Letra fría | Esso que pinta
07/04/23.- En 2002 escribí sobre Esso que anda (fotografías de Cuba), a partir de su exposición en el Ateneo de Caracas. Recién llegaba yo también de La Habana, impregnado del tema Eso que anda —profusamente radiado en la isla por Los Van Van, de Juan Formell—, que inspiraba aquel título. Luego en 2016 lo tuve en TV, con motivo de su exposición Estética del Poder, en la Galería de Arte Nacional, desde donde grababa mi última temporada del programa ¿Qué hago yo aquí?, en un canal de cuyo nombre no quiero acordarme. Ahora en 2023, y hasta el 30 de abril, nos sorprende como pintor, en un tenue salto del clic fotográfico al lienzo. Vale decir que Esso Álvarez no tiene tamaño para el gran talento que anida y la maravillosa persona que es. Con la emoción de volver a ver al amigo, aproveché que andaba comprando pescado en El Bosque y pimienta negra en el mercado de Chacao para ver la muestra, convencido de que había cerrado, por fin, la serie de las películas de vaqueros.
Lo mejor de todo fue la sabrosa "conversa" que nos dimos después de años sin vernos, cuando lo encontré con su museógrafo privado Daniel Hernández, la tarde del domingo en que visité su exposición Pinturas Silentes, en la Sala 2 del centro cultural BOD. Luego de medio ponernos al día, procedimos a mirar las obras. La muestra estaba conformada por 178 piezas abstractas (en realidad, 177). Óleo y mixto sobre lienzo. Varias dimensiones, que dicen más de lo que vemos a simple vista. Debajo de la imagen superficial, hay historias que van, desde la bailarina con quien vivió tres años, hasta el primer cuadro, surgido de un pliego fijado con tirro, que colocó en su baño para capturar líquidos, pompas de jabón, semen y fluidos vaginales. Luego lo cubrió con una caja y por unas aberturas le soplaba aerosoles. En una "chuleta" que le pedí que enviara por WhatsApp, me cuenta que Robert Rauschenberg fue su "mayor influencia-estímulo desde que vi su exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, en 1985. Lo conocí y entrevisté para El Siglo, de Maracay. Tardé quince años para comenzar a pintar, hacer ensamblajes y collages". Rauschenberg fue alumno de Willem de Kooning y Josef Albers, otros de sus pintores admirados, como vi en otro largo documento que me envió.
Hay tantas historias escondidas en esas dimensiones ocultas que me prometí entrevistarlo para que nos cuente de un bloque-homenaje a los creadores del expresionismo abstracto en Nueva York, porque en su improvisada visita guiada me lanzó una ráfaga de artistas que ni conocía ni pude recordar. He ahí otro secreto de esas dimensiones desconocidas. Por eso, por aquel jonrón que su padre le pegó a un aviso de la Esso Petroleum Company y dio origen a su nombre, y del Eso que anda, de Juan Formell, tengo la sospecha de que esta historia del "Esso que pinta", ¡continuará!
Humberto Márquez