Ahora los pueblos | Comuna descolonial

Para poder pensar comuna, hay que comer comuna. Cuando nosotros comemos capitalismo, reproducimos capitalismo…1

Katya Colmenares

 

27/04/23.- Los días 19, 20 y 21 de abril se desarrolló, en la ciudad de Barquisimeto, la Primera Escuela Decolonial "Comuna o nada", región occidente, donde tuve la maravillosa oportunidad de compartir con comuneros y comuneras de los estados Apure, Barinas, Falcón, Lara, Mérida, Portuguesa y Yaracuy. Se trataron 25 experiencias concretas de organización popular en las mesas de trabajo y con más de trescientos asistentes, de forma presencial y virtual, en las clases magistrales de los referentes internacionales del pensamiento decolonial: Ramón Grosfoguel y Katya Colmenares.

Las reflexiones estuvieron centradas en la comuna como una alternativa a la crisis civilizatoria del planeta y una necesidad ante la crisis geopolítica mundial, que coloca a Venezuela y Latinoamérica frente al monroísmo imperialista. Asimismo, se planteó la comuna como una esperanza real de futuro que representa un modo de vida en igualdad y justicia. Los participantes analizaron estas reflexiones decoloniales desde sus experiencias sobre la práctica concreta de la gestión comunal y organización popular.

El profesor Grosfoguel puntualizó que en la construcción del socialismo del siglo XXI no podemos cometer los mismos errores de los Estados socialistas del siglo XX, considerando que nuestra tarea fundamental se debe centrar en descolonizar las mentalidades para no reproducir lógicas de la Modernidad que han conducido a la humanidad a una civilización de muerte. Se trata de dar un giro decolonial para desmontar lógicas como la de pensar en la vida humana de forma ajena a su medio natural. La cosmovisión de nuestros pueblos originarios planteaba al ser humano como fruto de la madre tierra y concebía una relación de totalidad y unicidad entre todas las formas de vida, donde todas son necesarias e importantes para la reproducción de la vida misma. Razón por la cual, ninguna forma de existencia podría imponerse sobre otra, sino que deberían coexistir en equilibrio.

La modernidad impuso el cartesianismo, que separa al humano de la naturaleza, implantando en ella la objetivación o cosificación, bajo una visión de explotación y extracción de sus recursos como materia prima para sus procesos productivos, centrados en la reproducción y expansión del capital, visión que nos ha conducido a una grave crisis ambiental, derivada de un sistema que considera la reproducción infinita en un planeta de recursos finitos.

Resaltó Grosfoguel que debemos estudiar el pensamiento de Chávez y extraer las claves para comprender el presente. Profundizar en su planteamiento sobre la comunalización de la sociedad, puesto que "las comunas son el corazón de la descolonización de Venezuela y América Latina". Chávez rompió la dicotomía que mantenía a las corrientes comunitaristas y estatistas enfrentadas dentro de la izquierda mundial. Por un lado, las corrientes estatistas, con los planteamientos de tomar el Estado y construir poder popular de arriba hacia abajo; y las corrientes comunitaristas, que sostenían que el poder popular debía construirse desde las bases hasta tomar el poder político, es decir, de abajo hacia arriba. La ruptura del pensamiento decolonial chavista se produce con la tesis de construir poder popular desde el Estado y desde las bases de manera simultánea.

La filósofa mexicana Katya Colmenares describió la comuna como una esperanza real que sirve para iniciar la marcha, donde cada uno encarna la utopía que le da sentido a la vida. Nos llenamos de una fuerza espiritual colectiva cuando el excedente, fruto del trabajo de todos, es equitativamente repartido para el pleno cumplimiento de las necesidades humanas. Ahí se arma la fiesta de la alegría en la justicia, dando sentido de dignidad a lo que hacemos, sentido que nos hace propiamente humanos. En comuna, producimos para reproducir la vida, en el proceso productivo reproducimos un modo de vida. Mientras que el capitalismo consume la vida, convirtiéndola en múltiples jornadas laborales, donde unos cuantos se apropian del excedente del trabajo de todos, no dejando espacio para el desarrollo de lo propiamente humano ni tiempo para pensar, para la familia, para el ocio creativo. El trabajo liberador debe ser el medio para alcanzar la vida plena.

Invito a seguir encarnando la utopía de vivir en comuna y a elevar la conciencia comunal, aquella que nos reencuentra con la humanidad.

 

Anabel Díaz Aché

 

Fuentes consultadas:

1 Colmenares, K. (2023). "Comuna o nada". Tercera Clase Magistral. Escuela Decolonial. Disponible: https://www.youtube.com/live/Xwoh6H_0V4s?feature=share


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