El Fénix de Unasur comienza de nuevo a volar


“La Unasur es una iniciativa que siempre ha tenido el sello de Hugo Chávez Frías (…) Hoy existen condiciones para reflotarla como proyecto de integración”

 

18/04/23.- La Unión de Naciones del Sur (Unasur) celebró su día en pleno trance de renacer, luego del largo paréntesis casi mortal. Los esfuerzos realizados por los gobernantes de derecha que dominaron al subcontinente en la década pasada no lograron el cometido de sepultar esta iniciativa diplomática que, con gestos de Ave Fénix, comienza a volar a partir de sus cenizas.

La fecha guarda la esencia de uno de los grandes promotores de Unasur, Hugo Chávez Frías. Y es que cuando se decidió, en 2014, que el 17 de abril sería el Día de Unasur, fue en reconocimiento a la importancia que tuvo en la gestación del mecanismo diplomático la Cumbre Energética Suramericana, realizada en 2007 en la isla de Margarita, con el irrefrenable impulso del líder bolivariano.

En los días previos a esta efeméride, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, decretó el  retorno de su país a Unasur después de cuatro años, con el propósito de impulsar la integración regional.

En un momento de reanudación de sus principales alianzas internacionales, Brasil volverá a formar parte de la Unasur, informó el gobierno del país vecino. El decreto firmado por Lula marca el regreso al grupo creado durante su segundo gobierno.

El presidente de Argentina, Alberto Fernández, ha hecho anuncios similares, aunque ya al final de su mandato. El retorno de los dos gigantes suramericanos sería una incontrovertible señal de reactivación de Unasur.

El internacionalista Franklin González expresa que “la Unasur es una iniciativa de integración, que siempre ha tenido el sello de Hugo Chávez Frías, y que estaba en el congelador, pero hoy en día, por las nuevas realidades políticas existentes en la región, sobre todo por la victoria de Lula en Brasil, existen condiciones para reflotarla como un proyecto de integración, con mucho contenido político y también militar”.

Años de vagar por el desierto


Luego de insurgir con gran entusiasmo, Unasur fue torpedeada por los gobiernos reaccionarios que plagaron la región en diversos momentos de la segunda década del siglo.

Originalmente, los doce Estados independientes de América del Sur eran miembros del mecanismo, mientras Panamá y México figuraban como países observadores. Para 2010, esto representaba una población de casi 400 millones de habitantes y se perfilaba como un gran peligro para los viejos sistemas de integración y para el orden imperial estadounidense.

El trabajo de Washington con los gobernantes de derecha fue efectivo y para abril de 2018, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú habían suspendido su participación en el organismo. Alegaron falta de resultados concretos que garantizasen el funcionamiento adecuado de la organización. Luego, varios de esos países anunciaron su salida definitiva: Colombia en agosto de 2018, Ecuador en marzo de 2019, y Argentina, Brasil, Chile y Paraguay en abril del mismo año.

Tras ese abandono masivo, únicamente mantuvieron participación plena Bolivia, Guyana, Surinam, Uruguay y Venezuela.

El bloqueo ocasionado por sus propias normas de funcionamiento, la constante inoperancia, las crisis económicas, la falta de interés político y el viraje ideológico vivido por la región, constituyen algunas de las causas que llevaron al declive de este ambicioso proyecto de integración regional”, expresa un trabajo académico de los estudiantes de Relaciones Internacionales de la Universidad de Córdoba, Argentina, Tomas Fonfara, Bruno Storino,
Agostina Fochesatto y Ariela Rossetto, significativamente titulado “La disolución de la Unasur: un análisis desde el realismo”.

Añaden que “el conflicto ideológico entre los gobiernos latinoamericanos fue factor central que causó el declive del organismo. El funcionamiento intergubernamental e interpresidencialista del organismo favoreció los objetivos integracionistas en tiempos de una mayor sintonía ideológica entre los gobiernos; pero en una época de polarización ideológica y política, la falta de una institucionalidad supranacional limitó las capacidades de gestión de crisis”.

Uno de los problemas concretos para el funcionamiento de Unasur es que las decisiones deben tomarse por consenso y, de ser posible, por unanimidad. Ello ha dificultado los pronunciamientos y las acciones ante situaciones de crisis. Uno de los grandes bloqueos surgió para elegir al sucesor de expresidente colombiano Ernesto Samper, en la secretarían general, en 2017.

Una vez conseguido el objetivo de desarticular a Unasur, los gobiernos enemigos quisieron dar el tiro de gracia constituyendo su propio organismo de integración, llamado Foro para el Progreso e Integración de América del Sur (Prosur). Según lo declararon sus promotores (Iván Duque y Sebastián Piñera) sería un mecanismo “sin ideología”, pero obviamente sí la tiene y es, básicamente, neoliberal y proimperialista.

El afán destructivo de los presidentes derechistas fue inocultable. El país sede del organismo, Ecuador, bajo el mandato de Lenin Moreno, despojó al organismo diplomático de su edificio, ubicado cerca de Quito, en la emblemática zona de la Mitad del Mundo, el lugar por donde pasa justamente la línea ecuatorial.

Moreno, que llegó al poder gracias a los votos de Rafael Correa (otro gran promotor de Unasur y de otros mecanismos de integración nuestroamericanos), se pasó al bando contrario y dio así su aporte a la estrategia de devastación.

El presidente Nicolás Maduro fue claro respecto a quiénes han sido los enemigos: “Unasur ha tenido problemas últimamente por líderes de la derecha que se dejan presionar por Estados Unidos. Aspiro a que los líderes de derecha de América del Sur tengan un poco de conciencia suramericana”, expresó cuando comenzaban las conspiraciones contra la Unión.


Una buena noticia


“El renacimiento de Unasur, su revitalización, es una buena noticia porque se puede reestructurar un espacio de diálogo y encuentro en el que se debatan políticas comunes sobre temas como la Amazonía, al acuífero Guaraní, la situación de Perú, el tema Malvinas y otros que deberían vincular a toda la subregión”, considera el internacionalista Sergio Rodríguez Gelfenstein.

“Aunque es importante ese resurgimiento, debemos tener claro que la situación no es similar a la de los primeros quince años de este siglo, cuando nació ese mecanismo -advierte-. En aquella época había un pensamiento de izquierda mucho más homogéneo y un liderazgo mucho más fuerte, sobre todo por el comandante Hugo Chávez, por la presencia de Fidel Castro y por Néstor Kirchner, quienes lograron incorporar a Luiz Inácio Lula Da Silva”.

“Hoy no está Chávez, no está Fidel, no está Kirchner y la posición de Lula es distinta porque el espacio de maniobra se ha limitado”, puntualiza.

Añade que cualquier mecanismo de integración es positivo, en particular para América Latina, que es una región atrasada en ese sentido. “Como todos los demás, Unasur es subsidiaria de Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), que es el ámbito verdaderamente importante, el único que le puede otorgar a América Latina el espacio a escala global en el que puede ser protagonista en el sistema internacional”.

CLODOVALDO HERNÁNDEZ / CIUDAD CCS

 


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