Fisio en acción | Las ondas de choque son un gran analgésico

19/03/23.- En la fisioterapia, las ondas de choque son una de las alternativas terapéuticas para el tratamiento del dolor agudo o crónico en muchas afecciones del aparato musculoesquelético. Se basa en la aplicación de ondas sonoras o acústicas de alta velocidad, aplicadas en los puntos dolorosos y tejidos. Tienen una presión y duración específicas, capaces de propagarse a través de los tejidos sin perder porcentajes significativos de su energía.

Su acción produce daños tisulares y celulares llegando a producir hasta la ruptura de los tejidos, lo cual producirá una respuesta inflamatoria que luego deriva en una reparación y reconstrucción de los tejidos dañados, como mecanismo de respuesta de nuestro propio organismo.

Existen distintos tipos de ondas de choque. Entre ellas, las focales, que llegan a mayor profundidad del tejido (15 cm) pero producen más dolor, y las radiales (de 3 a 5 cm), indicadas en patologías superficiales y en zonas afectadas más amplias.

En cuanto a los efectos terapéuticos, según estudios, alcanza una efectividad en un 90 %. Esta terapia, principalmente, produce un efecto analgésico por la destrucción de terminaciones nerviosas o por dispersión del mediador de dolor, y la reversión de la inflamación crónica, ya que origina una mayor activación de los mastocitos en el proceso inflamatorio, el cual no está completamente detenido en procesos crónicos.

También, con la aplicación de ondas de choque, se evidencia la fragmentación o reabsorción de los depósitos de calcio, o disolución de fibroblastos calcificados, convirtiéndolos en partículas granulares que se eliminarán por el sistema linfático. Por último, y no menos importante, hay depreciación de la tensión muscular, debido a la reducción de la estimulación de las fibras nociceptivas, disminuyendo el dolor, el desarrollo del edema, y, por lo tanto, la tensión muscular.

Entre sus contraindicaciones están la no aplicación en: zonas próximas a pulmones, intestino, vísceras huecas y membranosas, en zonas que afecten grandes vasos y nervios, personas con marcapasos, pacientes con trastornos de coagulación, artritis reumatoidea diagnosticada, embarazo, neoplasias, infecciones en el tejido afectado y polineuropatías desmielinizantes.

Ydalmis Bravo

 

 

 


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