oficial. Actitud con la que nos identificábamos todos, aun desde lejos. Cuando con su “por ahora” partió una era.

Fue algo que esperábamos después del Caracazo los que conocíamos a Venezuela, sabíamos que “eso no quedaba así”, que los varios miles de asesinados por el Ejército no quedarían olvidados, que siempre habría quien defendiera el legado glorioso de aquel cuerpo popular que expulsó a España de América del Sur.  

Seguimos con mucha atención y presenciamos luego, desde lejos, los acontecimientos del año 92, y después, la salida de la cárcel y su ascenso “sin prisa, pero sin pausa”, siempre con un mismo discurso, sólido, responsable, comprometido. Esta fue siempre su arma ideológica y estratégica más importante, fue sincero y comprometido. Que era su manera de vivir.

Sin embargo, la enormidad del Comandante Presidente, desde afuera, no se hizo evidente sino hasta su triunfo y toma de posesión en el año 98, cuando con un gesto mostró su calibre y temple: le dedicó aquel acto a su “amigo Fidel Castro”, el innombrable, el proscrito por el imperio. Solo un león en aquella época se podía atrever a aquello y qué noble león.

Desde ese día lo defendimos activamente, hasta el año 2002 en que se hizo evidente que necesitaba más de nosotros para darnos lo que necesitábamos: la soberanía, el socialismo; la revolución bonita. 

Lo apoyamos con fuerza, con toda la que pudimos. Ahora que él no está, sentimos, los que nos consideramos sus hijos, que el esfuerzo tiene que ser mayor, el compromiso debe ser mayor con el pueblo y con las ideas de él. Tal…, que sintamos menos la falta de su entrañable presencia.

Las generaciones futuras sienten su presencia.

 

Han pasado 10 años del fin de su estadía física junto a nosotros y se le recuerda con emoción en todo el orbe. En aquel momento fue llorado con desamparo por las mujeres, los hombres, los niños, los ancianos; de los religiosos vimos a los cristianos y musulmanes de distintas confesiones juntarse para hacerlo, los budistas también lloraron y a todos ellos los ateos se acercaron con el solo consuelo del ejemplo recibido.

Duros guerreros curtidos en la sangre y en la muerte de las luchas antiimperialistas no encontraron fuerzas para contener sus lágrimas; jefes de Estado, diplomáticos, militares, intelectuales, guerrilleros, obreros, campesinos, indígenas y desamparados lloraron.

Y a una década del día en que dejó de cantarnos al alma, no podemos dejar de lamentar su ausencia, que es su presencia. Que no es más que su instalación en nuestro ser a través del cúmulo de sus enseñanzas, de certezas, sueños, ideales, sentimientos, estrategias.

¿Por qué Chávez causó y causa esa ola o más bien tsunami emotivo, que cual viento gigantesco corre, reposa, rebulló y rebulle en cada rincón del planeta?

Fue arañero, pelotero, soldado, político, presidente, líder regional y mundial, cada trabajo lo ejecutó con gigantesca pasión, gran inteligencia, aguzada astucia, meticulosa honestidad.

Pero es necesario, imperioso, recordar que siempre estuvo adornado por dos características que definieron su camino invicto:

1) Su gran corazón rebosante y abierto a todos y a cada uno; del cual fuimos testigos sus contemporáneos. Con lo cual derrumbó murallas antiguas que hasta que él apareció en el escenario, fueron invencibles.

2) Su condición confesa de subversivo, expresada enfáticamente por él mismo en muchas ocasiones. Siempre se propuso, y lo logró, subvertir y trastocar el orden, el sistema e instituciones y dotarlas de sustancia, contenido y representación y que así produjeran justicia.

El veguero de Barinas llegó muy lejos por su carisma, su valor ante el poderoso, sus brillantes estrategias, su enorme don de gentes, su avidez de conocimiento, su inolvidable capacidad pedagógica, su estilizada sensibilidad fruto de su profunda compenetración con la cultura popular de la que surgió y fue máximo exponente, por su pragmática inteligencia, capacidad creativa y poderosa voluntad.

Pero no será olvidado al paso de los siglos, por aquellas dos razones expuestas. Por la infinita ternura hacia sus semejantes y por su voluntad subversiva de romper cadenas opresoras: sociales, económicas, ideológicas, psicológicas, sin importar por quién fueron impuestas ni los intereses de quienes las impusieron, ya fueran imperios, gobiernos, religiones o costumbres.

¡¡¡VIVA CHÁVEZ!!!

FERNANDO GARCÍA, cultor y cineasta ecuatoriano


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