Después del incendio: De la idea de un documental a un libro premiado

Viloria presenta su obra narrativa reconocida con el Premio Literario Casa de las Américas

Viloria con años de experiencia se dedica a documentar la realidad.

 

03/05/23.- Nacido en el estado Trujillo en el año 1977 y con 30 años en Caracas, el destacado escritor, Eduardo Viloria, ha dedicado su vida al maravilloso mundo de las letras, la literatura y como no, a la magia del cine.

“Estudié Letras en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Desde muy chamo me dediqué al tema de la literatura, la escritura y a la lectura, fue una pasión que me agarró desde muy carajito. Fue un poco natural, no recuerdo que nadie me insistiera, ni a mí ni a mis hermanos, era que los libros estaban ahí y uno agarraba sin limitaciones”, así empezaba describiéndose Viloria en esta amena entrevista.

Muchos habrán escuchado de su faceta también como cineasta, recordando el conocido documental de 2013, Hay alguien allí, que fue galardonado con la Mención Honorífica del Jurado en el VIII Encuentro Hispanoamericano de Cine y Video Independiente Contra el Silencio Todas las Voces en su lanzamiento.

Para este año presenta su primera novela narrativa, Después del incendio (Papeles de guerra: Venezuela 2017-2021). Empezando con buen pie y el merecido reconocimiento en una de las categorías del destacado Premio Literario Casa de las Américas en su 63a edición.

Para alzarse con este prestigioso premio, el jurado calificador, conformado por Telma Luzzani, de Argentina; Cristian Valencia, de Colombia; y Ricardo Riverón Rojas, de Cuba, argumentó que “se trata de un volumen cuyo uso del lenguaje moderno es contundente, de manera que lo que parece propio del proceder cinematográfico, resulta ser un relato literario poético, duro y emotivo, que ilumina cada una de las escenas. El escenario priorizado es la frontera colombo-venezolana con la actuación de sicarios al servicio de los terratenientes, y a través de estas páginas se hacen evidentes los crímenes y el salvajismo de los abusos en esa porosa frontera. Se trata de un testimonio de alta elocuencia sobre personas y procesos generalmente no visibilizados en la Venezuela actual, en el que resulta evidente la metodología del imperio –que hoy es lugar común– contra los procesos emancipatorios en los países de Nuestra América y aquellos que no se le someten”.

Conversamos con el autor para conocer más detalles de su historia.

 —Después del incendio es su primer proyecto narrativo, ¿qué nos dice de él?

 —Después del incendio es una gran alegría por ser merecedor de ese reconocimiento. Además, muy feliz porque este año nos premiaron a tres venezolanos: Gustavo Pereira en poesía y Esmeralda Torres en cuento. Durante mucho tiempo, fue de mucho sudor, mucho trasnocho, esfuerzo, sufrimiento, porque buena parte de las historias que el libro cuenta, son historias de sufrimiento, martirio, muerte y de dificultades. Tomé la opción de no hacer una película, sino hacer el libro, porque desde el 2015, como hasta el 2019, estuve grabando muy apegado a la lucha campesina. Tengo todo un registro de desalojos a campesinos, tomas de tierras, entierros y funerales de campesinos asesinados, entrevistas a esa gente, tanto en la lucha por la tierra, como en las amenazas de los terratenientes o de desalojos producto de las mafias agrarias, que son una combinación entre los terratenientes y sectores corruptos.

Yo estaba grabando mucho y en paralelo arranca la crisis generada por la guerra económica, la escasez, el desabastecimiento y también estaba en la calle grabando colas, grabando las formas organizativas de la gente para comprar hortalizas (que se hicieron mucho en una época, todas las experiencias previas a los Clap). La idea era, por un lado, hacer comunicación al momento, porque yo iba y grababa un desalojo de una tierra, un rescate de tierra y eso lo convertía en una crónica o un micro, en redes sociales, etcétera, y por otro lado, la idea también era ir acumulando material para hacer un documental. Pero bueno, yo cotejo la necesidad de cierta urgencia y de comunicar eso que estaba allí, que lo sentía necesario, importante y los tiempos de hacer una película que no son tan rápidos. Y me digo: hago un libro.

 —¿Cómo surgió esa pasión por hacer cine documental siendo literato?

 —Recuerdo que en el año 2001, durante el gobierno del Comandante Hugo Chávez, se comenzó a generar y a distribuir en el país recursos, como nunca antes, para proyectos culturales. Para esa época, en todo el país se presentaron diversos proyectos de danza, teatro, poesía, literatura, cine. Con un amigo, que estaba interesado en hacer trabajos documentales, Marc Villá, surge la idea de hacer un proyecto para formar parte de esa avalancha de creación de ese momento. Entonces, metimos un proyecto que fue aprobado y a mí me correspondía escribir el libro, era sobre la música campesina en el estado Trujillo. Ahí descubro el documental y me fascinó el tema de la cámara y todo su proceso; y desde allí comienzo a hacer un trabajo como documentalista y seguí desarrollando el documental como hasta ahora, combinándolo con la escritura y la fotografía, pero de alguna forma dejé en segundo plano a la literatura. Aunque en ese lapso publiqué tres libros de poesía, pero no era algo a lo que le dedicara tanto tiempo. La dedicación estaba puesta en el cine e hicimos muchísimos documentales.

 —¿Cuál es el propósito de Después del incendio?

