Psicosoma । Síndrome de Stendhal

14/03/23.- El escritor Marie Henri Beyle (Francia, 1783-1842), es autor de novelas, ensayos, y usó el seudónimo Stendhal. En su libro, Roma, Nápoles y Florencia (1817), narra que al visitar la basílica de Santa Croce:

Estaba en una especie de éxtasis ante la idea de encontrarme en Florencia, y por la proximidad de aquellos grandes hombres cuyas tumbas acababa de visitar. Absorto en la contemplación de la belleza sublime (…) había llegado a aquel punto de emoción en el que uno experimenta sensaciones celestiales (…) Todo hablaba tan vívidamente a mi alma. Ah, sí tan solo pudiera olvidarlo. El corazón me palpitaba (...) mi vida se drenaba. Caminaba con miedo de caerme.

El síndrome de Stendhal fue estudiado por la psiquiatra Graziella Magherini en 1979, en el hospital de Santa Maria Nuova, por haber atendido a más de cien pacientes hospitalizados tras visitar las calles o los museos de Florencia, y le llamó así en honor al escritor. Ella publicó su investigación teórica en un libro titulado: El síndrome de Stendhal. El malestar del viajero frente a la grandeza del arte.

Este síndrome está catalogado como una enfermedad psicosomática, que puede suceder cuando se visitan museos, obras de artes, conciertos, películas… Se caracteriza por: taquicardias, mareos, llantos, desmayos, desorientación, alucinaciones, temblores…

La psiquiatra Magherini identificó tres grupos de síntomas, que resultan en tres tipos del síndrome:

  1. Transtornos del pensamiento: alteraciones de la percepción o de los colores, sentimiento persecutorio, de culpa y ansiedad (66 % de incidencia en los turistas).
  2. Transtornos predominantes de los afectos: con síntomas en grado variable, como angustias depresivas, sentimientos de inferioridad, inutilidad, precariedad o insuficiencia, o sentimientos de superioridad: euforia, exaltación, pensamiento omnipotente y ausencia de crítica de la propia realidad (con una frecuencia de hasta un 29 %).
  3. Transtornos de angustia y de pánico: proyecciones somáticas de angustia, dolor precordial, sudor, desvanecimiento, taquicardia o malestar epigástrico (con una frecuencia de hasta un 5 %).

Posteriormente, el médico Ángel Guerrero, especialista del servicio de Neurología del hospital universitario de Valladolid (España), reafirma las características de su investigación, remarcando la atención en los trastornos del pensamiento, de los afectos y de crisis de pánico.

Guerrero, con motivo de un encuentro, en Italia, de la Sociedad Española de Neurología (SEN, 2008), realizó una encuesta entre los asistentes y sus conclusiones, junto a una exposición sobre el síndrome, se publicaron en 2010 en la revista Neurología. Estos resultados mostraron que el 25 % de los participantes (en una muestra de 48 encuestas) habían experimentado una forma parcial del síndrome. Aunque el equipo de investigación de Guerrero no identificó crisis de pánico ni alteraciones del pensamiento, sí señaló la influencia del arte en los afectos, el placer y la emoción.

Es necesario acotar que en el primer estudio de la psiquiatra Magherini, el 50 % de sus consultados tenían antecedentes psiquiátricos. Y cuando la médica italiana realizó en el 2007 una revisión al síndrome, al estudiar las impresiones de los viajeros, puntualizó esta pregunta: ¿qué les hacía sentir el encuentro con la obra de arte?

Con motivo del 500 aniversario de la estatua David, de Miguel ángel Buonarroti (Galería de la Academia de Florencia), se dispuso de un libro para las anotaciones de las impresiones de los visitantes. Allí se encontraron las más comunes expresiones de admiración ante la belleza, y también expresiones que referían a la dificultad de comprender cómo un artista había llegado a tal grado de genialidad. Incluso, hubo expresiones “desagradables” que manifestaban deseos de destruir la obra de arte, mientras otros daban ánima y vida a la obra, y hasta sentían que gracias a ella serían capaces de enamorarse.

 

Rosa Anca


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