Entorno global | Orden Internacional basado en reglas

¿Se está fragmentando el orden internacional?   

24/03/23.- De las frases de mayor uso en la reciente dinámica de las relaciones internacionales es el denominado "orden basado en reglas", expresión que conforma la narrativa de los Estados Unidos y países de Occidente para hacer un contrapeso a la propuesta de las economías emergentes, principalmente de China, del liderazgo de la India hoy presidiendo el G20, de la fortaleza de los miembros de la OPEP y de la multipolaridad frente a la hegemonía occidental.

Un orden que, comprendido a rasgos generales, evoca a los acuerdos bilaterales, multilaterales, consensos regionales y globales, así como principios internacionales para tratar de regular la conducta de los actores en la sociedad internacional. Sin embargo, esta acepción general puede diferir dependiendo del paradigma que rija la concepción de las relaciones internacionales.

El investigador Eduardo Diez en el Manual de relaciones internacionales ilustra el "orden internacional" con una compilación conceptual sobre el "orden Internacional", entendido por:

  • La escuela inglesa de Hedley Bull, como "la pauta de actividad acorde con los fines elementales o primarios de la sociedad internacional", argumentando el autor que las pautas estarían orientadas a la conservación del sistema y sociedad internacional, la preservación de la independencia o soberanía, la paz, los límites al uso de la fuerza y el cumplimiento de los contratos y acuerdos.
  • El liberal John Ikenberry, como un conjunto de acuerdos de gobierno que definen y guían las relaciones entre Estados, que deben basarse en tres características para poder ser duradero: estar respaldado por una configuración de poder, ejercida por una o varias grandes potencias; contar sus reglas e instituciones con cierto grado de legitimidad, y ser capaz de resolver problemas de acción colectiva. Sin embargo, destaca este teórico, que este concepto ha variado durante los años y describe tres versiones del orden: equilibrio de poder, hegemónico y por consentimiento; y considera que este sufre transformaciones —especialmente a partir de las grandes guerras— que considera como cambios sistémicos, pues destruyen el anterior sistema y su balance de poder.
  • Para el realista Henry Kissinger, el orden sería un conjunto de reglas justas y legítimas (para las grandes potencias) aceptadas por consenso, que delimitan las acciones permitidas y propician un balance de poder, confiriendo una relativa seguridad, promoviendo moderación y previniendo que una entidad política domine a las demás.
  • El neorrealista John Mearsheimer afirmará que el orden internacional es principalmente un subproducto del comportamiento egoísta de las grandes potencias del sistema. En ese sentido, el orden sería un grupo de instituciones/reglas internacionales diseñadas por los países centrales para ayudar a gobernar las interacciones entre los Estados, y que esas potencias siguen o no en función de su propio interés.

En consecuencia, para la lógica estadounidense y congruente con su histórica carente de moral en su conducta internacional, y basada en un pensamiento producto del paradigma realista, el jefe del Estado Mayor conjunto y máxima autoridad militar en EE. UU., Mark Milley, declaró en junio de 2022 que "en este momento nos enfrentamos a dos potencias globales, China y Rusia, cada una con capacidades militares significativas, y ambas tienen la intención de cambiar el orden actual basado en reglas". Y más directamente, el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, refirió al "principio de que un país no puede cambiar las fronteras de otro por la fuerza. El principio de que un país no puede dictar las decisiones o políticas de otro", cónsono con la visión de orden internacional construido después de la II Guerra Mundial y protagonista durante la unipolaridad estadounidense.

Sin embargo, considerando los impactos de la crisis financiera de 2008, los cambios de producción petrolera estadounidense, la crisis sistémica reimpulsada por el conflicto en Ucrania, ¿cuáles son esas reglas y el orden internacional defendido por EE. UU.? ¿Por qué ahora son importantes el respeto de normas y principios del derecho internacional para los EE. UU.? ¿Es acaso la aplicación de normas excepcionales una necesidad para respaldar los intereses de un grupo de países para impedir la fragmentación del orden y cambiar la narrativa de la opinión pública?

Durante marzo de 2023, el neorrealista Stephen Walt publicó en el Foreign Policy su artículo Some rules of global politics matter more than others, en el cual señala que, cuando los funcionarios estadounidenses dicen "orden basado en reglas", se refieren al orden actual, cuyas reglas se hicieron principalmente en EE. UU. Ante lo cual, el autor se cuestiona sobre qué normas importan más.

