Punto y seguimos | Te matan y es tu culpa

Parece que morir asesinada es simple falta de criterio femenino

28/03/23.- Del más reciente caso de femicidio con repercusión pública no se conocen con precisión los detalles. Hay una investigación en curso. Desde afuera, solo pueden hacerse suposiciones, pero hay una cosa que sí se sabe a ciencia cierta: Nazareth Marín fue encontrada muerta en una playa y, según los datos que han trascendido de los resultados de la autopsia, no fue una muerte natural. Su cuerpo presentaba evidencias de abuso físico y sexual. La mataron. No es que “se murió”, no es que quizá se ahogó. No. La mataron. Y aun sin querer nadar en las turbias aguas de la falta de datos verificables, sí puede afirmarse que las sospechas apuntan a uno o varios hombres que no eran completos desconocidos para ella.

Para no perder la costumbre, las redes se inundaron de mensajes y opiniones de cualquiera que no tiene ni que aportar su verdadero nombre para respaldar lo que dice. Muchos se hicieron sus propias películas de bajo presupuesto, mientras otros se dedicaron —¿cómo no?— a culpar a la víctima. Nunca faltan quienes —desde una supuesta superioridad moral— se interesen en “preguntarse” qué hacía una mujer en traje de baño en una playa, o qué hacía una mujer yendo de paseo con varios amigos varones. “¿Cómo, mujer, tú harías eso? ¿Irte a la playa con cinco amigos?”, leí por ahí.

Parece mentira, pero a estas personas hay que explicarles. Explicarles que, “como ser humano”, ir a cualquier sitio con amigos es algo normal, que lo peligroso y lo fuera de lugar es que ninguna mujer pueda ir con amigos al parque, al cine o a la esquina sin preocuparse de que a dichos amigos les dé por violarla o matarla. ¿Por qué esta gente no se pregunta por qué les parece normal que las mujeres tengan que cuidarse al salir con varones? El simple hecho de que consideren esta situación un peligro ya es una admisión de que quienes tienen problemas de “comportamiento” son los hombres, pero, aun así, cuando ocurre algo, la culpa es de ella, por no cuidarse. ¿Sí ven lo retorcido del pensamiento?

En esa lógica, acompañar a una amiga a la playa, verla en traje de baño y quizá bailando o tomándose unos tragos autoriza a tocarla sin su consentimiento o a ponerse violento si “te pone un parao, porque, o sea, con su mera existencia, ya te está provocando”. Un poco de por favor. Ni la ropa ni las horas ni el alcohol ni elegir salir con alguien autoriza a que te maten.

Ya es hora de que cierta gente entienda que al acusar a las mujeres, víctimas de violación o femicidio, de “provocar” su propia desgracia está, no solo minimizando el delito real que es el asesinato, sino indirectamente defendiendo a los verdaderos culpables que son aquellos que deciden que una falda corta o una amiga borracha son razones suficientes para violar y matar.

 

Mariel Carrillo García


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