Araña feminista | Bordar emancipa

22/05/2023.- El pasado sábado 13 de mayo se inauguró la exposición “Entre hilos y retazos: Cuerpos y Territorios”, de Alejandra Laprea, en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Armando Reverón (Maccar), que se abre así a la amplitud de expresiones y lenguajes que tiene el arte. Se trata de un conjunto de obras de bordado en siete paños, que tienen la unidad de propósito de dar voz hilada a la acción feminista en contra del machismo, el colonialismo, el capitalismo y el patriarcado.

El bordado es y ha sido una tradicional obra femenina, desde hace siglos las mujeres se reunían para bordar, mientras conversaban y reflexionaban sobre la vida y sus derroteros. En la amistad que se cimenta entre los hilos se encontraba la poesía, la idea y también la rebeldía contra el lugar invisible que se asignaba a todo su sexo. De las manos maravillosas, salen las obras de arte con que se visten las mujeres de nuestros pueblos originarios, allí están los multicolores huipiles mayas y mexicas, el delicado encaje que es el ñanduty paraguayo, las polleras peruanas y bolivianas, las arpilleras chilenas. Bordadoras y tejedoras han sido principal sustento de familias y comunidades.

“Bordar no solo es una actividad. Para muchas de estas comunidades, se trata de una tradición mágica, que representa vivencias, costumbres y herencias”, dice la artesana peruana Agustina Pérez. Sin embargo, las puertas de las artes plásticas suelen estar cerradas para estas expresiones, discriminación hacia las actividades de las mujeres y brechas infranqueables entre el arte académico y la artesanía. Hay prejuicios de género y clase muy fuertes en esa clasificación; la plástica, en general, ha sido un espacio cerrado para las mujeres.

El bordado se ha impuesto durante mucho tiempo como una actividad que "contenía las características del trabajo femenino": silencioso, prolijo, atento. Ha sido, en muchos momentos históricos, una herramienta de sumisión de las mujeres. Pero Alejandra Laprea lo ha venido resignificando, con voz política y rebelde. Sus obras parten de lo colectivo, recuerdo las reuniones en la plaza la Candelaria para tejer y bordar. Rebeldes que saben tejer y saben bordar, que bordan lo que quieren para expresar la necesidad imperiosa de una sociedad mejor y más igual, una sociedad libertaria y amable, dibujada por bordadoras emancipadas.

Como sensiblemente lo expresa la curadora de la exposición, Janette Rodríguez Herrera: “Alejandra Laprea borda, medita sobre la vida; entre puntadas crea, explora sus propios colores y sombras”.

Alba Carosio

 

 

 

 

 


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