Xin chào | ¡Fruto muôn năm!
Que se traduce en lengua vietnamita "¡Viva Fruto!"
Nuestro admirado arquitecto y artista revolucionario, José Fructuoso Vivas Vivas (1928-2022), siempre mostró su admiración por la lucha del pueblo vietnamita frente al colonialismo francés y el imperialismo yanqui, de allí nuestro título de esta columna, que se traduce en tiếng việt, o lengua vietnamita, «¡Viva Fruto!».
Esa admiración de Fruto por Vietnam quedó grabada en un boceto que él hizo llegar al país indochino con el sueño de verlo grabado en un muro de la milenaria capital vietnamita, que en el año 2010 estaba cumpliendo mil años como Hanói o ciudad entre dos ríos.
Como hombre de izquierda y militante de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), en la década de los 60 del siglo pasado, es posible que Fruto se haya inspirado en la cuevas de Củ Chi, un laberinto subterráneo que los guerrilleros vietnamitas construyeron al oeste de Saigón, para entonces capital sureña durante la invasión francesa y luego por la estadounidense, para diseñar, con el comunista español Vicente García Ucejo, la cueva de El Garabato, en un cerro de San Pedro de los Altos, a siete kilómetros de Los Teques.
En el año 2009, Fruto hizo llegar su propuesta artística a la Embajada de Venezuela en Vietnam, para que fuese integrada a un gigantesco proyecto diseñado por la arquitecta y artista vietnamita Nguyễn Thu Thủy, graduada en la Unión Soviética, como un gran regalo para la ciudad capital.
La kilométrica obra, dirigida por Thu Thủy, fue develada un año después, en 2010, sobre el muro de lo que fue el dique de Hanói, bordeando inicialmente la avenida Âu Cơ, al oeste de la capital vietnamita, con la participación de numerosas comunidades indochinas, varios países europeos y dos suramericanos: Panamá y Argentina.
El Mural del Milenio -como fue presentado- creció en ambos sentidos, hasta superar los cuatro kilómetros, por lo cual recibió el sello Guinness, pero siguió serpenteando hasta bordear el centro tradicional de la capital.
En la construcción de la obra, participaron miles de personas, entre estudiantes de arte y una aldea de oficio que masivamente trabajaba la cerámica, ubicada en uno de los márgenes hanoyense del famoso Río Rojo, que recorre al país, de norte a sur. Durante un año, los habitantes de la aldea Bắt Tràng se concentraron en “hornear” los millones de cuadritos multicolores de cerámica, mientras que cientos de estudiantes trabajaban en el armado de los diferentes murales, bajo la mirada de la artista Thu Thủy.
En esa magna obra, grabada sobre cerámica, ha debido estar el colorido mensaje del tachirense Fruto Vivas (1928-2022), donde, con la frase “Vietnam heroico”, muestra su admiración por la lucha del pueblo vietnamita frente a los invasores franceses, japoneses y estadounidenses, entre 1858 y 1975.
Hace tres años, nos encontramos con el camarada Fruto en un acto que le brindara la Cancillería, y le entregamos una tarjeta que elaboramos durante nuestra estadía en Hanói, con la imagen de su boceto, dedicada al pueblo vietnamita, con motivo de la celebración del nuevo año lunar (2012). Pero han pasado 12 años, y allí está el Mural del Milenio, esperando por la obra del guerrillero venezolano, nacido hace 94 años en el Callejón del Verde, de La Grita, municipio Jáuregui, del estado Táchira.
La cueva de Fruto
El lunes 25 de octubre de 1965, las páginas de sucesos de los diarios venezolanos se dieron un banquete, entre cuartillas y fotos, mostrando la cueva “tipo vietnamita”, localizada por la Digepol en San Pedro de los Altos, a siete kilómetros de Los Teques, en un cerro llamado El Garabato, donde por la irrupción de los digepoles, a “plomo parejo”, fue acribillado Vicente García Ucejo, un doctor español que había sido candidato al Premio Nobel de Química.
Camuflada como una granja de pollos, fue localizada la entrada del túnel construido por los jóvenes comunistas: Freddy Pineda (albañil), Ángel Torres Marín, Daniel Fernández Flores, Francisco “Paco” López, entre otros, quienes habían logrado escapar de la balacera, pero capturados posteriormente por el grupo de policías que contaron con el apoyo de los guerrilleros desertores, el falconiano Helímenes Chirino (Negro Pantaleón) y Carlos Núñez Tenorio (Luisito), este último asesinado meses después por el SIFA (Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas), cuando ya no le era útil, según escribió Guillermo García Ponce en su libro Relatos de la lucha armada.
En la gruta, superior a los dos metros de altura, el coronel del ejército David Caraspe, acompañado del director de la Digepol, J.J Patiño, y del jefe de captura, el cruel capitán Vegas, mostró a los reporteros las granadas para fusil Livia-9 y el mortero Dora-57, nombres que recuerdan a las jóvenes guerrilleras urbanas muertas en combate (Livia Gouverneur y Dora Margarita González). Además, en las gráficas aparecen las herramientas, con las cuales el químico García Ucejo y sus asistentes trabajaban tres prototipos de ametralladoras y reparaban diversos armamentos, entre fusiles y pistolas.
El Cuerpo de Ingenieros del ejército venezolano no escondió su asombro ante lo que veían en el taller, cuyo diseño era obra del arquitecto y artista comunista Fruto Vivas.
¡Fruto vive, la vida sigue!
Ángel Miguel Bastidas G.
Fuentes:
García Ponce, G. Relatos de la lucha armada. Vadell Hermanos Editores, 1997.
LINARES, Pedro Pablo. El Garabato. Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), 2011.