Derreflexión | Nihilismo moral, ¿qué es y qué propone?

15/04/23.- Usualmente, asociamos la palabra "nihilismo" con el hecho de no creer en nada, pero, en realidad, el término nihilismo va más allá de ello.

Muchos también consideran que el nihilismo se refiere a la creencia de que la vida carece de sentido, pero uno de los mayores nihilistas en la historia, Nietzsche, más bien afirmó: "Un nihilista es alguien que prefiere creer en la nada a no creer en nada".

Quizá esto parezca paradójico, pero sí tiene un sentido común. Para comenzar, debemos indagar en el origen etimológico de la palabra nihilismo.

 

¿Qué es el nihilismo?

Nihilismo proviene del latín, cuyo significado es 'nada', entonces aparece de forma natural la vinculación del concepto con todas aquellas personas que no tienen un sentido en la vida, que dicen no creer en nada y, en casos peores, expresan despreciar la vida misma.

Desde la perspectiva filosófica, el término nihilismo se relaciona con el pensamiento de Nietzsche porque, para este autor, la cultura occidental ha llegado a lo último que podía, es decir, que había labrado su propia decadencia y ruina, tal como refieren ciertos ensayos filosóficos.

Ante tal escenario, la cultura se encontraba vacía, sin valores que la sustentaran. Es muy polémica una frase de Nietzsche en la que proclama que "Dios ha muerto", pero no quiere decir otra cosa sino que ya nuestros referentes se han agotado y estamos ante un abismal vacío.

 

El nihilismo y sus exponentes

El término nihilismo no surge precisamente con Nietzsche, sino mucho antes, cuando san Agustín denominó a quienes no creían como 'nihilistas'.  De igual modo, en el año 1829, N. I. Nadedjin también había utilizado ese término para referirse a todas aquellas personas que no sabían ni entendían nada.

Solo que, aparte de Nietzsche, el pensador Iván Turguéniev fue quien popularizó o dio más notoriedad al tema cuando escribió su novela Padres e hijos, en 1862.

En esta novela, Turguéniev dio cuenta de la forma de vivir de uno de los protagonistas, precisamente de Bazárov, un joven caracterizado por un excesiva rebeldía y escepticismo en su personalidad, quien además está decepcionado de todas las reglas y normas tradicionales que le impiden ser como es él, pero que surgen de la tradición existente en la época a la cual pertenece.

Pero fue con Nietzsche con quien la idea de nihilismo tomó fuerza, ya que el desencanto de este filósofo y su expresión de que "Dios ha muerto" no son más que esa desilusión ante la vida por encontrarnos con un vacío que ha dejado dicha ausencia, en la que todos los referentes dejan de tener valor absoluto.

Así que, más que una corriente filosófica, el nihilismo podría explicar una situación que atraviesa la cultura occidental y es un punto crucial en nuestra historia en la que ya no hay bases fuertes para sostenerse y afianzar creencias.

Es por esto que los nihilistas abogan por cambiar los valores, destruir las viejas concepciones para crear unas nuevas y hacer nuevas afirmaciones a partir de las negaciones sobre lo que se tomaba como verdadero.

 

¿Qué significa esto para la historia?

De acuerdo con lo expuesto con Nietzsche, los valores que se tomaban como supremos ya son incoherentes y por tanto se han devaluado. Al ocurrir esto, la realidad, por ende, carece de sentido, pues son los valores los que le otorgan sentido a nuestra cotidianidad y a nuestro paso por el mundo, pero cuando estos fundamentos fallan, entonces no hay nada seguro a lo cual aferrarse.

La mejor metáfora para explicar esta situación es la de encontrarse en un desierto —el de la historia— con una brújula; obviamente, no tendríamos ningún lugar al cual llegar, pues todas las interrogantes que teníamos o que tuvimos en siglos pasados fueron respondidas desde la presencia de Dios, o con Dios como referente.

Por ello, ahora se debe dar un paso hacia adelante y crear nuevos valores que puedan ser integrados a la cultura y que el nihilismo, en lugar de constituirse como una negación vacía, sea el puente para la llegada de un nuevo hombre, el superhombre que tanto proclamó Nietzsche.

Para este superhombre la vida no está vacía, al contrario, la afirma, y tiene ansias por vivirla, y con ello vuelve a su sentencia de que prefiere creer en la nada a no creer siquiera en nada.

 

¿Qué propone el nihilismo moral?

A este nihilismo moral también se le denomina como nihilismo ético, y no es más que una perspectiva desde la cual, moralmente hablando, nada podría ser correcto o incorrecto.

Por supuesto, cabe señalar que el nihilismo moral no es lo mismo que el relativismo moral, para el cual podrían ser admitidas ciertas acciones —aunque incorrectas— si estas se encuentran vinculadas con una cultura específica, por ejemplo.

Para el nihilismo moral, algunas acepciones pertenecientes al lenguaje ético pueden seguir en uso, y de hecho pueden ser útiles; a diferencia de la corriente del expresivismo, en la que las afirmaciones morales no son más que un intento para describir cómo es la realidad, pero desde nuestra emocionalidad.

Así, el nihilismo moral se aboca hacia los valores, partiendo de que algunos son subjetivos, carecen de sentido o no existe una obligación extrínseca para tomarlos en cuenta y obedecerlos, pues esto incluye la concepción de la negación de los valores.

Sin embargo, y de forma paradójica, desde el momento en el que algunos valores se niegan, también se les concede validez o cierto peso social, ya que comienzan a ser estimados desde el punto de vista de quién los dijo, cuándo, bajo qué circunstancias, cómo y en dónde.

En conclusión, si no existen estándares o parámetros para medir los valores o juicios de terceros, entonces todos tendríamos que ser tolerantes con la forma de ser y actuar de otras culturas, incluso si estas están insertas dentro de la propia, sin importar que se esté de acuerdo con ellas o no.

Evidentemente, esto supone algunos inconvenientes, porque se puede considerar como una postura utópica, es decir, en una cultura siempre van a imperar los valores de la que sea dominante y ese será el código regidor, aun si carece de universalidad.

 

Isbelia Farías

 

Bibliografía:

Carvalho, J. J. de. (1994). La antropología y el nihilismo filosófico posmoderno. Alteridades, v. 4, n.° 8.

Jünger, E. & Heidegger, M. (1994). Acerca del nihilismo. Pensamiento contemporáneo. Barcelona: Ediciones Paidós.

Lynch, E. (2002). Sobre la dificultad de ser nihilista. Enrahonar: An International Journal of Theoretical and Practical Reason, n.° 35.

Rühle, V. (2005). Pensar a la sombra del nihilismo. Brocar: Cuadernos de Investigación Histórica, n.° 29. 


Noticias Relacionadas