El autor destaca, que para muchos países en Occidente, el elemento esencial del orden mundial actual es la norma contra la conquista territorial, resaltando las palabras del secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, donde la invasión rusa de Ucrania había desafiado "los principios fundamentales de paz y seguridad…". Lo cual, si bien es cónsono, a rasgos generales, con preceptos establecidos en la Carta de la ONU, viniendo de representantes de EE. UU. tiene otro significado, dada la excepcionalidad de la aplicación de las normas y el amplio historial de injerencia en naciones como los recientes casos en Afganistán, Siria, Irak, entre muchos otros.

Igualmente, Walt señala que hay otra norma actual que se supone limita lo que los Estados pueden hacer entre sí, "la no injerencia en asuntos internos". Pero la norma de "no interferencia" no ha impedido que EE. UU. y otros países usen armas cibernéticas, impongan sanciones políticas, económicas, financieras, comerciales, financien movimientos políticos opositores a los gobiernos, entre otros, como por ejemplo, los casos experimentados en Cuba, Irán y Venezuela. Concluyendo el autor que:

Las normas sí importan, pero hay un enorme espacio para la interpretación y los Estados poderosos generalmente encontrarán formas de sortear cualquier restricción que pueda imponer una norma. De ello se sigue que los Estados prudentes no deben suponer que una norma contra la conquista será suficiente para protegerlos; el poder duro adecuado, la diplomacia astuta y los aliados confiables son mejores garantías, aunque todavía imperfectas.

Este tema ha adquirido importante relevancia ante la creciente confrontación internacional. En los últimos meses, la fragmentación de polos geopolíticos, el cambio en los patrones de suministro, la aceleración de la desglobalización que está generando mayor acercamiento entre los espacios políticos regionales y el desarrollo de alianzas estratégicas entre actores del sur global han protagonizado los principales temas de foros y encuentros internacionales. Esta fragmentación del sistema es reflejo de la fragmentación de las tradicionales instituciones internacionales, lo cual, de una manera u otra, ha constituido un verdadero riesgo para el orden instaurado posterior a la II Guerra Mundial, una amenaza para los intereses de EE. UU. y un escenario de oportunidad para las naciones emergentes.

El sociólogo Eric Calcagno destacó en su publicación de agosto de 2022 titulada Pasado y presente del “orden basado en reglas” que, según un artículo publicado por el Moscow Journal of International Law (Vylegzhanin et al.), el orden basado en reglas es un concepto que no existe en la Carta de las Naciones Unidas ni en ninguna otra convención internacional, y tampoco obliga a la Corte Internacional de Justicia de la Haya. Así, el "orden mundial basado en reglas" es una colección de palabras sin contenido, carente de toda legalidad, ya que no está definido por ningún tratado reconocido con dimensión internacional. Señala el artículo referido que el problema es que para Occidente la repetición de ese concepto busca reemplazar al derecho y conduce a una especie de nihilismo global.

El viceministro de Relaciones Exteriores Xie Feng también señaló en julio de 2021, durante sus conversaciones con la subsecretaria de Estado de Estados Unidos, Wendy Sherman, en Tianjín, que la defensa del supuesto "orden internacional basado en reglas" de EE. UU. es, en realidad, un intento de un número pequeño de países occidentales de empaquetar sus "preceptos familiares y reglas de bando" como normas internacionales, que sirven para restringir y reprimir a otros países. EE. UU. ha abandonado el derecho internacional y el orden internacional ampliamente aceptados por la comunidad internacional, ha socavado el sistema internacional en cuyo establecimiento ha participado y ha lanzado el supuesto "orden internacional basado en reglas" como un nuevo comienzo...

Buscar legitimidad entre planteamientos morales es una necesidad ante la decadencia del gobierno e instituciones estadounidense. Las elecciones presidenciales de 2024 han obligado a tomar una nueva narrativa y ofensiva en distintos ámbitos de la política exterior estadounidense. Y, por otro lado, la reciente visita del canciller ruso Serguéi Lavrov a Latinoamérica, las asociaciones estratégicas integrales, las operaciones financieras en monedas alternas al dólar, liderazgos protagónicos de jefes de Estado de las principales economías emergentes y la paz para los países del Golfo son una amenaza para el "orden basado en normas" y para la concepción e intereses del mundo de los EE. UU. Pero el mundo ya no es únicamente EE. UU. y sus aliados, pues nunca lo ha sido. Este nuevo reequilibrio apunta a nuevos polos de poder geopolítico, y la alianza política económica regional constituye un factor fundamental para avanzar frente a la fragmentación del orden liberal estadounidense y consolidar el nuevo orden emergente, diverso y plural del sur global.


Orelys Castillo


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