Historia viva | Resistiremos
03/05/2023.- Los anuncios del presidente Maduro durante el 1.° de mayo de 2023 generaron nubes de dudas y confusiones entre los trabajadores y trabajadoras que esperaban sustanciosos ajustes salariales o de ingresos por bonos o cestatickets. La propuesta de la Central de Trabajadores Bolivarianos fue mencionada por el Presidente, mas la decisión en torno al ingreso integral para los empleados fue determinada por el mandatario nacional al anunciar un aumento de $38 a los cestatickets para quedar en $40, y el bono de guerra en $20, lo que significa una reducción de un poco más de un 50 % a este bono, cuyo último monto fue de cerca de $44. Luego, el día 2 de mayo hubo una rectificación del primer mandatario al ajustar el bono de guerra a $30; igual quedó por debajo del bono de guerra de abril de 2022.
Ahora, ¿hubo aumento? No hubo aumento del salario. Quedó igual. Sin embargo, estos beneficios sin incidencia salarial alcanzaron un aumento de $14 en los cestatickets con carácter de indexación por la fluctuación del dólar en relación con el bolívar.
Las expectativas populares indicaban que si había aumento del salario, los precios de los bienes de primera necesidad sufrirían un incremento especulativo, y en cierta forma el progresivo aumento del dólar con respecto al bolívar fue evidente durante la semana previa al 1.° de mayo, fecha cuando el Presidente anunciaría las medidas ya comentadas. También hubo expectativas sobre órdenes de presión por parte del Gobierno para neutralizar a los especuladores.
Ahora bien, si no hubo aumento salarial sino solo un porcentaje mínimo en los cestatickets, no es justo que el mundo económico especulativo agreda la economía familiar, ya suficientemente mermada.
Algunos analistas mencionaron hace algún tiempo que la opción que tenía el Gobierno era establecer mayores impuestos o tributos fiscales a quienes obtenían enormes ganancias en el mercado capitalista nacional y eso fue clave en los anuncios hechos por el presidente Maduro, a tal punto de que el mismo Jorge Rodríguez, presidente del Parlamento nacional, anunció en el acto del 1.° de mayo que en uno o dos meses tendría la Asamblea Nacional una respuesta legislativa al respecto.
La nómina de los trabajadores del Estado en Venezuela supera los 5.500.000 servidores públicos, que constituye una población importante de personas que laboran en el Gobierno. Ello nos lleva a pensar en la otra realidad que es el ingreso mensual deficitario de esos empleados en relación con una canasta alimentaria que supera con creces los $400 mensuales. Es conocido que muchos trabajadores públicos amortizan el costo de esa canasta por el suministro casi gratuito de las bolsas CLAP; sin embargo, el déficit es evidente, sobre todo en el consumo de proteínas en la familia.
Por otro lado, la especie de que el sector privado paga mejor que el público no es del todo cierta. Si bien es verdad que los bonos en el sector privado sin incidencia salarial son más sustanciosos que los públicos, el salario de los trabajadores sigue siendo el mínimo, aunque muchos empresarios obligan a sus contratados a laborar más de lo correspondiente en la legislación nacional sin retribución de horas extras, valiéndose de la justificación de los bonos.
La otra verdad es que los ingresos públicos en Venezuela han sufrido una merma importante, no solo por el "desagüe" de la corrupción, cuyos efectos son indudablemente perniciosos; las sanciones, que aunque tengan breves señales de humo blanco para solucionarse, se mantienen como una "alcabala" de retención del proceso productivo nacional.
Sin embargo, hay que entender que seguimos en una guerra económica sostenida por el gobierno de Estados Unidos y sus adláteres, que no han cedido ni un ápice en su propósito de destruir la Revolución Bolivariana. Por otro lado, al presidente Maduro se le plantea la necesidad de nuevos ajustes que le oxigenen la confianza que el pueblo venezolano le ha entregado con lealtad y fe en este proceso político conocido como chavismo.
Las más duras batallas fueron libradas desde 2014 contra la violencia política avalada por el gobierno de Estados Unidos, hasta superar los más difíciles momentos de la pandemia, que combinada con las sanciones se convirtieron en un monstruo de cien cabezas que el pueblo venezolano bajo la dirección pulseada del presidente Maduro supo controlar.
Entramos en el ciclo electoral y por ello las expectativas son aún más esperanzadoras, pero debe haber señales claras de un cambio positivo en el sistema salarial público que estimule al trabajador y le dé sentido de pertenencia a su lugar de labores.
Seguiremos resistiendo. Hay anuncios del presidente Maduro que apuntan a un acto de justicia, sobre todo en términos de prestaciones sociales y de un plan de resistencia para mejorar el salario de los trabajadores. Seguiremos resistiendo.
Aldemaro Barrios Romero