 —Es un libro fundamentado en testimonios y en documentación de la realidad de forma directa, principalmente a través de filmaciones, fotografías y otros recursos con una elaboración literaria con algunos elementos de ficción, lo cual constituye un relato híbrido. El libro tiene como propósito contar desde la literatura esta realidad nuestra, de estos años, que no la hemos contado. Hay muy pocas obras al respecto, por ahí Negrón en un par de novelas ha abordado el tema con elementos de la realidad, pero es totalmente ficticio. En cambio la oposición, la derecha y los venezolanos fuera del país que odian la Revolución, lo han hecho a montones y hay novelas, novelas y novelas; y afuera los premian y los publicitan, y los montan en editoriales y les hacen giras y les venden sus libros, gente joven, gente talentosísima toda, pero ubicada en esa acera y de nuestro lado, no. No lo hemos hecho, entonces un poco desde esa preocupación, me digo: esto hay que contarlo y contarlo así. Para que entre también en ese registro, si no en la historia de nuestra literatura va a quedar que solamente contamos la otra parte. Un poco de eso es el libro.

 

El libro narra, entre otras cosas, la lucha campesina venezolana en la recuperación de tierras.

 

 —La describe como novela documental, háblenos de eso.

 —Yo creo que tiene que ver con mi combinación de oficio, que está la escritura por un lado, el cine por otro y la fotografía por otro lado. Yo siempre digo que no tengo imaginación, o sea que me cuesta imaginar cosas, inventar cosas me cuesta mucho, pero me apasiona la realidad. Me apasiona la vida de los demás, porque cada ser humano, cada sitio, es de una profundidad insondable, o sea en una persona hay una profundidad absoluta. Entonces, ver cómo ve las cosas, cómo piensan, qué historia tiene esa persona, que vivió, qué cosas le pasaron en su vida que lo hicieron ser como es, eso me fascina y por ende me fascina el entorno. He tenido siempre como herramienta para entender a ese otro que está ahí, el lenguaje de la literatura y la poesía por un lado, y el lenguaje de la cámara fotográfica y de la cámara de cine por el otro, siempre me ha parecido que son como herramientas para conocer y para entender lo que pasa alrededor. Por eso, a la hora de emprender en un libro de narrativa, no me voy a imaginar nada, voy a donde está la realidad. Creo que ese es el móvil que me lleva a escribir un libro de esta naturaleza y a plantearme un género como ese, el de la novela documental.

 —Esta obra compitió con otros 95 títulos y fue evaluada por un jurado de reconocidos escritores, ¿qué opina de ello?

 —Máxima gratitud con el jurado que valoró el libro por encima de otros 96, yo lo que creo es que, como decía Borges: "Ojalá seas el lector que este libro aguardaba". El libro encontró un jurado que se encontró con un libro y lo pudo valorar y lo valoró suficientemente como para que estuviera por encima de los otros, ¿no? Debe haber excelentes libros, pero el jurado se encontró con este, en afinidad con las características de lo que es Casa de Las Américas, que es una institución pilar para que la historia de América Latina no sea la historia que cuenta el imperialismo, sino una historia nuestra más auténtica, encontrando un libro que habla de Venezuela de otra forma, que se sitúa en varias circunstancias, que las cuenta desde una profundidad, y que además habla de nuestro conflicto interno.

Considero que esa es la importancia del libro, su pertinencia en el momento histórico. Me llena de satisfacción ser reconocido de esa forma, por una institución con tanto prestigio. Creo que el jurado valoró también la propuesta digamos formal que el libro tiene en términos estéticos, en términos de recursos literarios y expresivos, yo creo que el libro tiene no sé si aportes, pero en todo caso sí tiene riesgos. Cuando decido elaborar el libro con todos esos recursos, es porque estaba justamente buscando la forma en la que esa historia no se quedara en mero testimonio, sino que pudiera tener un registro distinto, que la enriquezca de alguna forma apuntando a la sensibilidad.

 —Con el libro, ¿la idea del documental quedó atrás?

 —Bueno, ahora podemos basarlo en un libro premiado (risas). Digamos que el material está ahí, y mientras el disco duro no se funda, ahí va a estar. Aunque ya está ahí, yo lo que quería era darle forma a tanto material que era como una olla de presión interna. Ya con el libro  y el reconocimiento, creo que estamos bien.

 —Aún tenemos la esperanza que pueda estar en una Feria del Libro nacional, pero mientras tanto, ¿cuándo o cómo podemos disfrutar de alguna actividad de presentación del libro?

 —Parte del premio es la publicación del libro, y lo publican ellos. Pero, este viernes 5 de mayo hay una lectura comentada en la librería del Teatro Teresa Carreño y allí voy a mostrar algunas imágenes y algunos recursos que sustentan el libro. Están todas y todos cordialmente invitados.

 —Para finalizar, algún comentario adicional para incentivar a la gente a esperar el texto.

 —El libro no existe y no existiría sin la realidad de esa gente que está ahí, construyendo, luchando, creando, produciendo, arriesgándose, resistiendo. Esa realidad es la que le da forma al libro y la que le permite existir. Entonces, creo que en buena medida, es una reivindicación, es un reconocimiento a toda esa gente que está ahí, cuyas historias están contadas en el libro. Y es un homenaje a todos los asesinados por la violencia terrateniente, por la violencia narco paramilitar institucional mafiosa de la frontera. Estas reivindicaciones son fundamentales, sin las cuales el libro no existiera, así de sencillo.

NAILET ROJAS / FOTOGRAFÍA: BERNARDO SUÁREZ / CIUDAD CCS


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