17/04/23.- La construcción de un nuevo orden internacional que supere las brechas en el desarrollo, la narrativa de la dominación y las limitaciones que el sistema financiero tradicional ha impuesto desde los acuerdos de Bretton Woods requiere de la voluntad y consenso de las naciones para concretar, con la particularidad del siglo XXI, el Nuevo Orden Económico Internacional.

La revitalización de las instituciones y diseño de nuevas estructuras acordes a las necesidades de desarrollo de los pueblos es una necesidad. La deuda por el financiamiento del desarrollo no puede constituir un arma de las instituciones para imponer políticas de subordinación ajenas a las realidades de las naciones. Las instituciones deben recobrar el sentido y naturaleza por la cual existen y responden.

Por eso, este contexto geopolítico es tan pertinente. El crecimiento en las economías emergentes, en especial de Asia, donde India y China representan la mitad del crecimiento mundial en 2023 y, por otro lado, la desaceleración del crecimiento en EE. UU. y la zona del euro demuestran un reequilibrio del sistema.

En los análisis del FMI se plantea el impacto de las fuerzas de la desglobalización en la fragmentación comercial y financiera, de la pandemia por COVID-19, de los altos niveles de deuda e inflación en las economías, que se afectan progresivamente por el conflicto en Ucrania y la crisis energética impactada por las medidas sancionatorias de EE. UU. y la UE. En este escenario, donde Dilma Rousseff asumió la presidencia del Nuevo Banco del Desarrollo de los países Brics, con sede en Shanghái y con un mandato hasta julio de 2025, Lula Da Silva se cuestionaba por qué se debe seguir usando el dólar y planteaba la necesidad de crear una moneda única del bloque Brics.

Las sanciones de carácter financiero contra Rusia han acelerado aún más las operaciones de otras monedas para realizar la comercialización de petróleo, gas, alimentos y otros productos. El yuan, el rublo, la rupia y el dírham han adquirido mayor dinamismo y confianza en el sur global. El orden basado en reglas y las políticas hegemónicas de EE. UU. solo están impulsando el cambio.

En 2021, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Uruguay y Bangladés suscribieron acciones en el nuevo banco de desarrollo de los Brics, Sudáfrica ejerce la presidencia este 2023, los Brics apuestan por el desarrollo y los intereses nacionales como prioridad, las normas del multilateralismo son la base de su coordinación y la determinación de jugar un rol geopolítico y protagónico es una realidad.

Esta semana el canciller ruso desarrollará visitas oficiales en Brasil, Nicaragua, Cuba y Venezuela. El presidente brasileño visitó China y Emiratos Árabes Unidos. La coordinación de políticas al más alto nivel representa la mirada común sobre la política internacional y la adopción de mecanismos de complementariedad —como la Alianza de los Países de América Latina y el Caribe expuesta por Venezuela en la Cumbre Antiinflacionaria— es una de las vías para robustecer la alianza del sur global frente a las medidas que impiden el desarrollo de los pueblos.

Orelys Castillo