Letra fría | ¿Películas vaqueras o de vaqueros? 10

31/03/23.- Y ya para cerrar porque ya está como fuerte, después de más de quinientas películas vaqueras en cuatro meses, incluyendo Nochebuena y Año Nuevo con par de tellas de las buenas, en la soledad de los pistoleros de sombrero, revólver y caballos, los bares del tiempo, meretrices hermosas, mujeres feministas armadas, esposas abnegadas, una guerra civil sanguinaria, apaches y comanches, atracos de bancos y trenes, horcas a granel, y toda la parafernalia del Lejano Oeste, debo dejar esta serie por ahora.

Confieso que me apasioné con esta temática de la cual puede salir hasta un libro, pero por aquí, después de diez entregas, está como para bajarle dos, aunque nunca fueron suficientes. Aquí quedó mucha tela para cortar, y hablando de telas… de as cosas que faltaron, vale mencionar el vestuario que se llevaba en ese momento, que como en todas las épocas tenía que ver con las clases sociales, y por eso la vestimenta iba de la alta costura hasta la confeccionada por ellas mismas, y hasta por ellos, aunque solo los imagino remendándose la ropa durante las labores de potreros.

De los detalles curiosos, en las indumentarias acostumbraraban los pantalones sin bolsillos, —tal vez porque no tenían necesidad—, tapados por las cananas en que enfundaban sus revólveres, los pañuelos al cuello o bandanas, los interiores largos de vaqueros, —que todavía se consiguen como calentadores—, y en la ropa íntima femenina, que lo dejaba todo a la imaginación de los hombres, los vestidos largos con armadores o crinolinas, el corset que les marcaba la figura y unas pantaletas gigantes que en realidad eran pololos —pantalones bombachos que se llevaban debajo de las faldas—, porque tengo entendido que no se usaban las pantaletas propiamente dichas.

De las series me vi completas Bonanza y El gran chaparral, pero de la infancia y adolescencia son inolvidables las de indios como personajes secundarios, incluyendo El llanero solitario con Toro, y Red Ryder con Castorcito. Luego recuerdo a talentos como Roy Rogers, Bat Masterson, Gene Autry, e historias como las de El hombre de Laramie, Caravana, El hombre del rifle, El virginiano, Cisco Kid, Rin tin tin y Hopalong Cassidy entre otros filmes, más un sinfín de los años setenta en adelante, pero ya había salido del colegio, y no volví a ver películas vaqueras, hasta ahora.

También me quedaron por fuera algunas cintas buenas. De las que más resiento anoto: Y murieron con las botas puestas, de Raoul Walsh, en 1941. De 1946 Duelo al sol, dirigida por King Vidor y en 1956 Más corazón que odio, con John Wayne.

¡Hasta las próximas cotufas!

 

Humberto Márquez


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