13/05/2023.- Al producirse la firma del acta de rendición incondicional del Ejército alemán por el mariscal de campo de la Wehrmacht (fuerzas de defensa nazi), Wilhelm Keitel, en Berlín, el 9 de mayo de 1945, el mundo no era tan distinto al de hoy. La rendición contó con la presencia del victorioso general del Ejército Rojo de la Unión Soviética (URSS) Georgy Zhúkov, quien firmó junto a los aliados, cuando aún ese día no se habían callado los cañones soviéticos y ya Estados Unidos (EE. UU.) promovía la guerra detrás de la guerra.

Después de tres meses de aquella firma, EE. UU. arrojó dos bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki la primera —la delgadita— el día 6 de agosto y la segunda —la gordita— el 9 de agosto de 1945, ocasionando más de trescientas mil muertes y la irradiación mortal de más de doscientas mil personas. No satisfecho con esto, EE. UU. prosiguió una numerosa actividad militar delictiva con excesiva actitud hostil hacia Asia, Medio Oriente, África y América Latina.

Recientemente trazado en el plano histórico, la Federación de Rusia celebró el pasado 9 de mayo de 2023, el desfile militar por el 78 aniversario del Día de la Victoria sobre el nazifascismo alemán, en la plaza Roja de Moscú. Participaron ocho mil uniformados, junto a veteranos de aquella época, acompañados por agrupaciones de actuales combatientes de la operación militar especial que defienden la región del Donbás ruso. El desfile fue presidido por el presidente de Rusia, Vladímir Putin, quien habló con seriedad y profundidad en un discurso que se caracterizó por la claridad, la precisión y la brevedad de un documento de excepcional calidad política, en que acusa a Occidente por provocar la operación militar en Ucrania y en el que considera que la civilización está en constante torcimiento.

Hoy renace el nazismo en Ucrania ante la complicidad de los países europeos que levantaron las armas contra esa ideología alemana y ahora esconden la cabeza como el avestruz (que nada tiene de casual) por coexistencia o tolerancia hacia la política exterior estadounidense, que siempre ha tratado de desconocer la victoria soviética sobre la Alemania hitleriana. Por cierto, la URSS ofrendó la vida de 27.000.000 o más de sus aguerridos habitantes.

Hace falta estar alerta, siempre alerta, por la consolidación de la paz y el debilitamiento de la amenaza de la guerra o hacia el avance de la carrera nuclear y el crecimiento del peligro bélico.

J. J. Álvarez