Al derecho y al revés | Eran... pero saltaron la talanquera

03/05/2023.- Ajá… con el amigo Mario Silva he topado porque, aparte de que me parece poco creíble algo que repite desde hace días, también esa apreciación luce peligrosa en un mundo tambaleante.

Y, por tanto, es una afirmación que se debe corregir, y rápido.

En su programa La Hojilla, el cual veo casi religiosamente, porque ante la falta casi absoluta en Venezuela de programas donde se defienda con ardor una u otra posición política para que el televidente en este caso pueda tomar su decisión del modo más racional que se pueda, el de Silva tiene la virtud de ser tan chavista, al punto de que del mismo se puede inferir cuáles son las prioridades del gobierno, y especialmente de los Presidentes.

Bien: Mario afirma "mondo y lirondo" que los detenidos por corrupción "nunca fueron chavistas", sino una especie de gnomos agazapados en el partido durante un cuarto de siglo, para robar a manos llenas.

Esta afirmación choca con la del fiscal, para quien estos personajes, aparte de ladrones y adoradores del becerro de oro, a tenor con el modo de vida que desplegaban, son parte de un plan para deteriorar aún más la economía venezolana, con vistas a las elecciones.

También choca Mario con sus mismas afirmaciones cuando hace poco señalaba de "traidores" a estos corruptos de Pdvsa, de las empresas de Guayana y del comercio del oro.

Ajá de nuevo: para traicionar una institución partidista a la que estos sinvergüenzas han pertenecido por un cuarto de siglo, como sucede con estos ladrones en el PSUV, es indispensable que todos hayan pertenecido al grupo político que gobierna Venezuela desde finales del siglo pasado.

El tema es largo, pero se puede resumir: si en vez de militantes del PSUV, estos ladrones hubieran sido, digamos, comunistas o parte de la vieja democracia cristiana, hubiese sido muy difícil que después de un cuarto de siglo los hubieran descubierto, porque inmediatamente los habrían tenido fichados en esos partidos , por lo que no hubieran progresado.

Pero el PSUV y antes el MVR no fueron partidos donde el militante se formaba, y mucho. Antes de serlo, los comunistas habrían detectado de inmediato los comportamientos extraños a una ideología que casi obliga a sus militantes a adoptar una manera de vestir.

Lo mismo se podría decir de los calderistas que, aparte de cureros y racistas, tenían al jefe alumbrado con velas en sus altares.

Pero el MVR y el PSUV son más bien movimientos aluvionales donde poco o nada se forma a los militantes, según les escucho decir a ellos cuando se quejan.

Donde vivo, que es una urbanización de clase media más o menos acomodada, el comandante Chávez ganó su primera presidencia en 1998, pero después nunca más volvió a ganar Hugo en esos predios, y menos aún su partido, por ser aluvional.

Lo peligroso de tomar a la ligera este caso de corrupción, al que Tarek William Saab le da mucha importancia, es que en el contexto mundial y con la oposición de estos años sumamente imbricada en la corrupción por medio del lavado de activos robados desde el gobierno —por lo cual fueron descartados y ya son pasado—, es de suponer, sin embargo, que desde EE. UU. seguirán insistiendo en derrocar al gobierno venezolano, para dividir la herencia de los Libertadores en tres o cuatro paisitos.

Y eso no lo puede permitir un patriota, sea del partido de gobierno o un opositor racional.

Pero… para aguantar la embestida que se está preparando con otros personajes, y eso es obvio, se necesita un gobierno amplio, pero sustentado por un partido que más allá de las ideologías al menos se estructure sobre los intereses nacionales.

Y ese partido ni puede ser aluvional ni puede permitirse nuevas infiltraciones, porque si los planes imperiales se llevan a cabo con otros actores, no habrá segunda oportunidad para que Mario diga que los golpistas no eran chavistas.

Recuerden a Pinochet. El general que un gobierno democrático en Chile puso como escolta de Fidel Castro ¡era allendista!

Estos corruptos eran chavistas, pero saltaron la talanquera y se aliaron con el enemigo de la nación.

 

Domingo Alberto Rangel


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