Punto de quiebre | Evadía a las autoridades con una cédula falsa

El peligroso criminal fue descubierto y ultimado en la Cota 905

09/05/2023.- Cada vez que la policía detenía en una alcabala a Luis Enrique Caldera Yoli, lo dejaban marchar tranquilo, pues aseguraban que estaba limpio, pero no solo limpio de los bolsillos, sino también en los ordenadores de los distintos cuerpos policiales. En una ocasión estuvo detenido en una riña, junto a otras cinco personas, y aquella noche durmió en la comisaría. No lo chequearon sino hasta el día siguiente.

Era un hombre robusto, de tez morena oscura y pelo rapado, que en ocasiones se dejaba crecer un bigotico. Usualmente se le veía en jean y franela, aunque en el barrio solía andar en franelilla, quizás para infundir más temor debido a su fornida musculatura.

Quienes sí sabían que no era muy limpio que digamos, sino precisamente todo lo contrario, eran algunos de los habitantes del barrio Cota 905 de El Paraíso, también conocido como avenida Guzmán Blanco. Allí, todo el mundo le decía "Coquito", quizás por su cabeza rapada o quizás (uno nunca sabe) por su estrecha vinculación con la desaparecida banda de El Coqui.

Luego de los sucesos violentos donde fue desarticulada a sangre y fuego, por los cuerpos de seguridad del Estado, esta mencionada banda de El Coqui, Luis Caldera Yoli logró evadir el cerco. Desde entonces desapareció y nunca más portó por la Cota. Muchos lo creyeron muerto, pues hubo varios criminales de los que nunca más se tuvo conocimiento, es decir, nadie del barrio sabe con exactitud si cayeron abatidos, presos, si zapearon o si, simplemente, lograron evadir el cerco y escapar.

Pero pasados varios meses, regresó al barrio, como quien no quiere la cosa, aunque los primeros días solo se dejaba ver y desaparecía de nuevo, hasta que agarró confianza y se mudó de nuevo para allá.

Otros que sí sabían de su macabro historial, y lo conocían perfectamente, fueron los funcionarios que tuvieron a su cargo el procesamiento de todo el trabajo de inteligencia realizado antes del golpe definitivo dado a la banda. De hecho, muchos de ellos nunca abandonaron las fotos del grupo que no lograron identificar entre los muertos o detenidos.

De hecho, esto fue lo que contribuyó a que uno de los funcionarios lo reconociera, por lo que se decidió montar un operativo para capturarlo. El hecho fue que en el momento en que lo interceptaron para detenerlo, intentó escapar en su motocicleta. Cuando le dieron alcance, sacó su arma del cinto con intenciones de enfrentar a los uniformados, por lo que fue herido mortalmente y falleció camino al hospital.

Efectivamente, el hombre cargaba su cédula de identidad a nombre de Luis Enrique Caldera Yoli, pero cuando su cadáver fue trasladado a la Medicatura Forense de Bello Monte, determinaron que, en realidad, se trataba de José Luis Bastardo, de 47 años de edad. Este individuo se encontraba requerido por el juzgado 47.° del Área Metropolitana de Caracas por el delito de homicidio calificado con alevosía y por motivos fútiles, además de homicidio intencional calificado.

Entre otros, se le acusa de los asesinatos de Douglas José Cabrera Sanz, Érika María Vega Fernández, Carlos Enrique Aguilera Rodríguez, Darwin Manuel Villanueva Briceño, Edwin José Pérez Hernández y Glen Manuel Uriana Fernández.

 

Wilmer Poleo Zerpa


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