Horizonte de sucesos | Realidad inconsciente

23/04/23.- El inconsciente ocupa un lugar preponderante en la mente humana, incluso se puede decir que lo domina todo.

En una reciente conversación con varios amigos se tocaron temas que pueden considerarse "álgidos" por los diferentes puntos de vista y porque casi nunca se llega a una conclusión más o menos satisfactoria, por no decir que la discusión se tornó bizantina.

Estábamos hablando de la depresión y de ciertos rasgos o síntomas que se presentan en nuestro cuerpo y nuestra conducta que muchas veces no asociamos a un estado anímico, pero que finalmente son señales de que algo se agita en nosotros.

Y es que nuestro mundo interno parece dominarlo todo. Así lo describió Freud en sus tópicas para ilustrar la vasta región inconsciente. Tan grande y misteriosa, perdonen la insistencia, como las regiones más apartadas del universo. Desde esa región oscura y misteriosa nos llegan señales ininteligibles para nosotros, pero que corresponden a fallas de origen que quedaron sepultadas por el tiempo, otros recuerdos que se superponen o el mismo instinto de autopreservación.

Dicen que no tenemos acceso a toda la información contenida en esa región de nuestra mente porque no sabríamos qué hacer con tanto. Basta pensar en qué pudiera haber para dejar la curiosidad y seguir con nuestra vida. Es como si pudiéramos ser testigos de todos los detalles de la existencia.

En un plano material puede que suceda lo mismo. Pasa que toda materia es originada por sedimentos más arcaicos que pudieron formar parte de los primeros acontecimientos. Si se pudiera interrogar esa materia se tendría información certera y de primera mano. No es mala idea pensar en una memoria general de la existencia que opera desde el inconsciente y en la materia.

Si era región de la mente pudiera proyectarse sería como una pecera o uno de esos ríos oscuros que parecen tranquilos, pero que en el fondo se acumulan sedimentos antiguos que se agitan silenciosos. Por donde transcurre una vida más secreta, que al agitarse con violencia enturbia el exterior porque la frontera entre las dos regiones desapareció y sobreviene el caos.

Todo fondo es fangoso e inestable. Pasa con los ríos y con las zonas ocultas de nuestra mente. Luego de la agitación los elementos más pesados vuelven a su lugar, se decanta el agua cristalina que aclara la superficie, pero que guarda en sus vívidos pliegues la misma sustancia de las profundidades, hasta que algo vuelve a agitarse desde el fondo.

 

Heathcliff Cedeño


Noticias Relacionadas