Letra fría | Pedro Chacín y el disco de Soto

05/05/2023.- Hace muchos años fui jefe de prensa de una exposición del maestro Jesús Soto, en la galería LEA de Barquisimeto. Al final de la inauguración nos fuimos a una finca de Alvarito Montero, y Soto, acompañado por Rodrigo Riera, cantó aquellos boleros y sambas argentinas que cantaba en L’ Scale de París en los años cincuenta. Al finalizar la tenida me acerqué para plantear la grabación de un disco y Soto me dijo: "Tú eres el número 28 que viene con ese cuento", y yo le contesté que los otros 27 no estaban pelando como yo. Acababa de llegar de París, adonde me fui diez días, y me quedé tres meses y, por supuesto, al regresar, me habían botado de El Diario de Caracas y de la universidad donde daba clases.

Aquella campaña de prensa fue la más fácil de mi vida. Nunca logré tantas páginas completas y primeras planas en todos los periódicos regionales, lo que fue no solo gratificante, sino salvador de mi desempleo temporal. Álvaro, además de poeta, era un exitoso abogado proveniente de una familia acaudalada, con excelentes relaciones comerciales en la ciudad, por lo que fue muy sencillo lograr el patrocinio del Banco de Lara y que su presentación ocurriera en el teatro Juares de Barquisimeto, un emblema cultural de la ciudad. Fue precisamente allí donde Alfredo Sadel se paró de su butaca, tal vez molesto por la jodienda de los maestros cambiándoles los títulos a los boleros y nombres a los compositores, valga decir que lo de ellos era un divertimento y lo de Sadel, oficio ceremonioso. Total que se puso a gritar como un loco mandando a Soto a seguir con su arte y que dejara la cantadera. A Soto solo le faltó decir: "Yo con mi arte tengo", pero no lo dijo; al contrario, como muchachos regañados, respetuosamente hicieron silencio ante el reclamo del divo y continuaron el concierto.

El caso es que yo terminé pagando los platos rotos de aquel episodio nueve años más tarde, cuando fui a entregarle su caja de discos Lara-Soto-Riera. Me dijo: "Mira, maracucho, Sadel como que tenía razón, así que no quiero un solo CD en las discotiendas", "¡Pero, Maestro!", "¡Pero nada, y no se hable más!". Con su afectuoso regaño me fui con el rabo entre las piernas, directo a que mi pana Pedro Chacín, que dirigía Feriado por entonces, y junto a nuestra querida Laura Sánchez armamos tres páginas sobre la historia del disco, con despliegue de fotos y creo que hasta portada, por supuesto con mi número de teléfono incluido también, y en menos de una semana coloqué más de quinientos discos. Como era diciembre, ¡se armó un limpio y quedaron resueltos los estrenos de los muchachos, el Niño Jesús y las cenas de Navidad y Año Nuevo!

¡Gracias, San Pedro Chacín, por las hallacas recibidas! Ja, ja, ja, ja.

 

Humberto Márquez 


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