Psicosoma | Cascadas pulsionales
Sacar del clóset a Marx, Freud y Lacan es un hueso duro de roer
Todo o casi todo tiene su precio y está sometido a las leyes del mercado: el trabajo, la producción humana, cada una de las partes del cuerpo físico, biológico, psicológico, espiritual, energía, sustancia están cernidos por la pluvalía.
En Marx aparece el término plusvalía del trabajo, eje neural de la acumulación del capital a costa del proletariado, y el psicólogo francés, Jaques Lacan, recrea el término alemán de plusvalía mehrwerf en Mehrlust, como plus del goce en el discurso del inconsciente.
Sacar del clóset a Marx, Freud y Lacan es un hueso duro de roer y, necesitamos nuevas lecturas de economía política y sexualidad ante el cambio de paradigmas, donde el consumismo y el individualismo viajan a velocidad de las redes, y donde la solidaridad viaja a caballo, a kerosene, mientras el capitalista transforma el deseo y goza a sus anchas, y las perversiones aumentan, con neurosis rentables, porque la psicosis no paga y así el sistema se retroalimenta con los cuerpos jóvenes y arroja a los pures, salvo "billete mata galán" o un Tum belicoso o a una la Pelozi de gamelotes del :sueño americano" o la desmadrada Europa masoquista.
El mercado en su lógica capitalista, sujeto capitalista es el gran otro supremacista y parodiando al dicho de "todo lo que se mueve me lo como", sería "todo lo que se mueva se vende’’, la plusvalía es el efecto del mercado, un trabajo sin remuneración, es perdido, como los tan famosos en América Central del Voluntariado -y para mejor "goce" son mujeres-, que en pandemia están más invisibilizadas, existen borradas y devienen en pérdidas de goce; ¿cómo se está constituyendo el discurso capitalista en pandemia?
En la clínica psiconalítica se rastrea el síntoma como un efecto del inconsciente, buscando las marcas o huellas del significante, en una cadena de significantes -el inconsciente está representado por el significante-, y el plus de goce se produce por una pérdida del sujeto con un resto que produce el significante (la plusvalía refuerza el plus de goce, que es la ganancia de más del sujeto, eso es su síntoma, pues hay satisfacción pulsional en el cuerpo). Recuerdo tiempo atrás, las marchas opositoras de grupos, donde cada grupo existía mientras se materializa su goce específico con todo lo que esto implique, montajes de escenarios, defensas de verdades, negación y, en ese plus innombrable, que les diferencia se marcan los puntos del desencuentro, miedos y amenazas, pero, la paradoja es que se necesitan para estructurar sus goces referenciales para una casa, estilo común, con una negación a las diversidades y con soluciones únicas, fantasías, delirios…
Estamos zurcidos del discurso capitalista y ¿quién habla cuando hablo? -la mujer sigue más explotada, es un objeto de intercambio y esto le da al hombre la ganancia de la explotación del cuerpo del otro y casi todo converge en la explotación del goce de niñas y niños, femicidios, suicidios de jóvenes de 15 a treinta años, -una edad, supuestamente de ideales- y, entonces, ¿cuál es nuestra queja global o la conciencia es el fuego para romper fuerzas para oponer al goce de la repetición neurótica?, ‘’las recaídas’’ de la compulsión de la repetición, de alguna forma las sostiene al darse cuenta, a mayor conciencia mayor contención de repeticiones y menos sufrimiento.
Ana Anka